COLD NIGHT 1/2

386 19 2
                                    

Es gracioso ¿No?

La vida es un laberinto indescriptible de malos ratos y pequeños cortes de felicidad, pero para hongjoong eso nunca había sido un problema, es más, se había acostumbrado tanto a ello que hasta podía decir que predecía el futuro. El ya no se decepcionaba porque esperaba una desilución de todo, incluso si fuera la mejor noticia, el siempre sabía que habría una desilución escondida en la felicidad. Gracias a todos ello, decidió que el se hacía a si mismo, que no necesitaba de nada ni nadie para ser el, incluso tu propia familia o amigos podía ser tu mayor enemigo.

Hubiera deseado que le explicarán ello cuando tan solo era un niño; que le dijeran que el mundo no es color rosa y que cuando tuviera veinte no tendría la vida totalmente planeada, que los años van pasando en zigzag y que la misma vida te arrebata lo que creíste que te regalo. Desearía que le explicarán mejor el mundo, para ahora no haber acabado en un club de strippers, bailando le a hombres adinerados y casados que se escapaban de sus esposas para verlos sacudirse sin ropa, pagando para llevarlos a una habitación y jugar con algo totalmente diferente a una maldita vagina.

Simplemente patético.

Por eso, esa misma noche en la madrugada mientras caminaba por las desoladas calles en camino a su casa después de sus horas trabajando en el club, abrazando su cuerpo del frío, los tacones golpeando el suelo y el frío viento pegando en su rostro, no se preocupo por el hombre que lo seguía, no le importo si ese mismo día acababa tirado en una alcantarilla, solo pensaba en su pequeño bebé de tan solo tres años esperándolo en casa; se sentía decepcionado de abandonar a su pequeño woonie en este mundo lleno de injusticia y maldad, no podría permitir que su bebé viviera la misma vida que el, sería la traición más enorme que pudiera hacerle a su pequeño.

Caminaba cada vez más rápido, con miedo a que aquella persona de acercara cada vez más. ¿Temía? Si. Tenis tanto miedo, nuevamente, no por lo que le pasará a el, sino que temia por su pequeño, aún le faltaba vivir muchas cosas juntos a su hijo, quería verlo crecer, graduarse de la primaria, la secundaria, su primera novia o novio, verlo hacer una familia y tal vez, ver cómo su pequeño si pueda tener una vida mejor que la de el. Por eso cuando aquella mano tomo su brazo, comenzó a temblar, aún no estaba listo para dejar a su bebé.

—Kim. —balbuceo.

Esa voz

—Oficial Song. —volteo viendo la cara de aquel pelirrojo, mirándolo en la oscuridad de la noche.

—Deberia arrestarte, lo sabes ¿Verdad? —dijo tras un suspiro. —la prostitución es ilegal en Corea...

—No sabía que era ilegal trabajar para darle de comer a mi hijo, Mingi...—susurro en un pequeño hilo de voz.

Claro que sabía que lo que hacía era ilegal, que el club en el que trabajaba se hacía pasar por un simple bar y compraban a los policías para que no los inbaucaran. Lo tenía muy claro, pero no tenía de otra, tenía veinte años, un bebé de tres años y no tenía estudio ni experiencia laboral, había buscado trabajos limpios pero nadie le daba la oportunidad de trabajar.

—Sube al auto Hongjoong, te llevaré a tu casa, es peligroso que camines así en la madrugada... —dijo, refiriéndose a su escotada camisa y esos shorts cortos que apenas cubrían sus nalgas. —vamos...

iba a negarse pero, a quien engañaba, a él también le daba miedo caminar solo por las noches, pero no podía pagarse un taxi todos los días, apenas le daba para el alquiler y la comida y los autobuses no llegaban a esa peligrosa zona. Así que discutiendo consigo mismo se subió a esa patrulla de policía, al principio en la parte trasera pero el oficial se negó y le pidió que se sentará adelante pues no lo estaba arrestando.

El camino no fue muy largo, unos dies minutos más o menos, pero el silencio fue una tortura para el. De solo imaginarse que no era la única vez que esto pasaba, le ponía los pelos de punta; en Corea del Sur era ilegal la prostitución así como hacer pornografía, en varias ocasiones y cuando lo había mucha clientela en el club, su jefe los enviaba a pararse en las esquinas buscando algún cliente que no se atrevería a entrar al club y gracias a ellos en varias ocasiones se tuvo que encontrar a Mingi rodeando la zona. La primera vez fue arrestado y solo tuvo que pagar una pequeña fianza que en realidad pago su niñera, le dolía ver cómo su pequeño woonie tuvo que verlo encerrado hasta que la Nana pagará la fianza, misma que claramente le devolvió cuando pudo, teniendo que trabajar horas extra. Extrañamente luego de esa vez, Song le llamaba la atención pero nunca lo volvió a arrestar, simplemente cuando lo veía en las calles lo llevaba a su casa e incluso muchas veces le compraba comida para su pequeño.

—Llegamos, —bramo, su voz sonaba tenue, como si quiera decir algo más.

—Gracias por traerme, no puedo ofrecerte mucho pero puedo invitarte una taza de café, si es que queda... —bromeo con lo último.

Mingi acepto, aún tenía horas de guardia hasta el amanecer y un café no le vendría mal.

Subieron las desgastadas escaleras de ese conjunto de departamentos se motel con apariencia de que pronto se iba a derrumbar por lo viejo que estaba, las paredes grises con manchones, grafitis y dibujos extraños por todos lados y las lamparitas de los pasillos tiritando a dejar de funcionar. El lugar no estaba en muy buenas condiciones, pero las pocas veces que había entrado a casa de Hongjoong todo estaba tan inpecablemente limpio y sobre todo, su bebé estaba impecable. Eso era algo que había visto, Kim prefería mil veces comprarle cosas a su hijo, mantenerlo limpio y en un buen espacio, pagar la mejor educación y demás, antes que preocuparse por si mismo.

En parte le daba pena.

—Jhye, ya llegué. —grito al abrir la puerta.

—Buenad noches señor Kim, estaba por dormir a Wooyoung pero hoy anda un poco impaciente porque usted llegará, lo siento, se qué es tarde. —se diculmo con una reverencia.

—No te preocupes, ve a casa que ya es tarde, yo me encargaré de mi pequeño... —oara suerte de la chica, vivía a unos dos departamentos de el. —ah, y te pagaré el miércoles, cuando obtenga mi quincena... —le dijo tras acompañarla a la puerta.

No pasaron más que segundos cuando un pequeño de rizos cafés se asomo por el umbral de la única habitación de la casa, misma que Hongjoong compartía con su hijo. El oeliazul lo miro regañandolo en silencio, pero se rió al ver la cara de sinvergüenza de su bebé. Luego le dijo a Mingi que se sentará en el sofá que pronto treris el café preparado para ambos y mientras haría dormir al bebé.

—Mingi-shi, a vueto... —la vocecita del pequeño Wooyoung se escuchó a su lado.

—he vuelto, ¿No crees que es muy tarde para que estés levantado? —pregunto, con una sonrisa mientras tomaba al niño y lo sentaba en su regazo.

—Lo te, pedo mañana cumpe papi... Adi que espedo a das doce.. ¿Son das doce? —pregunto haciendo una mueca confundida, el mayor solo asi tío viendo cómo el niño abría bien grande sus ojos y corría a su cuarto, no sabía que cumplía Hongjoong.

—Listo,tomate tu café, ¿Dónde anda Wooyoung? —miro hacia la puerta, nuevamente viendo los bellos rizos de su hijo aparecer por la puerta, corriendo con sus piernitas cortas, viéndose tan tierno mientras cargaba algo en sus brazos.

—FEDIZ CUMPE PAPI! —grito tras extenderle una hoja con grabaros y un bombón. —chocomate compo nonna Jhye... —trato de pronunciar como podía el nombre de su Nana.

Hongjoong no podía aguantarse las lágrimas, ni siquiera el recordaba que era su cumpleaños.


Holi, es cortito pero tiene otra parte, es que ahora me duelen los dedos, si ven faltas o algo me dicen.

 one shots- ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora