Capítulo 22

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Nota: Ola de mar, perdón por el abandono pero no quepo en mi misma de tanto trabajo, quiero volver a ser niña jajajajajaja

te quiero mucho. 

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—Imbécil, ¿qué...? ¿Qué haces? —tartajea tremulante y el recelo tiñe su voz, y no es que no hubiese imaginado la posibilidad, simplemente nada prepara a un Uchiha para eso.

—Relájate Sasuke...

Su cuerpo se congela y no sabe cómo reaccionar. Ha cometido actos imperdonables a lo largo de su vida, ha sido cruel y despiadado, se ha enfrentado a enemigos letales y ha estado cerca de la muerte en más de una ocasión, pero justo en ese momento... Tiene miedo. La adrenalina que le asalta no es similar a la de estar en batalla, es completamente diferente. La excitación y la aprensión, el deseo y el desdén, como se ha hecho habitual, las ambivalentes emociones conviven y le irruyen con fuerza.

En contraste a las nebulosas emociones del Uchiha, Naturo está hechizado ante la realización de su utopía soñada. La lascivia le consume, no obstante, hay más que un deseo banal, es tenerle en sus manos no solo físicamente sino en espíritu y mente. El mismo comprende que en ese momento, el inerme ninja pelinegro haría cualquier cosa que le pidiese, aun con todas sus dubitaciones.

Por instinto reflejo cierra las piernas con fuerza, cuando los impertinentes dedos del rubio acarician su orificio con ansias. Este gesto hace al otro soltar una risita malosa y burlesca. Con ímpetu y firmeza separa las tiesas piernas atléticas y continúa aplicando más presión contra el fruncido agujero.

La oscilación pintada en los ojos oscuros le enternece y sin dejar su actuar, busca los labios ajenos con gentileza, sorprendiendo al agraviado en el proceso. Su corazón palpita ante los movimientos cálidos de los labios del ninja rubio. Un beso que es carnal y afectuoso a partes iguales.

Rozan las pieles ásperas de sus bocas masculinas, ambas respiraciones calientes cosquillean en sus rostros y se toman el tiempo necesario para probar cada milímetro de la cavidad contraria.

Esto ha relajado al moreno dejándose llevar por la vorágine de placenteras sensaciones. Un beso más explorador e impúdico le hace ignorar que un largo dedo medio entra y sale de su expuesto esfínter, acariciando sus enrojecidos pliegues. La tibia lengua del héroe de Konoha se interna violenta en la cavidad ajena, danzando con su compañera y mezclando sus salivas, el suspiro tembloroso que Sasuke suelta sobre los labios del otro acompaña al segundo dedo que ahora se interna en el dilatado recto.

Un cosquilleo y el palpitar de su hirviente carne le llena de ansias ante la expectativa. Quiere ser llenado a la brevedad.

—¡Aghht! —un gemido vergonzoso resuena inevitable cuando la yema de unos de los dedos que penetran su culo, ha alcanzado su próstata y la sensación ha sido como una explosión de fuegos artificiales en su interior.

—Mira qué sucio eres—el susurro procaz en su sensible oído acompañando a las embestidas le hace querer correrse nuevamente y su única mano se aferra a la espalda de su compañero con ímpetu.

—Na...Naruto—los ojos azules detallan a profundidad el hermoso rostro avergonzado. Sabe lo que el ex vengador le quiere pedir, pues su cadera se ha comenzado a balancear con vida propia, aunque su aún existente orgullo no le permite pedirlo abiertamente.

Otro largo dedo se une a la ecuación con la intención de hacerle rogar por lo que quiere. Necesita hacerle ceder antes de que el mismo pierda el control y deje en evidencia la necesidad que siente por tenerle. El deseo le hace bullir como lava ardiente, no obstante, no debe dejar que Sasuke le dé por sentado.

—¡Solo hazlo! —el suplicante alarido que ha soltado le hace taparse los ojos con el antebrazo con timidez.

Sin más dilaciones, Naruto le levanta del suelo y le avienta en la cama con ímpetu. Se detiene al pie de esta a observarle y vuelve a constatar que su pecho enardece con locura como cada vez que le mira. Todo en él, raya en la perfección o al menos a su corazón enamorado, así le parece.

Los músculos fibrosos, producto de una vida de arduo entrenamiento, recubiertos por la áspera piel nevada y pequeñas cicatrices repartidas por toda la extensión de su torso. Las piernas abiertas obscenamente y el resuello de su respiración agitada. Un hombre tan fuerte y a la vez indefenso. Tanto tiempo persiguiéndole y ahora yace en la cama, de esa forma tan indecorosa. Todas estas cavilaciones hacen estallar su libido y como el más grande de los cazadores, se lanza sobre su presa.

Le acaricia con codicia y le besa una y otra vez, disfrutando de su obediencia, ¿Cómo podía ser tan fiero en combate y tan tímido en lo carnal? Le gustaba más y más a cada nueva fase que descubría.

Con impaciencia y sin que el otro lo espere, le toma por las piernas y en un movimiento poco delicado las coloca sobre sus hombros. El sendero de besos y las caricias ambiciosas se deslizan por sus pantorrillas arrancándole suspiros temblosos y un gran respingo le hace tensarse cuando la punta húmeda del miembro erecto presiona su esfínter, se muerde los labios con fuerza cuando el enhiesto órgano comienza a abrirse paso por su carne previamente dilatada. Las punzadas dolorosas viajan desde el orificio invadido hasta la parte baja de su espalda. Aprieta la sabana y una atípica mezcolanza de dolor y placer se dibuja en su obnubilada faz.

—Ahh—jadea cuando la temperatura hirviente envuelve su falo y sabe entonces que sus eróticas fantasías no tenían comparación a la realidad que vivía en esos momentos—Sasuke....—le llama extasiado ante las deliciosas sensaciones que se expanden por cada terminación nerviosa de su anatomía.

Sin demora y cediendo al instinto, comienza con el apasionado vaivén sobre el cándido cuerpo de su compañero y rival, quien ha tapado su boca para no emitir los gemidos dolorosos que quiere gritar, porque de alguna manera ha encontrado un punto de satisfacción en los embates rudos de Naruto.

Se aferra a sus piernas y le penetra profundo como si su vida dependiese de ello, como si de un momento a otro se pudiese diluir entre sus brazos. Muerde su lengua con afán, pues teme que un "te amo" pueda escapar de su boca en virtud a la abrumadora espiral de sentimientos que le irruyen con vehemencia.

Continuará ....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora