Mingi.

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¿Que es la muerte?

Quizás es el acto de desvivir o de dejar el suelo terrenal en el que vivimos, tal vez es la forma en la que el alma se separa del cuerpo al que había profanado por años como si fuera un ente, si es que existe un alma. Quizás y solo era el proceso en dónde todo supone una alteración en el imaginario de quien la sufre, proponiendo identificar los símbolos recurrentes en torno a lo que llamamos "vida", teniendo en cuenta el valor inconsciente que las personas conceden al vacío de una perdida.

Sus cuestiones iban mucho más halla como; ¿Por qué la muerte era "mala"? Si nadie había presenciado o experimentado algo así para luego poder contarlo y dejar una huella como si eso fuera un horror. Si, las formas en la que se recurría a la muerte eran un poco turbias más el no saber que pasaba luego de cerrar los ojos no era algo que algún ser, por lo menos humano, supiera. Aún así todos hablaban de ello como si fuera una atrocidad demandante de algún demonio, si es que estos existian.

Las dudas del tema siempre le habían causado curiosidad al ser de mechas rubias acabadas en un flameante naranja. Mingi nunca le había encontrado un sentido literal o figurativo a la vida, era inconsciente del porque los seres humanos estaban obligados a vivir si es que nunca decidieron por si mismos nacer. Claramente reconocía que en un sentido más cordial, de no ser por la humanidad el mundo no sería lo que es ahora, pero también sabía que ellos mismos lo destruían. Aún así y con esas preguntas incrementando el deseo del querer saber, no podían hablar de ello con nadie, los catalogarían cómo raros e incluso psicópatas por interesarse en temas tabús.

Los seres humanos eran volátiles si hablaban de forma realista; el miraba a todos con un seño fruncido esperando que algo de lo que hicieran fuera importante pero siempre era lo mismo; estudiar, trabajar, fiestas, sexo y amigos. No había algo que le diera relevancia o algún tipo de importancia a su vida y el tampoco podía, solo se encargaba de llevar muertos al más halla, aunque luego de que pasarán aquella puerta enorme que parecía dos mellas de cemento, no sabía si su espíritu/alma o como se catalogará, se consumía o aún tenía vida. 

Habían cosas que de vez en cuando lo marcaban un poco. No sabía específicamente si tenía sentimientos o algo así, ¿La parca los tenía? El era una, no la única pero si una de ellas y aún así no lo sabía. No obstante a esto,  el ver partir personas que lo único que han hecho en su vida es existir sin crear problemas lo molestaba de cierta forma, en su gran mayoría niños y bebés. Lastimosamente el no podía hacer exactamente nada más que su trabajo, guiar aquellos seres a las puertas del más halla como en ese momento;

––Lo siento mucho señora park. ––la enfermera de rostro decaído que dejaba ver la tristeza y el cansancio juntos, le notifico a la pobre mujer la perdida de aquel ser que ni siquiera había abierto los ojos por primera vez.

Pudo ver a la rubia lanzarse al suelo y derramar lágrimas en los brazos de su esposo, gritando a todo pulmón el nombre de su ya fallecido bebé. Los familiares empapados en llanto sintiendo la perdida de aquel pequeño gramo de vida que recién iba a dar su comienzo pero al parecer quien controlaba el flujo del respirar en el mundo terrenal no se lo permitió.

––Lo intentamos, lo intentaremos de nuevo... ––conforto el hombre que tomaba a la mujer entre sus brazos acunado su rostro en su cuello.

La parca tomo al pequeño ser en sus brazos, usandolos de cuna para mecer que miraba la escena con el seño fruncido sin comprender porque había tanto escándalo. Se mantuvo unos minutos frente a tales personas, claramente sin que ellos lo supieran, permitiendo así que el bebé se despida de quienes debieron ser su familia pero el destino no lo dejo ser.

––Bien, es hora pequeño. ––le susurro al bebé que cerraba sus ojitos a punto de dormir.

Sus mechas flameantes se apagaron y con ello su espectro junto al del pequeño desaparecieron de aquel lugar, llegando asi a dónde debían estar; ese salón enorme sin comienzo ni fin que solo tenía una puerta colosalmente indestructible en lo que parecía ser el centro. Estás se abrieron chirriando frente a el y con ello dejo al dormido ser en el comienzo, viendolo desaparecer entre neblinas sin descripción antes de que se volvieran a cerrar.

––Fluye bien hee-sol. ––alento su su camino relatando su nombre.

Y aún así se preguntaba,  ¿Morir es malo?

(...)

Hol.
Esto es un tanto feo, no esperen continuación porque lo he escrito en un momento curioso y depresivo de mi vida, salió pa el orto.
Tengo las dudas que tiene mingi, pero que va.

_nani_

 one shots- ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora