14. Desastre

112 11 0
                                    

Jaiden

¿Cuáles eran las posibilidades? Primero: Davies tendría un colapso mental y no entendería una mierda. Segundo: pasaría lo primero.

Olivia y Jaiden eran los únicos que no estaban hablando en voz alta como si fuese una discoteca y no pudiesen escucharse por la música. Los demás estaban sumidos en sus conversaciones y todo era un caos.

Olivia no daba crédito a todo eso, se preguntaba como iban a hacer para calmar todo porque seguramente Davies no tardaría mucho en llegar, la galería de artes quedaba solo a unos quince minutos.

Suspiró por enésima vez y cuando iba a dar un paso hacia delante y tratar de calmar la situación, Olivia puso una mano en su pecho.

-Déjamelo a mí, mantén tu calma, Jaidensito- bromeó y se adelantó, poniéndose en el centro de todos.

Él reprimió una sonrisa divertida y se cruzó de brazos, poniendo toda su atención en ella. Aquello le gustó, sin saber muy bien porqué, pero trató de ignorar ese detalle y continuar con su misión: calmar las cosas, o tratar de hacerlo.

-¡Todos, cálmense!- gritó, mirando a cada uno, pero la ignoraron descaradamente. ¿Cómo era que no se daban cuenta del desastre que era la casa?

Ella puso su cara de indignada y miró a Jaiden, que le dedicó su mirada de te lo dije.

-¡Hey!- espetó, enfurruñada- ¡¿Están sordos o qué?!

Todos se voltearon hacia ella con la misma cara de incredulidad y Olivia soltó un suspiro.

-Escúchenme todos, tenemos un pequeño problema. O quizás muy grande, Jaiden, ¿cuan grande es el problema?

-Un sesenta por ciento, hay cosas peores- sonrió como angelito.

Todos seguían confusos.

-¿Se puede saber qué te pasa, cara de rana?- preguntó Addison, toda dulzura. Olivia estuvo a punto de responderle de la misma forma, ya no le caía muy bien esa chica y no sólo por la forma en que se habían conocido, sino también porque era muy irritante. Sin embargo, Jaiden habló antes que ella y trató de ignorar a Addison, lo que menos hacía falta era una discusión cuando ya faltaba poco para que llegara Davies.

-Pasa que Davies está de camino, así que si no se calman de una vez, esto será peor- murmuró Jaiden.

Jason y Jessie soltaron una maldición al mismo tiempo mientras que los chicos de La Academia abrían grande los ojos.

-¿Viene para acá? Mierda- masculló Alder, mientras se asomaba con su conejo en manos. Su cara era de total desconcierto.

Todos parecieron sorprendidos cuando Alder- ¡Alder!- utilizó una mala palabra.

-¿Y qué haremos? Dudo que le guste mucho esta aglomeración de gente en su casa, ¿sabes?- murmuró Jason.

-No me he dado cuenta- ironizó Jaiden-. Pero no hace falta esforzarnos mucho, nos verá de todas formas.

Todos se callaron cuando la puerta principal se abrió, pero no era Davies, era Sophia que venía muy alegre con bolsas en las manos.

-¡Chicos!- chilló entusiasmada-. He traído de la cafetería unos cuantos cafés, croissants, donas, refresco para Olivia, y me pasé por una tienda pequeña para comprar la comida de estos bichos porque se morirán de hambre, ah, no puedo olvidarlo, el chico de la cafetería me invitó a hacer parte de un sorteo para ganar unas magdalenas y supongo que ya lo comprendieron, ¿verdad? ¡He ganado! Aunque no me gustan las magdalenas, y puedo dárselas a Jaiden que las ama y...

El Legado Del Lobo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora