Olivia
Cuando fue a la cocina, no vio a Jaiden, pero no le importó mucho y tomó asiento en los taburetes. Jenny dejó un café y unas tostadas sobre la encimera y ella comenzó a devorarlo todo.
-¿Nunca comen en el comedor?- preguntó luego de darle un sorbo al café. Jenny ni siquiera se dio vuelta para mirarla, solo se quedó lavando los platos que habían allí.
-No les gusta- se encogió de hombros.
-Ya veo...- murmuró. Hubo un silencio que a Olivia le pareció eterno ya que ella estaba acostumbrada a hablar con todos y todo el tiempo, pero Jennifer no parecía muy a gusto.
-¿Hace mucho trabajas aquí?- preguntó ella, con voz baja. Esta vez, Jenny sí se giró, y con el ceño fruncido, indicando que le pareció absurda la pregunta.
-¿Qué dices? No trabajo aquí, vivo aquí- puso los ojos en blanco.
A Olivia la tomó un poco por sorpresa, pero enseguida continuó con la conversación.
-Jaiden dijo que eras la cocinera- se explicó.
-No soy la cocinera, es decir, hago la comida de todos, pero no trabajo en esta casa. Además, soy muy joven para ser llamada cocinera- puso una mueca de asco. Olivia sonrió y se acomodó en el taburete.
-Cuando me hablaron de ti, pensé que se referían a una mujer de cincuenta años, no treinta- se encogió de hombros.
-¿Quién te ha dicho que tengo treinta?
-¿No los tienes?
-Sí, pero... ¿Quién te lo dijo? En esta casa quieren hacerme ver como un dinosaurio.
-Yo sola lo supuse- sonrió.
-¿Tan vieja me veo?- enarcó una ceja.
-Con ese aspecto te ves muy joven, Jenny, pero tu carácter...
-¿Qué aspecto?- de repente parecía más interesada en el asunto.
-Tan relajada, despreocupada, un poco amargada...
-¿Debería ofenderme? Porque no lo hago.
-Pues a mi me gusta tu forma de ser.
-No te lo he preguntado- volvió a girarse y siguió limpiando los platos.
Olivia soltó una risita por lo bajo y luego de terminar su taza de café, decidió ir a ver cómo estaba Amy. No tardó en encontrarla. Estaba en una de las habitaciones del segundo piso, sentada en la cama pequeña de ventana y jugando con un perrito.
Tocó la puerta y cuando su hermana la vio y le sonrió, se acercó.
-¿Y ese perro?- frunció el ceño.
-Es de Jaiden, se llama Hank, ¿no es tierno?- preguntó con una sonrisa dulce.
-Sí...- respondió Olivia. Tomó asiento a su lado y suspiró.
-Todo esto es muy raro, ¿cierto?- preguntó en voz baja.
-Lo es, me pregunto si estaremos soñando.
-También me pregunto eso.
Hubo un silencio de varios segundos en los que el perro comenzó a jugar con Olivia también y ella le devolvía caricias.
-Esta casa es de locos, y lo digo literalmente- murmuró Amy, mientras miraba detalles de la habitación.
-Lo es, ¿recuerdas cuando jugábamos a que teníamos un castillo de pequeñas? Pues ahora estamos en uno- rio.
-Sí, quizás sería mejor que quedara sólo en nuestra imaginación- bromeó.

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El Legado Del Lobo (I)
FantasyDicen que la curiosidad mató al gato, pero en este caso, la curiosidad no mató a Olivia, sino que dio un giro dramático a su vida. Cuando entró al departamento de su vecino al escuchar ruidos raros, no se había imaginado que allí estaría un chico d...