Capítulo 10

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Nota: Disfrute tanto escribir la parte final de este capitulo, que quise llorar al final, no es que sea la gran cosa, pero los sentimientos son bastante reales. 

Los te quiero mucho. Soy de ustedes. 

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—... Y de repente aparece Kiba derramando todo sobre la cabeza de Akamaru'ttebayo jajajajajajajajaja—y cuando le escucha, Hinata piensa que Naruto es la persona más graciosa e interesante del mundo, porque así le idealiza su enamorado corazón.

—Eso es muy divertido Naruto-kun—ríe sincera en una expresión lábil y preciosa, cuando mira que el plato de carne del áureo, ha quedado vacío. —Yo... Yo no quiero más, puedes tomar mi parte. —procede a arrimarle su porción.

El otro, sin dudarlo, la coge para comenzar a tragar—Gracias Hinata—enuncia con la boca llena.

Súbitamente, el rubio se incorpora entusiasta meneando la mano con energía, provocando que la comida se mueva sobre la mesa por la agitación.

—¡Sakura-chan!, ¡Sakura-chan! —grita sin vergüenza—¡Por aquí!, ¡Por aquí!

La doncella Hyuga, vira la cabeza hacia la dirección donde el otro señala y mira a la mujer, quien pasaba justo en la otra acera. Espera que la chica responda al saludo y siga de largo, pues si bien le considera su amiga y le tiene una estima real, la verdad es que ese día había sido planeado cautelosamente para salir con el hombre que amaba y seguir ganando terreno. Lo que la inocente muchacha no espera, es que la otra atraviese la acera y se acerque a ellos.

—Buenas tardes, chicos—les saluda amable.

Hinata reverencia levemente con educación y Naruto se apresura a seguir la conversación. —¿Qué te trae por aquí dattebayo?

—Oh, pues yo solo...—dentro del ajetreo emocional que vive, no se ha detenido a pensar en una buena excusa, por lo que carraspea para aclararse. —Pues yo solo me quede de ver con alguien, pero no llego—se encoge de hombros con falsa resignación.

En un ágil movimiento, Naruto ha colocado otra silla en la mesita de la terraza. —No te preocupes Sakura-chan, puedes sentarte con nosotros.

—Por favor,no quiero molestar chicos—verbaliza con ingenuidad ficticia a la vez que sacude las palmas en negación.

—No digas eso Sakura-chan—dibuja un mohín infantil—No hay problema ¿Verdad Hina?

La morocha se apresura a contestar con una gran sonrisa, aun en contra de sus propios deseos, tan pulcra y sin carácter, como le han educado. —No... No hay ningún problema.

Durante escuetos segundos, la culpabilidad se adueña de la conciencia de Sakura, pues admite que Hinata es demasiado buena, pero ¿Qué puede hacer?, ella también merece luchar por el amor del hombre que quiere.

La cita de dos, se convierte en una típica salida amistosa, cumpliendo así con el plan principal que había fraguado la ninja médico. La tímida Hyuga es incapaz de mencionar o reclamar algo al respecto, por lo que, al poco rato, ambos muchachos se despiden de Sakura, ya que Naruto se ha comprometido a llevarle a casa.

—Gra...gracias Naruto-kun—tartajea mirando al suelo, pues se ha arrebolado— Me la pase bien—miente convincente, pero al menos se ha dado cuenta de que el camino para llegar al hombre que anhela, no será pura fantasía, y que habrá más obstáculos en el camino de los que imagino inicialmente. Porque si bien Hinata no tiene malicia, sus sentimientos son lo suficientemente válidos como para pelear con quien sea por el amor de Naruto.

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Deambula a su casa y cavila profundo en paso tan calmo que le permite ir pateando piedras en el camino. En la vorágine de su locura, por la que cada día desciende más, aún quedan resquicios de conciencia.

Quiere mucho a Hinata y quiere aún más a su amiga Sakura, por más idiota que parezca, discierne por completo la situación de hace un rato. Es claro que Sakura estaba ahí de manera totalmente intencional y en un acto de total dolo, la ha usado para poner un poco de distancia con la chica del clan Hyuga. ¿En qué momento le dejo de importar pasar sobre todo y todos para lograr tener a Sasuke como él quiere?... Sasuke es el único deseo egoísta que ha tenido en la vida, no es un simple capricho, se ha convertido en la razón de su mera existencia.

