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Dos semanas han pasado, y es que si algo tiene claro el castaño es que no soporta a Raven. Es arrogante, despreciable, inútil, mal educado, irrespetuoso y para nada de su agrado.
El hecho de que su comprador insistiera en que se enamoraría de él, le causaba gracia y más desprecio.

Tenía claro sus objetivos, resistir, conseguir más dinero, y luego hacer que su hermano lo sacara de la enorme casa y el lujoso mundo de Jeon Raven Jungkook.

El casto se halla en su habitación ordenando su ropa, le agradece a todos los dioses habidos y por haber el que Jeon no llegará a su casa hasta por la mañana. Gracias a eso no habían compartido la misma cama.

Toma una camisa, la coloca en un gancho y luego la introduce a su ropero, suspira al recordar a su hermanita. Da un vistazo hacia su cama y mira a la pequeña Hope, dormida con sus piernas abiertas y sus brazos extendidos.

Sonríe complacido y enternecido con la imagen de la niña, toma la última camisa y hace lo mismo que hizo con la anterior.

—Joven Jimin —lo llama la sirvienta.

El chico coloca la camisa junto al resto de ropa que Jungkook le ha comprado, cierra su ropero y observa a la sirvienta.

—Le recuerdo del chequeo médico de la pequeña.

Park asiente.

—Voy a cambiarme de ropa, y luego la vestiré —dice Jimin.

—Le prepare un bolso con lo necesario para Hope.

—Puedo hacerlo —dice el castaño, escogiendo una camisa de mezclilla.

—Déjeme hacer mi trabajo, joven —le pide la sirvienta.

—Tiene razón, lo siento —se disculpa Park, sonriendo.

—Lo esperare abajo.

El castaño asiente.

Se retira la camisa normal que viste y se talla la de mezclilla, coge un jeans negro, y se lo coloca luego de haberse quitado el cómodo short que vestía.

Toma sus botas cafés, se las talla y ajusta, para luego vestir a una para nada contenta Hope, por ser interrumpida en su descanso.

—Lo siento hermosa, juro que lo siento —escuchan las tres sirvientas, viendo bajar al castaño las escaleras con Hope en sus brazos.

—El chófer espera por usted —le informa la sirvienta, entregándole el bolso.

—Gracias —susurra mientras se coloca el bolso sobre su hombro izquierdo.

Una sirvienta le abre la puerta, baja los tres escalones de la casa y el joven, atractivo, alto y con linda sonrisa, vistiendo un traje color negro le abre la puerta trasera del auto.

—Déjeme ayudarlo.

Le retira el bolso.

—Muy amable —sonríe Jimin.

Se acomoda en el asiento trasero y luego sienta a la pequeña en la sillita.

—Muchas gracias —dice el castaño tomando el bolso.

—De nada, joven.

Jimin niega constantemente mientras ríe.

—Espera vamos a dejar esto claro. Me llamo Jimin no joven, no tienes por qué decirme joven cuando Raven Ricon no este, es fastidioso.

—Pero es su esposo —dice el joven chofer.

—Bien, si te explico seria largo y tedioso, solo te pido que me trates como a alguien más y cuando esté él, puedes decirme joven y todo eso, aunque no esté de acuerdo.

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