AMBIVALENCIA

Capítulo 9

Nota: Holaaaaaaa, pardonne moi, hoy solo ambivalencia y ya mañana sweet alpha, que es como esperar la telenovela de la noche jajajajaja.

Gracias totales por leerme... mi kokoro es suyo, soy de ustedes <3

Más allá de lo sexual, estoy tratando de darle algo de profundidad a los involucrados y lo que sienten.

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Los cielos que tiene por ojos, la miran mesurado y con detalle. El cabello umbrío es bonito, muy brillante y cae con gracia sobre los turgentes pechos. La frágil dermis, sin defecto alguno, tersa y rozagante, adecuada para una princesa. En sus mejillas hay calidez, aunque poco color; los ojos grandes como dos perlas aterciopeladas; pero son los labios que al dar una respuesta o formular una pregunta, con esa leve y enigmática sonrisa, atraen las miradas profundas de los hombres; son delicados, sensuales, dulces y parecen exhalar un calor y una fragancia propios de una flor. Hinata es "suave", esa palabra es la más cercana a su descripción. Cuando camina, lo hace con una innata ligereza, como un pétalo de rosa que grácil cae con el viento. ¿Quién en Konoha no gustaría de ella?

Naruto.

Caminan a un bonito restaurante que Hinata le ha indicado. Conversan de esto y de aquello, de todo y de nada. Y en medio de la fluida conversación no puede evitar parangonar a la tímida doncella con el poseedor de sus obsesivos pensamientos. La belleza de Sasuke es disímil a la de la primorosa Hyuga.

Cuando porta la sonrisa torcida que augura algo malo. En medio del campo de batalla, cada que el viento despeina sus lisas hebras negras, despejando las proporciones perfectas de su faz. El tono albo de su masculina piel áspera. El membrudo y vigoroso cuerpo de ninja, dotado de una agilidad envidiable. Los pozos negros, que irradian odio y rencor, vehemencia y pasión, venganza y destrucción, pero principalmente, infinita soledad e inmensa tristeza. La afilada boca, cruel y déspota, atroz e implacable, esa misma que amenazó incontables veces con matarle, esa misma que alguna vez le pidió no abandonar su sueño.

Amaba todo de él, lo bueno y lo malo. Amaba su dolor, amaba su odio, amaba su rencor... Amaba todo, absolutamente todo. Por eso decidió que debía monopolizarlo, porque nadie le amaría con todo y todo como él.

—Na...Naruto-kun—tira de su playera con poquedad—Hemos llegado.

—¿Ah, sí? —rasca la nuca dorada con un gesto bobo, pues sus profundas cavilaciones le tenían en la luna.

Se internan en el local tradicional y deciden sentarse en la fresca terracita del sitio. Ordenan dos platillos distintos y comparten amenamente los alimentos. Tiene que aceptar que la compañía de Hinata es agradable, es relajante y dulce, ¿Por qué no se puede conformar con eso? ¿Por qué demonios ama tanto la tormenta y la tempestad?

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—Buenas tardes, Sasuke-kun—saluda con más confianza que la última ocasión.

Hace un gesto simple con la cabeza—Sakura.

—¿Esta Naruto? —el rostro de la joven, adorablemente teñido de carmín, le hace tirar las comisuras hacia arriba con malicia.

—No—niega parco y continua—Él tuvo una "cita" —y mira fijamente cómo los bonitos ojos de jade se llenan de inquietud.

—¿Ah, sí? —disimula muy mal el malestar que le irruye—Tú...tú ¿Tú sabes con quién? —suelta sin pensar y luego trata de recomponerse—Bue... Bueno es que tengo algo importante que hablar con él.

—Pues, no sé mucho—resuelve inexpresivo—Fue con esa mujer, Hyuga.

—¿Hinata? —se apresura a preguntar sin importar su obvio interés.

El pelinegro asiente seco, solo para observar una vez más el rostro de angustia de la otra.

—Está bien—la femenina faz, ahora está roja de la furia—Gracias, Sasuke-kun, te veo luego.

Asiente, exiguo y en los más profundo de su fracturada conciencia, se siente vil por provocar a Sakura de esa manera. Sabe que lo que acaba de ejercer, es manipulación pura y dura sobre la muchacha. Ha comenzado a perder la dignidad sobre sus propios actos.

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Irresoluta y titubeante, así se siente. Se considera una mujer adulta, pues las experiencias que ha vivido a la fecha le hacen ver que ya no queda nada de la infantil Sakura. Ha estado al borde de la muerte, ha peleado en la cuarta guerra ninja, ha sido aprendiz de la Godaime, se convirtió en una de las mejores ninja médico, entre otras vivencias que le han convertido en una mujer sensata y juiciosa.

Por ello no sabe cómo conducirse ante los ardientes celos que carcomen su pecho. El amor por Naruto, creció de manera gradual, poco a poco y lentamente. Empezó por ese sentimiento amistoso y fraternal, posteriormente dejó de ver al niño idiota para mirar al hombre valeroso. Comenzó a reconocerle como un aguerrido guerrero, un ninja implacable y esa nobleza le termino de robar el corazón. Subsiguiente a reconocerle, comenzó a admirarle, a notar su atractivo, a verle con lascivia, a desearle, y en este punto, la idea de perderle le hace querer morir. Si pudiera regresar el tiempo con la sabiduría actual, definitivamente no despreciaría a Naruto, al contrario, le acompañaría en su escarpado camino, para convertirse en lo que es hoy.

Para de cavilar, cuando llega al lugar donde, de manera intencional, hizo algo que nunca había hecho antes. Busco de manera inescrupulosa el chakra de Naruto. Odiaba haber roto una de las reglas más importantes de su propia ética ninja. No invadir la privacidad de nadie. Ya no había tiempo para arrepentirse.

Recompone su postura y se pasea por la calle de manera casual, donde sabe que el otro está teniendo su cita. Hinata le cae bien, siempre fue así, tan buena y noble, dulce y gentil. Pero si se trata de Naruto, no le piensa dejar el camino libre, ni a ella ni a nadie.

Continuará ....