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La noche para el menor no había sido para nada confortante, de lo contrario, era la peor noche en los pocos, pero largos días que llevaba en la enorme casa y en el mundo asfixiante que estaba obligado a vivir junto a Jungkook.
No dejaba de pensar en lo que llegaría a pasar si el pelinegro llegara a esforzarse por cumplir lo que le había pedido. Y es que luego de haberlo visto aparecer en la casa a las ocho de la noche esperando cenar juntos, era una pequeña prueba de que Jeon iba en serio.

La alarma de su celular suena a las seis y media de la mañana. Al primer tono, extiende su brazo izquierdo y con su mano toma el aparato electrónico que Jungkook le ha obsequiado.

Se pone de pie, camina hasta su ropero, escoge la ropa, la lanza a la cama y luego camina hasta la habitación de baño.

Se ducha intentando acallar su mente, sabía que llegaría pasar, tendría sexo con Jeon Raven Jungkook, aunque lo detestara con todo su corazón, era para lo que era vendido o alquilado y lo debía cumplir si quería recibir mas dinero de su actual esposo.

—Puedo hacerlo, puedo conseguir el dinero que quiera. Puedo conseguirlo —habla consigo mismo, mientras mira el reflejo de su rostro frente al espejo. —Vamos a sacarte de ese lugar, papá —dice saliendo del baño, solo con una toalla color vino enrollada en su cintura.

Se detiene al mirar a Jeon sentado sobre el borde de la cama, puede notar en su mirada como el deseo del pelinegro incrementa con el pasar de los segundos.

—Buenos días, corderito —escucha la voz del mayor.

El menor suspira, asiente, y sabe que debe hacer las cosas bien, sin dejar que el millonario lo humille.

—Buenos días, cariño —sonríe ampliamente el castaño, sorprendiendo a Raven. —¿Qué te trae a mi habitación tan temprano? —lo interroga Jimin, encaminándose hacia la cama, siendo observado por los ojos color negro de su comprador.

—Quería ver como habías amanecido, luego de dormir muchos días lejos de mí —responde Jeon, mirando con lujuria al menor.

—Muy gracioso —Park se gira, abre un pequeño cajón y saca su ropa interior.

Con cautela mira en el espejo la manera descarada en la que el pelinegro lo observa.

—Voy a odiarme por esto —dice en un hilo de voz.

Se acurruca un poco, alza su pie derecho y lo introduce en el orificio de la ropa interior, hace lo mismo con su pie izquierdo para luego lentamente empezar a subir su ropa interior, pasando por sus piernas, seguido por sus rodillas, continuando con sus muslos alzando la toalla en el proceso. Provocando de forma descarada a Jungkook.

El mayor relame sus labios al ver el abultado trasero de Jimin, se pone de pie y sin pensarlo camina hasta el castaño, su mano izquierda rodea la cintura del menor y su mano derecha se encarga de retirarle la toalla.

—Sé lo que estás haciendo, corderito —susurra Jeon, sobre el cuello de Park.

—¿Ah, sí?

—Claro que si —dice Jungkook, llevando su mano izquierda al cuello de Jimin, luego de haber dejado caer la toalla al suelo de la habitación. —Estas provocándome —continúa hablando el mayor, acariciando con la punta de su nariz el cuello del menor.

—Te equivocas.

Jimin se gira de forma lenta, sin alejar a Jeon, y sin deshacer el agarre del pelinegro.

—Solo estoy cambiándome, no es mi culpa que tu estés justo aquí cuando lo hago.

—Es mi casa, puedo entrar a la habitación que yo desee —habla Jungkook, viendo los llamativos labios del chico frente a él.

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