Capítulo 29

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Nota: holaaaaaaa amistadessss

pues aquí otro cap de este fic y como que darle esa secuencia toxica que ya llevaba, me esta costando.

te quiero mucho. 

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Que me ayudes a desaparecer...

El trato hacia el moreno continúa siendo hosco, no obstante, ha bajado un poco la guardia, pues la petición le parece por demás insólita.

—¿A qué te refieres con desaparecer? —indaga levemente recelosa—¿No te referirás a...?

La sonrisa de medio lado sulfura a la muchacha—Aunque quisieras no podrías infligirme daño físico... Me refiero a desaparecer... de su vida.

—¿Qué estás tramando, Sasuke? —le hiere el orgullo saber que alguien inferior en toda regla le cuestiona de esa manera tan atrevida, sin embargo, se contiene—¿Acaso planeas desertar de nuevo?

—Esta vez... Mi fin no es egoísta...

El ninja mira al suelo en un visaje que impresiona a la médico y la única conjetura a la que llega, infunde en ella emociones contrariadas. Simplemente, su mente no puede proyectar escenario posible donde el otro tenga sentimientos totalmente límpidos por alguien más.

—¿Cuál es el fin entonces? —las cejas rosas se encuentran en el entrecejo en un fruncir muy marcado—¿Volver a atacar Konoha?

Sus músculos se tensan ante el enojo que le supone ser cuestionado por la joven, pero entiende que no es momento de agrandar la gran brecha que se ha formado entre ellos.

—Es por el bien de Naruto—verbaliza estoico.

La mujer desacredita lo que escucha y su conjetura vuelve a tomar fuerza. Da la espalda al vengador y comienza a caminar por la estancia, cuál león enjaulado.

—Aunque...—hesita ante su propia decisión—Aunque te ayudase... ¿Cuánto tiempo crees que le tomaría encontrarte?

—Tengo un plan y para ello tu ayuda es esencial...

—Habla...

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¿Qué sigue ahora?

Desde hace varios días, la misma interrogante le asalta una y otra vez. ¿Es hora de acabar con el juego que le ha llevado hasta esa situación con el ninja vengador?...

No quiere vivir de ese modo para siempre, en una eterna espiral donde la constante es tirar y aflojar. Si bien ha llegado a concebir que lo que tiene con Sasuke nunca será normal, a veces codicia una vida donde pudiese comenzar de cero a su lado, como si de personas normales se tratase y no de un par de ninjas que han adolecido la crudeza de la realidad en sus existencias desde infantes.

Naruto aprendió a acarrear ante los embates de la vida, esa eterna sonrisa en el rostro por la que todos le conocen, sin embargo, lleva años hundido en una profunda depresión, que si no fuese por los fugaces momentos a lado del que considera lo único que le ata a este plano, posiblemente hubiese desistido de su propia existencia. ¿Pero es que quien no quedaría traumado tras tantos sucesos anormales desde su niñez? Iniciando por el hecho de poseer una bestia en su interior, la cual nunca pidió y finalizando por ese amor obsesivo que lleva años anidando dentro de sí y que al pasar del tiempo no hace más que hacerse más grande y más turbulento.

Camina distraído y busca las calles menos transitadas de la aldea, pues no se siente de ánimos para mantener la ficticia alegría con la que los demás le conocen y las recientes emociones le han desgastado tanto que jura sentir su chakra lo suficientemente disminuido como para saltar por los tejados. A estas alturas ni el mismo puede creer que le ha comenzado a parecer prometedora, la idea de abandonar la habitada Konoha a lado de Sasuke e ir a un nuevo sitio donde nadie les conozca.

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Siente el cuerpo caliente y transpira por todos los poros, nunca había estado tan nerviosa, ni siquiera cuando Obito y Madara estuvieron a punto de cargarse al mundo ninja y todos dieron el mil por ciento en la batalla en la que llego a pensar que, sería la última.

Se interna en el habitáculo con el corazón a punto de estallar y el pensar que todo lo hace por amor, le hace sentir un poquito menos culpable.

Ha llegado a aprender tanto y de los mejores, que inclusive los ANBU que custodian el área, le reverencian, pues tanto ella como los ninjas de su generación, tienen el respeto de toda Konoha y ni hablar de la manera en la que veneran a Naruto. Sabe que se está aprovechando de su posición para caminar tan tranquila por el restringido sitio, aunque por dentro esté hecha un mar de confusión y temor.

—Buenas tardes, Sakura-san—la bonita e intelectual mujer le mira fulgurosa.

—Buen día, Atami—con mucho esfuerzo le regala una sonrisa amena, como hace cada rara ocasión en que acude al sitio.

—¿Estudiará nuevos justus médicos el día de hoy? —indaga inocente de las intensiones de la otra.

La mujer asiente y sin más dilaciones de por medio, continua por el largo pasillo que guarda los diferentes pergaminos a los que pocos tienen acceso.

Advierte los latidos de su pecho trepando por su garganta, cuando pasa de largo la habitación que contiene acceso a los pergaminos médicos y camina largos pasos hasta la estancia que guarda celosamente, los justus prohibidos. Y su mente rebobina esa ocasión en que, tan solo siendo un niño, Naruto logro robar uno de los pergaminos prohibidos. Tan idiotas que fueron todos subestimándole, incluyéndose ella misma por supuesto.

Abre la puerta sencilla y esta emite un rechinido que rompe el silencio crispándole los nervios aún más. Recorre los escasos estantes y encuentra el que Sasuke le ha indicado. No quiere ni pensar en cómo es que el otro sabe la ubicación exacta. No le toma mucho tiempo hallar lo que busca y con las extremidades temblorosas, coge el papel enrollado y lee los kanjis finamente grabados sobre el papiro.

—Jutsu disolución del alma—susurra titubeante y las sencillas palabras, hacen que todos los vellos de su cuerpo se ericen en un hórrido escalofrío.

Lo guarda entre sus ropas y procede a salir tan normal como ha entrado.

Ha avanzado unos cuantos metros lejos del complejo y suelta la bocanada de aire que en sus pulmones se había guardado.

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Ha decidido dormir en el suelo de la habitación, puesto que no quiere presionar al moreno. Comprende que los temas sexuales son algo nuevo para el otro, y aunque también son algo nuevo para él mismo, supone que no es lo mismo dar que recibir. No divaga más y cierra los ojos para entregarse al sueño.

La sensación de un cálido torso desnudo, pegándose contra el suyo, le hace despertar lentamente. Debe ser una maravillosa utopía, un sueño sublime donde ha sido el cuerpo pálido el que ha buscado su calor tomando la iniciativa. Y la mano de largos dedos se pasea curiosa por su espalda, a la vez que los labios ajenos acarician los suyos con inquietud. Y en medio de la somnolencia, intenta seguir con su papel, donde esas caricias no le causan tanta satisfacción, pero no puede más, decide dejar esa mala actuación de lado, al menos por esa noche y darse por completo a ese psicótico amor que tanta destrucción causa en su interior.

Y si Naruto hubiese sido criado en un ambiente indemne y sin hostilidad desde su nacimiento, podría haber desarrollado la suficiente inteligencia emocional, para darse cuenta de que tanto afecto sin reservas proveniente de alguien tan roto como el ninja de la luna, no podría augurar nada bueno. Por qué esa noche Sasuke se estaba despidiendo.

Continuará... 

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora