37: Plan de rescate

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Jaiden

El trayecto parecía ser cada vez más lento mientras avanzaban hacia el pueblo. Lo único que sabían era que Olivia estaba en peligro. Que estaba en la nave (bueno, eso no lo sabían con certeza, solo era lo más probable) y que allí podía pasar cualquier cosa.

El plan que habían armado había sido con múltiples opciones, por si se daban situaciones inafortunadas. Solo esperaban salir ilesos de allí.

Primero; no iban a separarse, por nada del mundo. Los lobos tendrían que estar juntos y rescatar a una de los suyos. Si lo hacían por caminos distintos estarían en mayor peligro porque todos los hombres de Sarah irían a por ellos, uno por uno. Segundo; intentarían hacer el mayor silencio posible para que no se dieran cuenta de su presencia allí. Tercero; Riley y Zachary tendrían que hacerlos invisibles cuando pasaran por Sarah o por hombres armados, cosa que podría pasar fácilmente. Y cuarto; al encontrar a Olivia, se irían lo más rápido posible.

¿Sonaba fácil? No. ¿Sería fácil? No se sabía.

Lo que sí se sabía era que Sarah podría estar haciendo de las suyas y aquello podría tener grandes consecuencias, por lo que debían llegar rápido.

Olivia

Le habían dado la misma comida que a Julie, sin siquiera decirle un "hola". Parecía que iban de mal con la vida, así que regresó a la mesa y se sentó en el mismo taburete, dejando su bandeja en la mesa y utilizando los palillos para comer.

Recordó entonces cuando su padre le había enseñado a usarlos. Su padre adoptivo. A pesar de que se la pasaba en su escritorio, cuando estaban todos juntos resultaba ser bastante cómodo y divertido el ambiente. En los almuerzos de los domingos siempre comían comida china, que era en esos momentos las favoritas de Amy y poco a poco de Olivia y sus padres. Mientras comían hacían chistes y la pasaban bien, no siempre se veía un agrícola salir de su caverna.

Su padre les enseñaba todos los días a utilizar los palillos, por lo que poco a poco lo aprendieron y se lo debían a él. La madre sonreía enternecida mientras sacudía la cabeza cada vez que una de las niñas clavaba un palillo en la comida como si fuese un cuchillo.

Julie la devolvió a la realidad cuando soltó un:

-¿Está todo bien?

Olivia iba a responder, pero se dio cuenta de que no le hablaba a ella, sino a Sarah, quien se sentaba a la mesa mientras mantenía las llemas de sus dedos en las sienes, moviéndolos en un masaje.

Se sintió torpe y distraída en ese momento. O más bien, idiota.

-Lo estoy, solo que no soporto a Marcus hablando en mi oído sin parar. De verdad no comprendo como no se cansa- se quejó y comenzó a comer de su bandeja.

-Marcus es el doctor que estaba con nosotros- informó Julie a Olivia, que se sentía perdida y fuera de la conversación.

-Olivia- la llamó Sarah-. Tengo una reunión con las comandantes en unos minutos. Me gustaría que me esperes en mi oficina. Luego te asignaré una habitación y te daré ropa para que puedas ducharte.

Olivia lo procesó y luego asintió, de acuerdo. Sarah empujó su bandeja hacia atrás con una mueca de asco. La bandeja se deslizó por la mesa y estuvo a poco de caer.

-Esa ensalada es cada día peor- reclamó y se puso de pie, comenzando a ir hacia las puertas. Se giró y observó a Julie-. ¿No te moverás?

Julie se puso de pie y la siguió rápidamente con una sonrisa nerviosa. Cuando ambas cruzaron las puertas, la otra mujer comandante se puso de pie y corrió rápidamente en su dirección. Olivia observó como las seguía y volvió a centrarse en su plato.

El Legado Del Lobo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora