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Jungkook mira a Jimin caminar hacia la puerta, ve la bolsa que el castaño le ha entregado, sin pensarlo se pone de pie luego de haber escuchado como la puerta se cierra.
Abre, sale de la habitación y acelera sus pasos y con su mano izquierda consigue sostener el antebrazo derecho de Jimin.

—No te irás, no lo harás —lo detiene el millonario.

—Estás lastimándome —le hace saber Jimin, intentado no dar la cara para que Jeon no mire sus lágrimas. —Suéltame —le pide el menor.

—No —se limita a decir Jeon.

Camile los mira a ambos, se gira y regresa hasta las escaleras, las baja sin mirar a la pareja.

—Camina —ordena Jungkook.

—Te dije que...

—No me interesa lo que dijiste, así que camina —le exige Jeon, forzando a Jimin a caminar.

Llegan a la habitación y sin cerrar la puerta, el mayor, toma el mentón del castaño y lo obliga a que lo vea.

—Explícate —le exige el pelinegro.

—No hay nada que explicar —replica Jimin, derramando unas cuantas lágrimas.

—¿Entonces porque lloras? —lo cuestiona el millonario—. ¿Quieres marcharte en serio?

Park se queda silencio, no dice nada, solo mira la silueta de Raven frente a él.

—Vas a irte después que te he dicho que me gustas, que te quiero a mi lado y que me tienes. ¿Vas a marcharte en serio?

—Lo siento —susurra el castaño.

—Dime la verdad —le pide Jungkook.

—No hay una verdad —miente el menor.

—Bien —dice Jeon, molesto. —Entonces vete —suelta de sopetón, Raven, sorprendiendo al menor. —Hazlo, vete. Quieres irte después que me abrí a ti, hazlo, márchate —habla con desesperación, Jeon, señalando la puerta de la habitación. —Y toma —le entrega la bolsa con dinero—. No necesito el maldito dinero de la cláusula.

El pelinegro se aleja del menor, se cruza de brazos y ambos se miran mutuamente sin articular y dirigirse una sola palabra por unos minutos.

—¿Por qué no te marchas? Dijiste que te marchabas, hazlo —rompe el silencio, Raven.

—Eres un maldito idiota —suelta Jimin, lanzando el dinero al suelo.

—Yo soy el idiota —se señala Jeon, mientras repite las palabras del menor—. ¿No eres tú? Dices que te vas, pero sigues en mi propiedad.

—Debo irme —habla en voz baja, Jimin.

—Entonces hazlo, no voy a obligarte a qué sientas algo por mí. No puedo obligarte a qué me quieras como yo te quiero y a qué te abras a mi como yo lo hice.

Jeon se gira.

—Si lo hago —susurra Park.

Jungkook lo mira sobre su hombro.

—Siento lo mismo que tú sientes por mí, al inicio no, pero tú cambiabas a mi lado y, aunque me negaba a sentir algo por ti, al final tuve que aceptarlo al saber gustabas de mí, pe...

Las palabras que Jimin quiere seguir expresando son interrumpidas por los labios del millonario. Las manos de Jungkook se posan sobre las mejillas húmedas del menor y los brazos del castaño rodean la cintura del pelinegro, fundiéndose en un necesitado y deseado beso.

—Sabía que no estaba equivocado —susurra Raven, sobre los belfos del menor.

—No, espera —lo detiene Jimin. —Debo irme —insiste el menor.

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