A la fecha, aún intenta dilucidar el momento preciso en que se anidó ese retorcido sentimiento en su corazón. Exploto después de la cuarta guerra ninja, pero ¿siempre estuvo ahí? Sí, probablemente desde el inicio. Rememora también el día en que dijo a Itachi que siempre buscaría el equilibrio, al salvar al pueblo sin matar a Sasuke. Hay parte de verdad en ello, pero también es más real que...

Si él tuviese que elegir en Konoha y Sasuke, al final siempre seria Sasuke, una y otra vez, se odia tanto por ello. Eso no es lo que sus difuntos padres esperarían de él, pero eso ya ni siquiera le importa...

En un acto de descontrol emocional cambia el rumbo de sus pasos y sigue otra dirección muy distinta a la original.

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Ha contenido su chakra de manera anticipada. Se interna en la propiedad burlando a los anbus como si fuesen niños de academia. Astuto y hábil se desliza imperturbable hasta ubicar la estancia que deliberadamente busca. De un momento a otro ya ha entrado y contiene el aire cuando le mira dormir en la oscuridad. Da tres pasos más hasta ubicarse junto a la cama.

La quietud contenida en la faz albina, la imperfecta serenidad, tan falsa... Quien le viese no se imagina que su mente está totalmente trastocada, al igual que la suya misma.

La belleza del cuerpo inerte y su acompasada respiración, Sasuke es lo más hermoso que ha visto, no lo piensa desde ahora, lo piensa desde siempre... Desde que iban juntos en la academia.

El rostro maduro, pero igualmente esculpido por Eros, el rostro que alguna vez fue aniñado y al que le robaron el infantil gesto, cuando violentaron su alma a la corta edad de siete años, dejándole caer en la realidad de este mundo cruel.

Desearía tanto amarle limpiamente, de manera "ordinaria", desearía conquistarle como lo hace la gente enamorada, poder tocarle a su antojo y recibir su afecto a cambio... Pero comprende que su amor jamás será así, su amor siempre será condicionado al dolor, porque esa es la manera en que los dos aprendieron a entenderse desde siempre. Para él no hay otra opción más que hacer sufrir en el proceso al dueño de su turbado corazón.

Se acuclilla con la ligereza de una pluma y alarga la mano hasta topar suavemente la dermis macilenta con las ásperas yemas de sus dedos, es la primera vez que le acaricia, desliza los dedos por la mejilla de manera tenue, casi sin tocarle. Las pestañas rubias que abanican la desolada mirada de cielo, se han humedecido un poco... Porque amar de esa manera duele mucho. Roza pausadamente la forma de la nariz afilada y detiene su dedo a las afueras de las fosas nasales, para sentir el aire calientito que estas emanan cuando respira, ríe poquito por las cosquillitas que acarician su dedo.

El fervoroso corazón cesa su latido, cuando los orbes de agua colisionan con los de carbón, que se encuentran bien abiertos y le miran de una forma indescifrable y curiosa. La boca color durazno se abre de manera poco refinada ante la sorpresa que se ha llevado. Ninguno de los dos se mueve, solo se miran.

—¿Termino tu cita? —susurra en el ambiente de secretismo que se ha instaurado en medio de la seductora obscuridad que les rodea.

—Si...—replica en el mismo tono y la mano bronceada sigue posada sobre la pálida faz.

—¿Te gusto la sorpresa que te envié? — y la manera en que el rostro se inclina un poco para buscar más contacto con su mano, le hace suspirar tembloroso.

—¿Tu... Tu enviaste a Sakura? —indaga en un hilo de voz, pues esa actitud en Sasuke, es demasiado para él.

—Sí, lo hice— en la negrura de la noche, distingue una sonrisita retorcida que afecta su enamorado y obsesivo corazón. 

Sasuke es el principio y Sasuke es el fin ...y aun hundido en la mas profunda miseria humana, va a seguir adorándole.

Continuará ....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora