Capítulo 7

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Nota: ayyy perdónenle la vida a esta humilde campesina jajajajajajaja, no había actualizado por que escribi el capitulo y se borro solito, y pues ya lo hice otra vez aunque no resultó como había quedado el original, la insipireishon no fue la misma.

Hay problemas con las notificaciones, a ver si esta vez sí avisa. 

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Menos como tú...

Menos como tú...

Menos como tú...

¿Naruto le acababa de rechazar indirectamente?

¿El idiota cree que él no puede gustarle?

Ya se iba a enterar...

Una sonrisa altiva levanta una de las comisuras de los delgados labios, su orgullo acaba de ser cruelmente ultrajado. ¿Entonces Naruto no lo consideraba lo suficientemente atractivo para gustar de él?... esto ya era una ofensa de índole personal.

Sin saber muy bien que hacer y únicamente guiándose por mero instinto, posa los ojos de carbón en la retadora mirada azul de manera penetrante. Buscaría cualquier rastro de excitación en la faz de caramelo, y así demostraría que él podría gustarle a cualquiera. Con la característica sensualidad felina, desliza su mano por sobre la ropa y sin rastro de pudor posa la palma en el abultado miembro. Suspira tembloroso y continúa con su faena, frota esa palma de arriba hacia abajo en un ritmo lento y pausado. Jadea despacito y mantiene el contacto visual, su ego es pisoteado cuando mira al otro lanzar un bostezo al aire.

En ese momento se cuestiona ¿Por qué está llegando tan lejos por algo tan estúpido como eso? ¿Por qué le molesta tanto no resultar atrayente para alguien tan idiota como Naruto?, no encuentra la respuesta y decide continuar aun a sabiendas de que la situación es absurda.

Introduce su mano temblorosa bajo el boxer y gime erótico cuando siente el delicioso contacto de la piel fría contra el caliente y goteante miembro. Él nunca se ha tocado y disimula los nervios que le causa su inexperiencia aunada al escrutinio de los orbes azules. Lentamente, se comienza a olvidar de los porqués y se pierde en el ahora. Deja de frotar y toma el enhiesto falo por la base, aprieta un poco, ya ni siquiera le importa que inconscientemente se ha bajado levemente la ropa interior, liberando la maravilla que en esta se anida. Esparce su lubricante natural por toda la firme extensión en un movimiento lascivo que le hace morderse los labios para acallar los gemidos que quiere soltar.

Por su parte, Naruto siente la sangre caliente bullir en su interior. Su respiración es pesada y lamenta haber impuesto ese estúpido reto. Muere por quitar la mano masculina de los genitales ajenos substituyéndola por la suya. Con un titánico esfuerzo mantiene el rostro burlesco, aunque el tono carmesí de sus carillos delata la lujuria que se arremolina en su interior, especialmente en su bajo vientre. Sabe que no es el momento para tomar posesión de su preciada obsesión, eso será más adelante, y cuando ese momento llegue... no tendrá piedad.

Sus libidinosas fantasías no tienen comparación a lo que sus nublados ojos presencian en ese momento. El altivo Sasuke Uchiha se ha perdido en la espiral de la obscenidad. Le ha dejado de ver a los ojos y su cabeza cuelga hacia atrás mientras su mano se mueve rítmica sobre su carne caliente.

Toma la obnubilación del otro, para detallar el miembro viril ajeno sin tapujos. Es más perfecto de lo que en sus tórridos sueños llegó a creer. Las venas resaltan por sobre la piel de tono albo, la endurecida virilidad está coronada por vellos púbicos de un negro brillante, tan intenso, esto le causa un morbo inexplicable, imagina enterrar su nariz sobre estos y aspirar hondo hasta llenar todos sus sentidos del exquisito aroma a sexo que deben desprender. Siente su propio pene palpitar necesitado cuando observa como los largos dedos blancos brillan por la humedad que se esparce por toda la dureza.

El eminente clímax se aproxima, lo adivina porque no puede parar de mover la pelvis contra su única mano, se retuerce de placer ante su primera experiencia masturbatoria. Y al sentir que la electricidad se amontona en su vientre caliente, vuelve a conectar miradas con el rubio, entonces por unos cuantos segundos encuentra la expresión sexual que estaba buscando; las pupilas de los orbes azules están dilatadas al doble de su tamaño natural, la mandíbula varonil se nota levemente caída y ni hablar de las notorias mejillas rosas, características que pasarían desapercibidas para cualquier persona, pero no para el poseedor del sharingan, aunque el idiota las haya tratado de ocultar. Con esta reciente imagen mental, las oleadas placenteras se acrecientan haciéndole sentir que llega a la cima de una montaña, la presión aumenta y comienza a liberar su tibia semilla mientras las contracciones se extienden por su esfínter y uretra finalizando en su miembro. La potencia ha sido tanta que salpica su barbilla y una repentina debilidad le ataca dejándole caer sobre el colchón.

El resuello y los espasmos del reciente orgasmo comienzan a ser amainados. Una vez que la mente se ha aclarado, la realidad le cae encima. Lentamente, vira su cabeza y encuentra los luceros índigos mirándole vehemente, pero sin expresión alguna. Como si lo que acababa de ocurrir, no hubiese pasado y todo hubiera sido producto de su pervertida imaginación. Frunce el ceño ante tal indiferencia, que de antemano sabe que es falsa. ¿Naruto lo toma por estúpido?, ha hecho el ridículo solo para que el otro no acepte que él puede llegar a gustarle.

Está a punto de incorporarse y estrellarle un puñetazo en la risita guasona que el otro ha puesto, pero sus intenciones se cortan cuando el zorro toma la palabra.

—Si ya terminaste —se lleva la mano a la boca para tapar un falso bostezo —Me voy — el áureo se incorpora y estira su cuerpo despreocupadamente, para desperezarse.

Aprieta los dientes ante la actitud de Naruto, se siente pisoteado y sobajado por el que alguna vez fue el niño menos querido de Konoha. ¿Tan poco valía su existencia para humillarse el mismo? ¿Ya ni Naruto lo miraba de igual a igual? Empuña la mano en señal de frustración y siente la ira hervir en su interior como lava ardiente. El rubio, quien está a punto de abrir la puerta y retirarse triunfal, siente cómo su espalda es estampada con el muro más cercano, arrancándole un alarido de dolor.

—¡¡¿Qué te pasa bastar...!! —no logra terminar, pues su boca es tomada agresivamente en un beso torpe e inexperto. Los labios de su amigo le recorren con desesperación, producto de su ego herido. Le muerde y él se deja hacer, le gusta cómo esa lengua húmeda y violenta, entra en su cavidad caliente, recorriendo y mezclando sus salivas. Le causa un placer indescifrable como sus dientes chocan haciéndole sangrar. Deja que el otro descargue toda su rabia en ese beso y una vez que termina, Sasuke se aleja para mirar su reacción.

Con toda parsimonia se limpia la sangre con el dorso de la bronceada mano y le mira desafiante —Sigo prefiriendo a las mujeres teme —verbaliza sencillo y sale de la habitación dejando al Uchiha sintiéndose como basura, por haber caído tan bajo. 

 Continuará... 

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