Capítulo 18

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Nota: Holaaaa, he andado bien corta de tiempo :(, pero ahorita puje y puje hasta que di a luz este capítulo jajajajaja. 

 Los te quiero mucho. Duerman sus ocho horas, no se desvelen y tomen mucha agua jajajaja. Es en serio. 

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Tiene que admitir que ambas féminas eran más hábiles de lo que memoraba y mentiría si dijese que no estaba fascinado por la capacidad de trabajo en equipo y coordinación de las jóvenes. Ellas contaban con la madurez suficiente para dejar de lado sus sentimientos, trabajando objetivamente y con la cabeza fría. Mujeres hermosas, valerosas, fuertes y con el corazón limpio ¿Quién las podría merecer? Él no era meritorio de los sentimientos que le pudiesen profesar y lo más importante de todo, su trastornado corazón, así como su alma y su todo ser, estaban lejos de ese lugar.

En iteradas ocasiones, en esos periodos fúnebres, en esos momentos en los que la lucidez golpeaba su condenada conciencia, se culpaba a sí mismo por la infelicidad de su ser amado. Se despreciaba y repudiaba por no haber ayudado al ninja vengador a reintegrarse a una vida normal, se odiaba por haberle quitado la oportunidad de llevar una vida ordinaria y formar una familia, pero tal y como esas ideas llegaban, de esa misma manera se diluían, siendo cubiertas por emociones enrevesadas. Celos, codicia y egoísmo se entreveraban haciéndole caer por la larga bruma oscura en la que el único objetivo era poseer a Sasuke al precio que fuese necesario, aunque en ello se le fuese la vida e inclusive había ocasiones en que sentía que tenerle no sería suficiente, que nada sería suficiente. Su avaricia y afán no era un asunto únicamente sexual, su deseo iba más allá de todas las cuestiones insustanciales, él anhelaba la vida de Sasuke, ansiaba su sometimiento y el control completo de su voluntad.

—Byakugan—la entonación es susurrada, pues los enemigos se ubican a escasos metros.

—¿Lo tienes? —indaga concentrada.

Asiente juiciosa y continúa aplicando su técnica—Cargan el pergamino en la bolsa del líder y los demás cargan réplicas falsas.

—Bien—deja sus imprudentes cavilaciones de lado y presta total atención a la misión—Tenemos que seguir el rastro, aún debemos saber a dónde se dirigen y a quien piensan entregarlo.

Las ninjas están de acuerdo con el plan del rubio y prosiguen con el cauteloso espionaje. Se han turnado de a poco para dormir lo más que pueden, cuando el enemigo descansa igualmente.

Se han alejado algunos kilómetros del seguimiento para prender una pequeña fogata y cenar los peces de un riachuelo.

—Eres increíble Hinata, el radio de tu byakugan a aumentado'ttebayo—el elogio es sincero y verídico.

—Gra... Gracias Naruto-kun—sonríe adorable y rehúye la mirada azul cohibida por tal declaración.

Siente la ojeada penetrante de los orbes esmeraldas y se apresura a hablar—Y el manejo de tu chakra es impresionante Sakura-chan, Oba-chan fue una gran maestra—suelta una risita apocada.

—Si claro—vira los ojos en un ademán de sarcasmo.

—Es...es tu turno de tomar una siesta Naruto-kun.

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Ha pasado varios minutos en el recibidor, titubea respecto a su decisión. Se siente estúpido y pronto la demencia le ataca de manera cruel, haciéndole reír desquiciado. Se carcajea ante el hecho de sentirse desnudo y desguarnecido. No hay sensatez en el orden de ideas que arremolinan su mente y lo sabe. Al final calma su risa y como si estuviese en completo control de su sanidad mental, calza las sandalias ninjas y sale con toda tranquilidad.

Desde la partida de Naruto, todo va a peor, ni siquiera ha contado los días que han pasado, hallándose perdido en el limbo de espacio-tiempo. Tomar la decisión de salir a la calle le ha hecho tener un nuevo ataque de ansiedad. Comienza cuando la sensación de catástrofe inminente le acomete, la dificultad para respirar le hace inhalar aire de manera estrepitosa y los latidos de su pecho se hacen más frecuentes haciéndole sentir el ritmo de la taquicardia en sus propios oídos.

La sensación de vértigo le hace marearse y en un ápice de conciencia mental, escucha murmullos y risas de la calle principal, involuntariamente levanta la vista haciendo relucir el sharingan en su mirada y todos los murmullos se acallan con pánico. Estaba claro, la aldea no le había perdonado y amaban verle de esa manera. Eran tan cobardes... y la imagen de esa calle teñida de escarlata y con miembros esparcidos adornando la acera, comenzó a inundar sus vívidas fantasías. Hombres, mujeres y niños corriendo con desesperación mientras son consumidos por las llamas del amateratsu.

Una mano firme  le saca de su sádico letargo y le toma por el antebrazo a manera de pararle—Guarda ese sharingan— el hombre enuncia mesurado—O toda esta gente pensará mal de ti y eso sería muy problemático.

Sin oposiciones acata el consejo de Shikamaru y se deshace receloso de la mano que aún le afianza como sostén—No necesito tu ayuda.

—No te la estoy dando—suspira con la más profunda de las perezas—Hago esto por Naruto, no por ti, Uchiha. Estoy seguro de que no le gustaría regresar y encontrar a su mejor amigo encarcelado, después de haberse desvivido por traerte de vuelta.

Los síntomas de su nuevo padecimiento han cesado y continua su camino bajo todas las miradas escrutadoras, pretendiendo ignorar al estratega, quien saca un cigarrillo y mira la espalda del último Uchiha desaparecer por la avenida.

El recelo, la aprensión, el desdén y la displicencia bailando en los ojos de los aldeanos, le henderán cuál puñal y no porque estos le fuesen dignos de su atención, sino porque jamás creyó que viviría para contar que seres inferiores en todo rango, humillasen a un Uchiha, que literalmente les podría desaparecer con una mirada. Toda esa gente debiese besar los pies de su difunto hermano y honrar a su clan por la eternidad de sus míseras vidas.

Hace sus compras en una tienda de conveniencia donde le han atendido de manera forzosa por el miedo que aún les genera la presencia gélida del ex vengador. Retorna al barrio de su clan y la sensación de protección le invade de nueva cuenta cuando entra en la casa. ¿Cuándo regresará Naruto? La espera se comienza a hacer insoportable y a cada día su estado mental se deteriora más.

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—¿Conseguiste algo? —baja su habitual literatura erótica y presta total atención al desidioso joven.

—Hay algo malo con él —ceñudo y objetivo, se dirige a la máxima autoridad—Y no me refiero a todo lo malo que ya conocemos de él, sino que hay realmente algo mal.

—¿Así que tú también lo notaste? —abandona su asiento y se pone de pie, dándole la espalda al metódico ninja, teniendo así la vista a toda Konoha—No entiendo el afán de Naruto por ocultármelo.

—Eso puede ser por miedo—analiza la situación en su prodigiosa sesera, tomando en cuenta la personalidad del ninja rubio que cree conocer—Puede pensar que Konoha y principalmente el concejo intentara dañar al Uchiha.

Kakashi niega ipso facto ante la conclusión del otro—No, definitivamente hay algo más.

Continuará ....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora