Abrí los ojos al escuchar unos chillidos. Aunque los tuve que entrecerrar cuando el sol me golpeó en la cara. Gemí del dolor al apoyar las manos en el suelo e intentar levantarme.
— La madre que los parió... —escuché la voz de Newt a mi lado, y lo miré de inmediato.
Estaba mirando a su alrededor, y miré como teníamos un muro delante, lleno de enredaderas. Fruncí el ceño y miré a los lados, viendo como había dos caminos diferentes.
Enseguida entendí que simulación era esta.
Estábamos dentro del laberinto que había creado con Teresa.
Esto definitivamente no estaba pasando. Nos habían hecho esta simulación aposta. Querían ver nuestra resistencia dentro, pero no nos habían dicho que pasaba si los bichos que habían dentro nos mataban.
El laberinto estaba lleno de trampas, de bichos y otras cosas nuevas que habíamos inventado. ¡Sorpresa!... supongo. Los bichos nocturnos no eran lo único que habitaba en el laberinto.
— ¿Dónde estamos? ¿Qué es esto? —preguntó Newt, ahora mirándome a mi, pero parecía que estaba hablando más para él.
Y otro chillido distinto se escuchó de nuevo, llamando la atención de Newt.
— ¿Qué ha sido eso? —Newt siguió hablando.
— Laceradores.
Newt enseguida me miró, frunciendo el ceño con la respiración acelerada, sin entender nada de lo que estaba pasando. Se pasó una mano por su cabello y apoyó la otra mano en su cadera, caminando por el pasillo en el que estábamos.
— ¿Qué son los laceradores? ¿Dónde estamos? —se acercó a mi ahora, bastante alterado.
— Son... ¿bichos?... ¿enormes? —hablé yo, pero realmente no sabía como describir a los laceradores. Newt frunció el ceño ante mi respuesta.
— ¿Bichos enormes? ¿Estás bromeando? —me preguntó, aún con una expresión confundida—. ¿Qué... qué es lo que hacen? No entiendo...
— Eh... y-yo... —Newt me estaba asustando bastante, él estaba sudando y completamente alterado, se notaba como su pecho subía y bajaba con bastante rapidez—. ¿E-Estás... bien?
— ¡¿Bien?! ¡¿Cómo voy a estar bien?! ¡¿Qué mierda es todo esto?! ¡¿Cómo sabes que lo que ha gritado era un lacerador?! —prácticamente me estampó contra el muro que tenía detrás.
Fruncí el ceño confundida y asustada, pero enseguida vi como unas venas negras empezaban a decorar su cuello. Apoyé las manos sobre sus antebrazos, mirando como las venas se seguían extendiendo.
Subí las mangas de su camiseta y chaqueta, viendo como las venas se empezaban a marcar por sus antebrazos. Newt lo miró y frunció el ceño, alejándose de mi. Se miró ambos brazos y entreabrió los labios sorprendido y asustado.
— ¿Qué es esto? —Newt señaló las venas negras.
— N-No lo sé... puede que sea el virus... —contesté, a lo que Newt frunció el ceño aún más confundido, aunque ahora estaba aterrado.
— M-Me... ¿e-estoy con... convirtiendo en crank? —me preguntó, mirándome asustado—. ¿Por qué? ¿Qué es lo que pasa?
Y otro chillido resonó los muros, dando a entender que los otros habitantes del laberinto estaban despiertos, ya que el chillido fue totalmente diferente. No sabía que eran aquellas cosas, Ava nos dijo a Teresa y a mi que aquello no estaba terminado y no nos lo enseñaría.
Newt miró hacia arriba mientras su pecho subía y bajaba a una gran velocidad. Sus manos temblaron y él las bajó aterrado.
— ¿Y ese chillido? ¿Qué es? ¿Otro lacerador? —preguntó, mirándome fijamente.
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Never stop running
Random¿Y si la historia comenzara a contarse desde el principio? Antes de que el laberinto se hubiera realizado. Cuando los protagonistas de esta historia no eran más que unos críos. Unos niños especiales. Unos niños que habían sobrevivido al Destello por...