El Doc

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-Te amo tanto que te ayudaría a conseguir tu felicidad a toda costa, y si yo no soy parte de esa felicidad, no dejaría de amarte, porque verte sonreír...
Sería suficiente_

Narrador omnisciente

El grito de una mujer enfurecida se hizo presente por toda la casa. Ella regañaba de forma violenta a alguien, incluso llegando a lastimarlo físicamente.

¿Por qué? ¿A quién?

?: Eres un maldito demonio, tus ojos y cabello son la más grande aberración que he visto...

La persona a quien esas palabras se dirigían, no respondió. Aunque su garganta doliera, no lo hizo.

?: me das asco, y ni siquiera puedes hacer una cosa bien...

¿Qué mal había hecho esa persona?

?: Quiero que hagas todo de nuevo, para que aprendas...-(Al decir eso, la mujer tiró toda la comida que había sobre la mesa, llegando a romperlo todo)- Esa porquería no es digna ni para el perro ¿Acaso tratas de envenenar a tu propia madre, demonio? -(Le habló con desprecio la señora antes de salir de la cocina)-

El niño apretó las manos con fuerza y se mordió el labio hasta que el sabor metálico llenó su boca. Quería llorar, se quemaba por dentro al sentir ese dolor tan profundo.

¿Por qué era tratado así? ¿Por qué le dolían tanto esas palabras? Ya las había escuchado tantas veces que debía estar acostumbrado ¿No?

Supuso que su pequeña mente de 10 años aun anhelaba un pequeño gesto de amor por parte de su religiosa madre, quien siempre lo trataba mal debido a que consideraba haber tenido a un demonio.

¿Por qué?

Él siempre se había portado bien, era el mejor de la escuela y todos lo felicitaban por su inteligencia. Siempre se encargaba de todo en la casa e incluso ganaba dinero haciendo encargos o ayudando a sus compañeros en la escuela.

¿Por qué era un demonio?

Su mente no entendía, y aunque había leído la biblia al menos tres veces, nunca la comprendió.

¿Acaso era por eso? Aparte de su apariencia "diabólica" y no entender bien la biblia, no creí tener nada malo, pero...Su mamá lo odiaba con tanto fervor que creía que el problema realmente estaba en él.

De forma silenciosa. Recogió todo y, aunque intentó hacerlo con el mayor cuidado posible, terminó cortándose con algunos trozos de vidrio.

No obstante, ese dolor le parecía tan superficial que solo lo ignoraba y seguía con su trabajo.

Al menos agradecía que su pequeño perro no estuviera adentro, así no comería nada de eso y tampoco de cortaría ¿Verdad?

Ese niño amaba a ese perro de la forma que su madre jamás lo amó, y lo cuidaba de todo peligro.

No sabía a que se debía esa sensación tan fuerte por esa criatura tan pequeña. Tal vez solo fue porque su padre se lo había dado meses antes de perder la vida en un accidente donde los frenos de su auto no sirvieron.

Debía admitir que siempre se llevó mejor con su padre. Cuando él se fue, siempre llegaba todos los fines de semana a verlo, y algunas tardes después del colegio se escapaban juntos por un helado.

También quería a su padre, y el recuerdo le hacía más peso en su pequeño corazón.

El pequeño niño trago pesado sintiendo que las lágrimas querían bajar de su rostro, no obstante, él no tenía derecho de llorar.

La Deuda de un Predador  (Depredador x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora