Two boys, one men.

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Nuevamente, como cada semana, su mejor amigo llegó contándole la nueva discusión con su pareja, según el, San le había dicho lo mucho que lo amaba, pero el aún desconfiaba un poco de ese amor y Choi se daba cuenta.

Si le preguntaban a Yeosang que pensaba sobre su mejor amigo, les diría que lo amaba, pero que aún así, no dejaba de ser un completo imbécil. Wooyoung literalmente era el tipo ideal de todo el mundo, muy atractivo, amable, solidario y con esa personalidad que hacía que te agradará al segundo, sacándote risas y una que otra carcajadas de la cosa más mínima existente, era un buen hijo, amigo y pareja, Pero tenía un problema, de alguna extraña manera, no podía aceptar que alguien sintiera cariño hacia él. Eso era algo que a Yeosang lo mantenia confundido, literalmente su amigo podía tener el mundo a sus pies y aún así, se seguiria sintiéndose miserable sin razón alguna.

Era extraño, claramente no sentía envidia, es su amigo, obviamente lo ama con todo su ser, Pero si se pudiera a rebuscar en el fondo de sus sentimientos, sabía que en parte sentía ciertos celos, daría lo que fuera por tener todo el cariño y atención que woo tiene, tan solo una pizca; porque Wooyoung tiene padres que lo aman, una vida estable, amigos por doquier, gente que lo quiere y sobre todo, un muy atractivo y cariñoso novio. Si tan solo tuviera eso, el simplemente lo valoraria mucho, Pero su amigo parecía no sentir un poco de importancia por ello.

Cuánto quisiera el.

—Entonces, no me mal intérpretes yeosi, san es un choco genial Pero, de alguna extraña manera siento que no soy suficiente para el y que soy tan remplazable— El chico hablaba sin parar. —y no es que el me halla demostrado algo así, en lo contrario, Pero es que cada vez siento que se aleja más...  ¿Tu que piensas? —pregunto, después de contarle toda la historia a su amigo.

El rubio lo miro, ignorando la rabia en sus ojos y el nudo en la boca del estómago que lo hacía querer agarrar a su amigo a golpes por lo estúpido que era. A veces un buen amigo tiene que darte la cabeza contra la pared para que comprendas, Pero lastimosamente Yeosang no podía hacer tal cosa, aunque le gustase la idea. Dejando de lado el dolor en el pecho que sentía, se dedico a mirar por la ventana, tratando de buscar las palabras correctas para la terca cabeza de su amigo. En medio de ese embrollo de pensamientos, se corregía, aun amaba a su amigo como si fuera un hermano, Pero admitía que sentía cierta envidia por el, a veces deseaba tanto estar en su lugar, ser tan amado como el, tan aclamado, tan apreciado y no un simple chico mas.

—No lo sé, woo, yo creo que deberías hablar con el y solucionar las cosas, ambos se aman después de todo... —le recordó. —deja tu apego evitativo de lado y céntrate en que san te ama, tu mismo lo dijiste, nunca te ah dado señales ni a dado razones para que pienses así. —le volvió a recordar al pelirrojo que parecía solo estar sobre pensando y exagerando una situación que era tan simple como beber agua cuando tienes sed.

—Tiebes razón, te quiero Yeosangie!! —dejo en un grito, apretándolo entre sus brazos.

Por su parte, al nombrado le costó responder el "Yo también", no porque no lo quisiera, sino que se encontraba tan confundido.

...

El fin de semana se fue muy rápido para su gusto, nuevamente el mismo entorno; un trabajo mediocre, lleno de colegas mediocres, con un jefe mediocre y una vida mediocre. Se acomodo la corbata y quitó sus lentes del puente de su nariz, posandolos en la mesa, apretó fuerte los ojos y resfrego un poco su rostro, miro la hora, soltando un suspiro al ver que por fin era su descanso; iría a la cafetería a tomar un café y lo que sea que tuvieran para alimentarse, quizás Wooyoung este por ahí o besandose con san en alguna oficina. Tras un largo suspiro de frustración y dejando atrás la pila de papeles sobre su escritorio, salió de una oficina en dirección a la cafetería de la empresa, los pasillos angostos eran tan molestos en esos días de calor. Camino hasta el elevador, pero para su gran "buena" suerte, estaba descompuesto y tenía que bajar diez pisos de escaleras, en otros días no se hubiera molestado pero en ese dia, sinceramente tenía ganas hasta de aventarse del décimo piso.

 one shots- ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora