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Jungkook entra molesto de nuevo a su oficina, bufa y luego camina hasta su escritorio, coloca sus manos sobre este y lanza algunas cuantas cosas al piso.
Joy corre hasta la puerta y la cierra, recarga su espalda sobre está y permanece estática viendo al pelinegro.

—Todo esto es tú culpa &la ataca Jeon, dándose la vuelta.

La mira con su entrecejo fruncido y rechinando sus dientes mientras se queda en silencio.

—¿Es esto lo que querías provocar? —la cuestiona, señalándola. —Te di la maldita oportunidad de que terminarás de trabajar este mes, y tú. ¡Maldición! —alza su voz, llevando sus manos a su cabello. —Joy —articula Jungkook, sin retirar su mirada del cuerpo de la mujer. —¿Cuántas veces debo decirte que no quiero nada contigo? ¿Cuántas veces tengo que recordarte que estoy loco por Jimin? ¿Qué debo hacer para que entiendas que nuestros encuentros terminaron? —la atiborra de preguntas el millonario.

Inhala, exhala y bufa molesto nuevamente.

—No me gustas Joy, no estoy, ni estaré enamorado de ti, mierda —hace una pausa Raven. —Lamento si creíste que por nuestros encuentros sexuales podría llegar a enamorarme de ti, no fue ese mi intención —se disculpa el pelinegro.

—Voy a hablar con él, le diré la verdad —habla la pelinegra con voz temblorosa.

—¿Y piensas que va a escucharte? Ni siquiera quiso escucharme a mí, pero como lo haría si tú estabas semi desnuda y yo me abrochaba mi cinturón —dice entre risas Jeon, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

—Debiste haberlo seguido —habla en voz baja, Joy.

—Y decirle de nuevo que no fue lo que parece, ¿tú en serio crees que Jimin creerá que no tuvimos sexo en mi oficina?

—Pero no lo tuvimos —replica la pelinegra. —Puedo decirle que no pasó nada, que yo intenté que pasará, pero que tú no quisiste al saber que era yo y no él —articula avergonzado.

—Claro, y Jimin va a creerte así por así —suelta frustrado. —Joy, todos mis empleados saben que entre tú y yo había algo, Jimin también lo supo y sí vas y le dices la verdad no va creerte —le explica el mayor.

—Pero se supone que te ama, él debe confiar en ti —acota Joy.

Raven suelta una carcajada.

—Si yo fuera él tampoco confiaría en mí, Joy —le aclara Jeon. —Te diré lo que harás, y no, está vez no cambiaré de opinión —le asegura Jungkook, caminando hacia la mujer—. Vas a comprar un boleto a cualquier país.

Joy niega al escuchar esas palabras.

—Te marcharas.

—No —susurra la mujer con lágrimas en sus ojos.

—Sí, vas marcharte, no te quedarás en Inglaterra porque si lo haces me encargaré de que seas miserable el resto de tu vida —el pelinegro se detiene a escasos centímetros de la mujer. —Y sabes que soy capaz de hacer lo que sea —espeta en voz suave, Jungkook.

—Raven —solloza Joy.

—Vete —le pide Jeon.

—Perdón por amarte tanto —confiesa la mujer.

—Basta, vete —le ordena el millonario. —Tienes este día y mañana para marcharte de Inglaterra —le específica el pelinegro.

Se aleja de Joy, y camina hacia la puerta, la abre y con sus ojos llenos de lágrimas espera a que la mujer abandone su oficina.

—Raven —murmura Joy.

—Solo vete —le pide Jungkook.

La mujer sale de la oficina limpiando su rostro, Jeon entra a pasos rápidos, coge su celular y luego sale de la oficina a toda prisa sin darle alguna orden a su recepcionista, trabajadores y accionistas.

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