Capítulo 31

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Nota: Ya ni me lean, no se cumplir mis promesas jajajajajaja

perdón por demorar, hoy tuve un tiempesito y escribí este cap

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Palidez súbita, infinitas ganas de gritar, no obstante, la garganta no logra emitir ningún sonido; un corazón que advierte con escapar del pecho y una boca seca en la que el aire para respirar pareciese hacerse más escaso. Las lágrimas están ausentes, aunque el sentimiento de pánico y angustia amenacen con hacerle caer de los tejados.

La sensación de ser abandonado de nuevo y las crueles proyecciones que le regala su mente, en las que únicamente puede apreciar la espalda de Sasuke perdiéndose a lo lejos, le hacen flaquear.

Ha librado innumerables batallas y nunca había sido presa de tan semejante terror. Pues la muerte es algo usual en el mundo ninja y pese a haber rozado pieles con ella en innumerables ocasiones, no hay comparación con el sentimiento de pérdida que acecha a su corazón.

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El ya común gesto de aburrición y somnolencia, muta en uno que denota destreza y enfoque.

—¿Lo has notado?

El moreno asiente seco, tan o más receloso que el mismo Hokage.

—Algo está muy mal, el chakra de Naruto...

—Es inestable—el avezado hombre completa la frase de su ayudante—Y oscuro...

—Sakura está con él.

Ambos asienten con inusitada compostura, tanta que resulta agobiante y en un acuerdo silencioso el ninja se precipita rumbo a la fuente del problema.

—¿Qué pasa contigo Naruto? —murmura grave y aprieta los dientes como pocas ocasiones, en un visaje de frustración, pues por vez primera, maldice que el Hokage tenga que permanecer siempre en su sitio—¿Qué demonios está pasando?

Sabe e intuye que dicho escenario solo puede estar relacionado con Sasuke en su totalidad, ya que solo este tiene la capacidad de provocar esta clase de variaciones en el chakra del héroe de Konoha y en sus emociones también.

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En la castigada vida de una kunoishi, escenarios donde la misma existencia no está asegurada, no son tan extraordinarios, al paso de las experiencias se vuelven habituales.

Instantes de desmedida desolación y tristeza han marcado su camino ninja. El primer golpe de realidad con el que se comenzó su metamorfosis a mujer, dejando atrás la pueril infancia, fue el día que Sasuke se marchó por vez primera y el segundo embate vino aquella vez en que le hallaron en la guarida de Orochimmaru, supo entonces que, de su malhumorado primer amor, quedaba poco. Posterior a esas situaciones, llegaron otras tantas que fueron endureciendo su femenina piel, creando un escudo para cada batalla emocional que le tocaba enfrentar.

Pero justo ahora... Ese escudo es inane.

Nada ni nadie le ha preparado para vivir aquello...

Y le resulta, por mucho, lo más doloroso que ha experimentado...

La calidez añil, ya no lo es más. La mirada, denotando desprecio y abominación, le lastima cuál daga hundiéndose en su corazón enamorado.

Preferiría mil veces ser abatida en batallas por el enemigo, antes que sentirse repudiada por el hombre que ama.

Nunca se había sentido tan pequeñita y sabe que merece ser la receptora de los hirientes sentimientos que a ella van dirigidos.

—Sabías de esto...—no se lo está preguntando, lo está asegurando—Y lo permitiste...

—Naruto...—quiere explicarle que se ha arrepentido al último momento, pero ya era demasiado tarde, no obstante, sus palabras no fluyen en virtud del pesar de su conciencia y los gélidos orbes que le tienen congelada.

—¡¡¡¡Habla!!!!

—¡Perdóname...! —consigue verbalizar con extrema dificultad—Si pudiera regresar el tiempo yo...

—Sakura....—el tono es despiadado y poco íntimo—Me traicionaste...

Y las palabras le atraviesan cruelmente, sin embargo, sabe que todo va peor, cuando el chakra del rubio comienza a ser visible y se torna más violento de lo que nunca ha presenciado.

El suelo en el que ambos están parados se va agrietando con extrema facilidad. Sabe que está en peligro, pues el rostro desquiciado de su amigo se lo deja claro. Naruto está fuera de sí, como nunca antes...

Es por inercia y mero instinto que da algunos pasos en los que retrocede su camino, cuando el otro comienza a acercarse con una lentitud aterradora. El rostro es umbrío y evidencia nula expresión.

Las piernas pálidas se tambalean, amenazándole con hacerle caer. Se ha entumecido en su sitio, cuando finalmente le tiene de frente y le desconoce en lo absoluto.

Naruto le odia y lo sabe porque la mano fuerte y tremulante del colérico ninja, se ha comenzado a levantar y tiene como único destino..., el cuello femenino.

Los cerúleos orbes anubarrados por el encono y la ira, le miran sin consideración alguna.

Cierra los ojos con fuerza y resignación, tan pronto como su garganta es estrujada sin sensiblería.

Las lágrimas manan cuáles cascadas tibias, terminando su cruel recorrido en la muñeca atroz que le corta el aire con saña. Y este aciago llanto, no es porque tema su destino, sino porque su verdugo, es probablemente la persona que más quiere en la vida.

Está lista para abandonar la consciencia y perecer de esa inclemente manera, hasta que su laxa anatomía impacta sobre la superficie agrietada. Y al levantar la vista, las extremidades del poseso ninja de Konoha, son controladas, por lo que reconoce como el justu posesión de sombra.

—Basta Naruto—enuncia seco y perezoso, no obstante, sabe que su justu durara apenas unos cuantos minutos, pues es el hombre de la profecía de quien estamos hablando.

La respuesta del otro es un gruñido y al calculador moreno no le toma mucho tiempo dilucidar que Naruto no está siendo controlado por el chakra del zorro, pues hace tiempo que esto ya no representa un problema, son sentimientos probablemente reprimidos que han estallado en su interior, los que le han hecho perder todo control de su raciocinio. Deduce entonces que dicho suceso sin precedentes, solo puede tener el nombre de Sasuke Uchiha y confirma su teoría cuando intenta rastrear el chakra de este, y no lo logra.

—¿Qué está pasando Sakura? —indaga jadeante, puesto que la sensación de que su chakra comienza a debilitarse intentando detener al rubio, se hace presente.

Coge su propia garganta y acaricia las enrojecidas marcas de los dedos ajenos. Aun en estado de shock, intenta con toda la firmeza de su voluntad responder al interrogatorio del asistente del Rokudaime.

—Sasuke...Sasuke se ha ido...—y repetirlo le causa infinito tormento.

—¿A qué te refieres exactamente?

—Nosotros usamos un jutsu prohibido...—no logra controlar el llanto pletórico al recordar su egoísmo—Y Sasuke...Sasuke fue absorbido por un agujero negro...

Y es en ese justo instante, en que, con suma facilidad y tras escuchar las palabras de la chica que han conseguido enfurecerle más, la sombra del justu de posesión, es derogada.

—Demonios—el habitualmente perezoso ninja susurra enfocado y nervioso a partes iguales.

El día había iniciado sublime. Esa mañana, escapo de sus responsabilidades por un pequeño rato y miro las nubes como cada día. Para Shikamaru, es ese el mayor placer que le puede dar la vida. Observar como todas ellas son diferentes, en formas, matices y orden. Por todo aquello, ahora le parece irónico encontrarse ante una situación que, más que inesperada, podría suponer un parteaguas en su corta vida ninja. Intentar detener a un inestable y probablemente roto Naruto.

Continuará ....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora