El pasado

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_Me miraba reflejado en el espejo, y siempre encontraba un oscuro vacío en mis ojos, pero ahora, al verme reflejado en los tuyos,
ese vacío se ha llenado_


Narrador omnisciente

Un pequeño yautja corría torpemente hasta unos brazos que se extendían en se dirección. La persona a la que le pertenecían dichas extremidades, era difusa, su rosto no se notaba y solo se apreciaba su silueta.

Alta e imponente, aunque que se encontraba levemente inclinada para tomarlo.

El pequeño cazador se aferró a esa silueta, pero no con miedo, lo hizo con cariño y admiración.

Sus pequeñas manos intentaron alcanzar el rostro del adulto, pero, por más que lo intentaba, no miraba el rostro de este.

Al final, simplemente el pequeño fue abrazado por aquella figura de la que solo admiraba la silueta.

Poco tiempo después, el mismo niño se encontraba jugando con una lanza. Dos niños más grandes se acercaron a él y lo alzaron.

Ambos peleándose por cargar a su pequeño hermanito. De pronto, una hembra de la misma especie, se acercó a los tres y tomó al más pequeño.

- Krant, Berserk, dejen en paz a su hermano -(Su rostro también se veía difuso al inicio, pero, conforme se acercó, se pudo admirar mejor)-

Ella era una completa guerrera, la adoración  de sus pequeños.

Los dos yautjas obedecieron y rápidamente se acercaron a ella.

Krant: Madre, Berserk no me deja enseñarle ataques a Kerck...

Berserk: ¡No, él debe aprender primero a fabricar armas!

Krant: ¡Los ataques son más importantes!

Berserk: ¡¡Las armas!!

Krant: ¡¡Los ataques cuerpo a cuerpo!! -(Dijo de forma mandona)- Para ser los mejores guerreros no debemos depender de armas ¿Lo olvidas?

Berserk: Oh...

Krant: Ja...Por eso soy el mayor....

Berserk: ¡Solo por dos minutos!

Krant: Lo sigo siendo...

La Yautja sonrió de forma dulce al presenciar la discusión de sus dos pequeños. El más joven solamente se aferraba a su madre y miraba con confusión a sus hermanos.

Le parecían seres muy extraños y ruidosos, pero, quería estar con ellos siempre.

Lo dio a entender cuando comenzó a patalear y moverse para soltarse del agarre de su madre. El pequeño Kerck quería estar junto a sus dos hermanos mayores. No sabía de que hablaban y él apenas estaba empezando a caminar, pero, eso no le importaba, solo deseaba seguirlos.

La madre al notar eso, lo puso en un pequeño espacio, parecía que no iba a cumplir su petición.

- A ver...Pequeño, nada de juegos por ahora. Debes comer -(Se acercó de nuevo a él después de mostrar un tazón lleno de un extraño caldo)-

Al ver eso, el pequeño no hizo más que pucheros y amenazó con empezar a llorar. No obstante, sus dos hermanos mayores se acercaron emocionados a su madre al ver la comida.

Berserk: ¡Waw! ¿¡Lo hiciste con la última presa que trajo papá a casa!? -(Preguntó emocionado)-

La madre asintió sonriendo.

En ese momento, Krant llegó corriendo con dos platos más y pidió sus respectivas porciones. La yautja no pudo evitar dejar salir una pequeña risa. Sus niños, tan pequeños y tan glotones.

La Deuda de un Predador  (Depredador x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora