12. Sarah

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Olivia

Cuando fue a la cocina, no vio a Jaiden, pero no le importó mucho y tomó asiento en los taburetes. Jenny dejó un café y unas tostadas sobre la encimera y ella comenzó a devorarlo todo.

-¿Nunca comen en el comedor?- preguntó luego de darle un sorbo al café. Jenny ni siquiera se dio vuelta para mirarla, solo se quedó lavando los platos que habían allí.

-No les gusta- se encogió de hombros.

-Ya veo...- murmuró. Hubo un silencio que a Olivia le pareció eterno ya que ella estaba acostumbrada a hablar con todos y todo el tiempo, pero Jennifer no parecía muy a gusto.

-¿Hace mucho trabajas aquí?- preguntó ella, con voz baja. Esta vez, Jenny sí se giró, y con el ceño fruncido, indicando que le pareció absurda la pregunta.

-¿Qué dices? No trabajo aquí, vivo aquí- puso los ojos en blanco.

A Olivia la tomó un poco por sorpresa, pero enseguida continuó con la conversación.

-Jaiden dijo que eras la cocinera- se explicó.

-No soy la cocinera, es decir, hago la comida de todos, pero no trabajo en esta casa. Además, soy muy joven para ser llamada cocinera- puso una mueca de asco. Olivia sonrió y se acomodó en el taburete.

-Cuando me hablaron de ti, pensé que se referían a una mujer de cincuenta años, no treinta- se encogió de hombros.

-¿Quién te ha dicho que tengo treinta?

-¿No los tienes?

-Sí, pero... ¿Quién te lo dijo? En esta casa quieren hacerme ver como un dinosaurio.

-Yo sola lo supuse- sonrió.

-¿Tan vieja me veo?- enarcó una ceja.

-Con ese aspecto te ves muy joven, Jenny, pero tu carácter...

-¿Qué aspecto?- de repente parecía más interesada en el asunto.

-Tan relajada, despreocupada, un poco amargada...

-¿Debería ofenderme? Porque no lo hago.

-Pues a mi me gusta tu forma de ser.

-No te lo he preguntado- volvió a girarse y siguió limpiando los platos.

Olivia soltó una risita por lo bajo y luego de terminar su taza de café, decidió ir a ver cómo estaba Amy. No tardó en encontrarla. Estaba en una de las habitaciones del segundo piso, sentada en la cama pequeña de ventana y jugando con un perrito.

Tocó la puerta y cuando su hermana la vio y le sonrió, se acercó.

-¿Y ese perro?- frunció el ceño.

-Es de Jaiden, se llama Hank, ¿no es tierno?- preguntó con una sonrisa dulce.

-Sí...- respondió Olivia. Tomó asiento a su lado y suspiró.

-Todo esto es muy raro, ¿cierto?- preguntó en voz baja.

-Lo es, me pregunto si estaremos soñando.

-También me pregunto eso.

Hubo un silencio de varios segundos en los que el perro comenzó a jugar con Olivia también y ella le devolvía caricias.

-Esta casa es de locos, y lo digo literalmente- murmuró Amy, mientras miraba detalles de la habitación.

-Lo es, ¿recuerdas cuando jugábamos a que teníamos un castillo de pequeñas? Pues ahora estamos en uno- rio.

-Sí, quizás sería mejor que quedara sólo en nuestra imaginación- bromeó.

El Legado Del Lobo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora