AMBIVALENCIA

Capítulo 17

Nota: Hola ya llegueeeeeeeee, ya me voy a dormir, temprano como las gallinas jajajaja

Los te quiero mucho. 

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Los dos días que han pasado desde que el otro se fue de misión, han sido difusos y desconcertantes. Sus propias cavilaciones y conjeturas exageradas, se lo van devorando lentamente. ¿Y si algo salía mal y Naruto moría en la misión? ¿Si la mujer de los Hyuga entorpecía el espionaje y eso le causaba problemas al áureo?, o en el peor de los casos ¿Si pasaba algo entre esa mujer y el chico zorro? La ansiedad de sus pensamientos le tenía al borde del colapso y sus maltratadas uñas dentelladas pagaban las consecuencias.

Lo más intrincado de la situación, era la propia confusión de sus sentimientos, puesto que acepta, ya sin bochorno, lo mucho que le importa el héroe de Konoha, lo que no logra discernir con claridad, es si esta emoción es por el temor a ser engullido por la soledad o si en su fracturado corazón, se albergan sentimientos de otra índole, para con el otro.

El encierro nunca le había pesado como en ese momento, hay instantes en que se le hace difícil respirar y toda clase de ideas bizarras irruyen su mente causándole cansancio físico y mental. No ha dormido las últimas dos noches y leer pergaminos ya no le distrae. Entrena lo que puede en el pequeño vallado de la casa y se ha dado cuenta de que los ANBU ya no le custodian. Tan poco relevante ha dejado de ser que ya nadie le teme. ¿Quién lo diría? Un Uchiha que es la lástima de Konoha.

—¿Vas a seguir mirando? —continúa practicando taijutsu y pareciera hablar al aire.

—Oh vaya—da un sagaz salto y baja del enorme árbol que alguna vez fue propiedad Uchiha, para mostrar los ojos felices, tan típicos de él —Veo que tus habilidades son tan buenas como siempre, te manejas hábilmente con un solo brazo.

Ignora por completo el sincero elogio e indaga molesto—¿Qué quieres? —no deja lo suyo y el recelo en la entonación no sorprende al Hokage. Asimila que una gran brecha alumno-maestro se abrió entre los dos, desde que Sasuke abandono Konoha.

Tiene que admitir que, tras su deserción, la noticia le calo profundamente, puesto que poco tiempo atrás le había hablado sobre las consecuencias de lo que conlleva la venganza. Y por meses se culpó a sí mismo por no haber previsto lo que su exalumno haría. Debió intentar más insistentemente, ser más cercano y hubiese deseado ser más sabio para saber llevarle por el camino del bien.

Ahora que lo miraba de frente después de bastante tiempo, la preocupación había aumentado, pues físicamente el Uchiha lucia bastante demacrado, débil y desgarbado. Incluso se atrevería a decir sin miedo a equivocarse, que nota cierto abatimiento en el ninja vengador. Le parece tan extraño que alguien tan lengua suelta como Naruto, no le reportase dicha situación.

—Yo solo quiero saber cómo estás, Sasuke—enuncia con mucha cautela, pues conoce el brío del otro y no le quiere ofender haciéndole sentir humillado.

—No es necesario venir hasta aquí, Hokage-Sama—rebate con desprecio mientras le mira rencoroso regalándole una sonrisa cargada de sarcasmo.

Abominaba la sensación de ardid en las palabras del Rokudaime. Naruto se lo advirtió, solo le tiene a él, de modo que, no daría crédito a nada dicho por nadie en esa maldita aldea. Solo el rubio merecía su confianza, solo Naruto era su luz en la profusa oscuridad que le atormentaba. Y a esa luz se anclaría con las pocas fuerzas de su destruida voluntad.

—Sasuke—suspira pesado, pues no sabe si derribar las barreras del Uchiha pueda ser plausible a estas alturas en que el distanciamiento es tan ostensible—Aunque no lo creas, aún hay personas que se preocupan por ti—admite que, al decidir visitar a su exalumno, jamás pensó que su animadversión fuese tan palpable, hasta el punto en que percibe amenaza en el aire e inevitablemente se vuele a cuestionar frustrado ¿Por qué Naruto no le previno de dicha actitud?

—¿Ah, sí? —los rechinantes dientes y los puños temblorosos hacen al sexto alistarse para cualquier ataque—Deben amar al renegado que casi destruye su aldea.

—No lo justifico, pero yo... entiendo tus razones—afirma apacible y dócil, aunque su inquieto interior trate de analizar lo que está pasando con en ninja vengador—No vine a tratar de convencerte de mis buenos sentimientos, Sasuke. He venido a informarte que se ha retirado la vigilancia y como ya te habrás dado cuenta, eso incluye la custodia de Naruto. Puedes disponer de tu tiempo para salir a la calle y hacer tareas básicas.

—¿Algo más que decir? —le da la espalda y pretende ignorarle.

Tarda en replicar, pues comprende que por ahora tiene que dejar el tema por la paz—No, nada más—da algunos pasos y desliza un sobre en el banquillo del patiecillo.

—No necesito eso—sabe el contenido del sobre—Es más, aguarda un momento— se interna en la mansión y en tiempo récord coloca algunos otros sobres junto con el que Kakakashi ha dejado—Puedes llevártelos.

Los usuales orbes perezosos se abren perplejos, sin poder camuflar el desconcierto—¿Cómo has hecho todo este tiempo? —la demanda tan directa ha sido irremediable.

—No es de tu incumbencia—la refutación tan parca elude a la pregunta con firmeza. No piensa ni muerto, decirle al Hokage que Naruto le ha estado abasteciendo de todo sin que él se lo pida, y mucho menos hacerle saber que el rubio le ha dejado suficientes ryos para darse el lujo de despreciar la mensualidad asignada por el consejo de Konoha. La cual es misera y risible, como todo lo que se puede esperar de Konoha.

—Bien—se recompone con dificultad y se determina a llegar al fondo de la hostil postura de su exalumno, tiene mucho que conversar con el héroe de Konoha también, pues son muchos puntos importantes que el ninja rubio se ha guardado para sí mismo. Pero si de algo está seguro, es que la actitud de ambos jóvenes, se ha vuelto extraña desde el fin de la cuarta guerra ninja, cosa que puede justificar de Sasuke, pero que desconoce totalmente del ninja hiperactivo.

Continuará ....