Un verdadero villano

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-Se supone que el bien y el mal deben congeniar para que exista la vida, sin embargo, existen excepciones, ¿Verdad?-

Narra: Largo

Me había levantado después de varias horas acostado. Tenía hambre y estaba con unas enormes ganas de comer, imaginaba hamburguesas, pizza, papas fritas, donas o incluso palomitas con caramelo, eso era extraño para mí. No soy una persona con muchos antojos, a menos que esté de un humor especial, supongo.

No le daría los méritos a Dani, creo...No, no tiene nada que ver con su cercanía actual. Y tampoco con que la esté esperando desde hace algunas horas, no, no, esto son solo reacciones químicas de mi cerebro, producto de ideas o pensamientos banales, puedo cambiarlo cuando desee.

Sí, así es.

Mientras comía, intentaba alejar mi mente de esas ideas, no obstante, aunque disfruté como nunca una bolsa de papitas que había en la refri, junto a una gaseosa fría que me quemó la garganta, apenas escuché que abrieron la puerta de la casa, sonreí. Fue una acción inconsciente, espontánea, pero...Maravillosa.

Una intensa liberación de endorfina y demás químicos que fueron absorbidos por cada fibra sensitiva de mi cuerpo, dándome esa sensación orgánica que emoción.

Me reprendí mentalmente cuando dejé mi comida y me acerqué a la puerta del comedor, esperando recibir a esa extraña chica que causaba esas reacciones químicas en mí. Tal vez verla me calmaría un poco, ¿No?

Dichas ideas se evaporaron en cuestión de segundos, cuando ella pasó de largo. Sin verme, sin ni siquiera notar mí presencia. No obstante, no la culpo de ello, tenía la mirada tan vacía que por unos segundos extendí mi brazo para detenerla, supe que algo no estaba bien, pero no pude ayudarla.

La escuché subir hasta la habitación de su hermano, y me quedé entre un frío silencio.

Sí, era mejor para ella que estuviera con él, yo no sabría cómo llevar esa situación, mucho menos detener ese llanto.

Un breve sollozó se escuchó, incluso en la cocina. El susurro de un llanto, que era casi ahogado por la preocupación del hermano, al ver como su pequeña hermana lloraba.

Yo me quedé ahí, parado en el marco del comedor, cuando escuchaba esas palabras, "¿Por qué?", "Si tan solo todo fuera distinto". Recordé casi de inmediato, como cuando era niño, me pregunté lo mismo mientras veía a los paramédicos sacar a mi perro Toby, y al señor Jhonny de aquel incendio que yo mismo había creado.

Mi madre no murió ese día, supe que quedó en un estado vegetal, pero...Me estoy yendo por las ramas de nuevo.

Solo sé que mi mente divago en esos recuerdos cuando escuché el llanto. Sí, no había una respuesta para esas preguntas, en casi 30 años, no la he encontrado.

Me quedé ahí congelado, pensando en la situación, y en ese momento, empecé a buscar formas de ayudar... ¿Por qué?, Eso nunca me había interesado.

No pude competir con esas ideas, algo en contra de mis perspectivas sobre el mundo, se me ocurrió algo. Después de años de estar pensando solo en mí mismo, ahora, tenía algo más en mente, y se sentía...Bien.

Con algo de rapidez, alisté un poco de chocolate caliente y galletas, Dani comía eso cuando estaba feliz o emocionada, así que por lógica era de sus platillos favoritos.

Lo preparé, y cuando volví a la realidad, el murmullo de llanto ya no era audible. Confundido, y algo preocupado, subí con pena las escaleras mientras llevaba en la mano el chocolate caliente, ¿Qué estaba haciendo?, ¿Por qué me metía en algo que no debería importarme?, ¿Por qué me importa?

La Deuda de un Predador  (Depredador x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora