broken

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Softcore—the neighbourhood
Woojong
Angs, smut, core. 

—jongho iba a quedarse, por más que lo destrozara —

La noche había caído, pintando el cielo de un negro oscuro, dejándole paso al viento fresco de aquellas horas

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La noche había caído, pintando el cielo de un negro oscuro, dejándole paso al viento fresco de aquellas horas. Nadie estaría sentado en esa cama a la media noche, esperando por aquella persona que no parecía querer buscarlo. El lo sabía, wooyoung no iría esa noche y si lo hacía, no sería para verlo a el.

Trago fuerte, evitando soltar lágrimas por el dolor ocasionado en su pecho. El hueco oscuro al que antes le llamaba corazón, ya no existía porque fue triturado de todas las formas posibles. Porque el no vendría, el no aparecería para abrazarlo en aquellas frías noches. El estaría bailando hasta el amanecer.

Fuiste mi musa durante mucho tiempo
Me ayudas a pasar cada noche oscura
Siempre estoy fuera de casa, en movimiento
Estoy huyendo y tú estás solo en casa
Estoy muy ocupado con mi propia vida

Pero no debía estar ahí, no debía quedarse llorando. Tenía que hacer lo que sabía hacer, lo único que podía hacer. Sintió el golpeteo en la puerta, conociendolo de memoria. No era el, era una colega. Ella tocaba de una manera insistentes aunque era una mujer muy amable y bonita. Él, tocaba lentamente, haciéndolo con sensualidad.

No era emotivo, solo le avisaban que un cliente llegó, siendo los sábados los días más llenos en el pub. Era robusto, olia a alcohol y cigarrillos, lo típico. La puerta se cerró y el pudo ver a aquel hombre sentarse en la cama, calando del cigarrillo sin quitarle la vista de encima. Lo veía como si solo fuera un pedazo de carne, algo con lo que disfrutar una sola vez y luego, ya ni recordarlo. 

Dejo que la bata callera por sus hombros hasta los codos, mostrando sus delgados hombros y omóplatos. Escucho el asqueroso gruñido del hombre al mismo tiempo que solto la bata por completo, sintiéndose totalmente enojado consigo mismo.

No espero mucho para acercarse a aquel hombre, arrodillándose entre sus piernas y regalandole una sonrisa pícara. Aunque no sintiera nada. Su mano comenzo a frotar su mano sobre la erección ajena, sintiendo repulsión instantánea pero fingiendo cómo solía hacer. Bajo los pantalones del hombre, dispuesto a hacer su trabajo.

Años atrás, no se vería besando la polla de un completo desconocido por unos malditos billetes. Y aunque le costará admitir, eran esos billetes con los que sobrevivía. Decidió no pensar en el asco que le generaba tener su boca llena de algo que hubiera preferido evitar. El mundo es así.

Gemía sin hacerlo en si. No se sentía exitado o atraído, solo asqueado. Recibía aquel hombre en su interior, quien entró sin preparación alguna. Soltando lágrimas pero no por placer, sino dolor. Ardía, quemaba y sabía que podiblemente dolería por días. Está era su vida y debía vivirla sin quejas. Le pagaban para satisfacer, no para satisfacerse.

 one shots- ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora