Never stop running

18

{ Chuck y La Fogata }

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- Narrador omnisciente -

Newt, ______, Minho y Thomas corrieron hacia la Caja, donde no paraban de murmurar cosas sobre el nuevo, que seguía sin querer salir de la Caja.

Nick y Alby hacían todo lo posible por sacarlo de ahí, pero realmente se les estaba haciendo muy difícil. ______ y Newt se asomaron al ver al niño que ahora estaba en boca de todos.

—¡Dejadme en paz, lo digo enserio! ¡Iros y dejar de mirarme como si fuera un marciano! —exclamó, y nadie pudo evitar empezar a reír a carcajadas.

—¿Marciano? Me cae bien el nuevito.

—Tiene carácter.

Y así siguieron los comentarios.

—Tú —Gally señaló a la castaña, haciendo que todos callasen y el niño la mirase con el ceño fruncido—. Ayúdalo.

—¿Por qué yo? ¿No sabes hacerlo tú? —ella se cruzó de brazos, y Gally rodó los ojos, acercándose a la chica.

—Oye —Newt se quejó cuando Gally agarró el brazo de ______ y la llevó a pisar las rejas para que bajase—. ¿Qué crees que haces, Gally?

—Ayudándola a bajar.

Y dicho eso, todos ahogaron un grito y se acercaron hasta que no pudieron más a la Caja cuando Gally la empujó y ella cayó encima de lo que parecían sacos enormes.

El niño se alejó, dándole una mirada confundida para luego mirar a todos los demás.

—¡Animal! ¿Y se le has hecho daño? —le exclamó el niño, y todos miraron a Gally incrédulos.

El pequeño solo ignoró los sonidos de sorpresa e incredulidad y se acercó a la chica que intentaba amortiguar el dolor en su espalda, fulminado a Gally con la mirada.

—¿Estás bien?

—Si, gracias —ella le sonrió, y por primera vez, el niño también cambió su expresión a una más feliz.

—Deja que te ayude —Thomas habló desde arriba, extendiéndole una mano para que la agarrase.

Se levantó y agarró la mano de su hermano, pero cuando estaba casi arriba, Thomas la soltó, y ella cayó de nuevo encima de los sacos. Las risas no tardaron en volver, y el niño miró mal al azabache.

Este rió y miró a Minho.

Dejó de reír de inmediato.

Minho arqueó una ceja contra él, y Thomas ya sabía lo que le esperaba.

—Ni siquiera tú te puedes meter con ella —le dijo, y al momento en el que dejó un beso en su mejilla, lo empujó a la caja, cayendo encima de unas mantas que no amortiguaron mucho la caída.

Nick y Alby negaron con la cabeza, una sonrisa en ambos labios. Y compartieron una mirada, Nick definitivamente les iba a extrañar. Iba a extrañar las bromas, las risas y los momentos con ellos, todos ellos.

—¿Por qué no deja de caer gente? —el niño habló de nuevo, mirando a los dos sujetos que estaban a cada lado de su cuerpo.

—¡Oye! —exclamó Thomas, mirando a Minho de mala manera.

—Lo siento, cariño —bromeó Minho entre risas, pero había conseguido sonrojar al azabache, quien bajó la mirada avergonzado.

—¿Por qué está como un tomate? —preguntó el niño.