You're my happiness.

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Yungi
Fluff, smut.
Yunho top. Mingi bottom.

—Solo eran ellos siendo felices—

La primavera daba sus primeros pasos, presentando sus días de colores

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La primavera daba sus primeros pasos, presentando sus días de colores. El ambiente en aquel enorme jardín era pacífico, solo un pequeño montón de personas. Todo parecía estar perfectamente bien. El personal se hallaba de acá para halla, dispuesto a terminar la hermosa decoración que claramente fue elegida por mingi y un poco por yunho. Ambos habían esperado este día por meses, aguantando la desesperación de correr al altar lo cuánto antes.

La boda se llevaría acabo en el jardín presidencial y sería transmitida por la tv nacional. Bueno, quien no quisiera trasmitir la alianza del hijo del presidente de corea, song mingi y el cantactor, Jeong yunho. Exacto, nadie. Los novios querían que fuera al aire libre y sobre todo, que sea lo más glamuroso posible.

Los dedos del chico temblaban con insistencia, mirándose al espejo del tocador mientras su estilista personal lo maquillaba. Se preguntaba si se veía bonito. Su prometido siempre se encargaba de decirle lo hermoso que era pero no estaba muy seguro de ello.  Sacudió su cabeza en busca de despejar cualquier sentimiento amargo, después de todo, si yunho se estaba casando con el era porque lo amaba ¿No?

La puerta fue tocada justamente cuando su estilista acabo de peinarlo, dejando que su madre se adentrará al lugar. La mujer que llevaba un hermoso vestido durazno hasta las rodillas, con encaje en los hombros y espalda, sonrió desde la puerta. Su hijo se veía tan hermoso en ese traje blanco, con ciertos destellos de flores azules en las hombreras y su corbata.

—Hola... —dejo un beso en su mejilla. — te ves hermoso mi cielo. —le sonrió cálidamente, aunque con un sentimiento de tristeza en su interior.

Se sentía tan feliz pero le daba nostalgia al mismo tiempo. Era inevitable no recordar a su hijo cuando pequeño. Sus ojos soltaron corazones atrayendo aquellos hermosos momentos donde su pequeño minky de tan solo cinco años, venía corriendo con pasteles de barro ensuciando su traje y ella tenia que cambiarlo varias veces. Le causaba tanta ternura. Ahora, se preocupaba porque cada mínimo sentimiento estuviera impecable.

Su pequeño estaba creciendo, su pequeño estaba dejando el nido. Lágrimas escaparon de sus ojos. Parecía como si fuera ayer cuando mingi dijo que nunca se casaría con nadie y viviría siempre con ella.

—Omma ¿Porque lloras? —pregunto su hijo, tomando el rostro de la mujer en sus manos.

—Oh...minky es que...solo mírate... —abrazo fuerte a su niño, porque a pesar de que mingi ya tuviera veintiséis, seguía siendo su niño. —parece como si fuera ayer cuando prometiste quedarte conmigo siempre y ahora estás creciendo, ya eres un hombre y...mami no está lista para soltarte... —susurro aún en sus brazos.

 one shots- ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora