Capítulo 5

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Hola almas excitadas jajajajaja ya llegue. 

Lamento que el desarrollo sea lento, pero en verdad me esta costando doblegar al Soske... se hace el dificil pero poco a poco va a caer. 

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Observa el profuso carmín que arrebola las delicadas mejillas al pronunciar el nombre del idiota y sabe que en otra ocasión le parecería hasta gracioso, pero en ese preciso instante le desagrada y le enfada aún más el aroma a ramen casero que desprende el recipiente que la chica toma en su femenina mano con tanto esmero.

—No—réplica cortante, esperando a que la otra decida irse por su cuenta, pero al pasar los segundos esta sigue parada desviando la mirada, por lo que no le queda opción más que dejarla pasar—¿Quieres entrar?

—¡Sí! —y a paso cuidadoso se interna en la mansión tradicional.

Él no sabe ser cortés, es algo que nunca logró aprender, siempre vivió a la defensiva ante cualquier gesto positivo hacia su persona. Por lo que, con un movimiento sencillo, le invita a tomar asiento.

—Yo...yo traje esto para Naruto—le inquieta la mirada penetrante del ninja vengador—Bu...bueno también para ti Sasuke-kun—se corrige.

—Puedes ponerlo en la cocina—enuncia seco.

Con cautela, la joven coloca el recipiente en la isla de la cocina. La incomodidad que siente frente al otro la tiene con un pie fuera y a punto de huir, pero no quiere ser descortés, después de todo aún hay cariño por Sasuke en su corazón. La calidez de ese amor de infancia, aún le acompaña, aunque se haya quedado en una simple ilusión de niña. Su corazón ahora late por un amor más maduro e intenso, muy diferente al que sintió alguna vez por el ex renegado. Regresa a la sala donde Sasuke aún espera de pie y toma asiento apenada.

Este también repite la acción y sin inhibición alguna escruta con la mirada pesada a su ex compañera de equipo. Sakura es guapa, lo admite. No se había tomado el tiempo para observarle como mujer. La figura es delicada y estética, no raya en lo vulgar y hasta podría tildarla de elegante. El paso de los años le ha dado a la muchacha suavidad en el rostro, muy a pesar de su naturaleza violenta.

Tiene que admitir que siente un legítimo cariño por la muchacha y guarda gratos recuerdos del equipo 7, por lo que se plantea dejar de lado el orgullo y pedirle perdón de manera sincera.

La fémina en cuestión ya no aguanta más ser escudriñada, por lo que mira sonrojada al Uchiha—¿Pasa algo?

—No.

—Y...y ¿Cómo has estado Sasuke-kun? —intenta romper la tensión.

—Bien.

—Oh...ya veo—aprieta la falda con sus sudorosas manos—Tu...tu casa es muy bonita.

—Gracias—verbaliza tan parco como siempre—Sakura...

—¿Sí? —indaga curiosa.

—Yo quería pedirte...

La inocente joven está a punto de reventar por la tensión acumulada, cuando un grito en el recibidor le hace suspirar aliviada.

—¡Teme! —el rubio se descalza en el recibidor—¡Ya llegué!

Aunque realmente el astuto zorro había estado escuchando la interacción de esos dos cuando decidió intervenir. Sasuke no debía encontrar aliados en nadie. Ni siquiera en la noble y linda Sakura.

—¡Sakura-chan! —saluda efusivo y se acerca a los dos—¿Qué te trae por acá?

—Naruto—otra vez el estúpido sonrojo que hace al Uchiha virar los ojos—Yo...yo te traje ramen casero—y señala la cocina.

—¡¿En serio Sakura-chan?! —cuestiona a la vez que de un ágil movimiento ya está parado frente al recipiente de su platillo favorito—Gracias Sakura-chan'ttebayo.

—De nada, Naruto—sonríe ante la ternura que le invade el ver al otro emocionado por algo como eso.

—Serás una gran esposa—comenta intencional mientras come desprolijo.

Esto salta todas las alarmas del otro, quien sigue la conversación fuera de la cocina. Entonces era en serio, el idiota está buscando una mujer para revivir su  casi extinto clan. Esto le causa una incomodidad indescifrable y no sabe cómo nombrar al sentimiento que le hace sentir enfadado. Entonces supone que todo ese enojo se debe a las mismas reflexiones que había tenido el día interior. No quiere volver a estar solo.

—¿Tú lo crees? —la evidente felicidad invade el tono de la Haruno.

—Claro dattebayo.

La escena se le hace insoportable y se incorpora de manera violenta para dirigirse a su habitación. El sonido de los pasos furiosos hacen al rubio sonreír deslumbrante.

—¿Sasuke-kun está molesto? —se extraña por la repentina actitud.

—No le hagas caso Sakura-chan—manifiesta sonriente—Ya sabes como es el teme de amargado dattebayo—los chispeantes ojos azules hacen derretir a la muchacha, anhelando que esos sentimientos sean dirigidos a ella.

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Entra a la impoluta habitación con el ánimo de perros, ya no sabe ni qué demonios está pasando con él. Camina de un lado a otro como león enjaulado hasta que sin pretenderlo se posiciona frente al espejo, donde alcanza a mirarse de cuerpo completo.

Nunca en sus 17 años de vida se detuvo a analizar su reflejo más allá de lo necesario. Alza la vista y se centra en el pálido rostro. Admite que las facciones son atractivas y no solo por lo que observa en esos momentos, sino porque, desde que tiene uso de razón, ha sido blanco de miradas lascivas.

Durante la etapa de infancia, estas miradas fueron en su mayoría de niñas de su edad, miradas anhelantes y enamoradas, como la misma Sakura en ese tiempo, pero al abandonar Konoha y comenzar a adentrarse en la adolescencia, el tipo de miradas que recibía ya eran muy distintas, impúdicas y lujuriosas. En su mayoría provenían de hombres, nunca se detuvo a reparar en esos detalles más de la cuenta, pero en esos momentos un rayo ilumina sus reflexiones existenciales.

Él podía gustarle a los hombres...

Naruto era un hombre...

¿Él podría gustarle a Naruto?

Continuará....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora