花 PARTE 3

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Mantuvimos ese orgullo, por cientos de años
Hemos superado todo, nunca dejamos pasar una vez



Marzo 1946 — Noviembre 1948

La brisa bajaba por las montañas junto al mar en Hungnam, agitando la melena castaña de Dalmi en el cultivo de arroz

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La brisa bajaba por las montañas junto al mar en Hungnam, agitando la melena castaña de Dalmi en el cultivo de arroz.

El país se había unido en una celebración el mismo día que marcó una tragedia al otro lado del mar. Después de treinta y cinco años, al fin eran libres.

El amigo de Dalhyun, Ahn Chisoo, los había visitado una tarde para comunicarles la rendición de Japón ante los aliados que había escuchado por la radio.

Lo que había sido una celebración para la familia y la ciudad entera se convirtió en pesar al ver a su hija a su regreso una semana más tarde cuando la escuela cesó las actividades.

La chica llena de esperanzas sobre el futuro se había ido para no volver. En su lugar, una joven triste y callada estaba sembrando los tallos de arroz en el agua bajo el sol de la primavera.

Había adelgazado lo indecible en esos meses, tal como su abuela. Su brillante y largo cabello negro era ahora castaño, quebradizo y opaco. En algún momento había decidido cortarlo para no lidiar con los nudos que se hacían en las puntas por más que lo trenzara o cepillara.

Detestaba verla así. Desde su llegada meses atrás había notado algo en la primera sonrisa que formó al bajar del paiño, y eso se fue externando cada vez más, consumiéndola lentamente hasta hacerlo algo notorio. No había necesidad de que hablara. Dalmi ya sabía lo que había ocurrido, tanto por las noticias, su semblante y la carta que su tutora le había enviado para informar las primeras medidas del que, hasta la fecha en que la recibió, había sido el Concejo Supremo de Magia del Imperio de Japón, junto a las cosas que había notado en los estudiantes que habían permanecido en la escuela durante la tragedia.

Era un precio doloroso que pagar por la libertad.

—¡Llegó una carta! —gritó su cuñada desde la casa— ¡Es importante!

Los cinco levantaron la vista del charco de agua para caminar completamente agotados hacia el lugar donde Sunhee agitaba un rollo de pergamino. La carta había coincidido con la hora del almuerzo, así que todos se reunieron en el comedor.

—El Ministerio Provisional de magia de Corea del Norte llama a todos los magos y brujas mayores de 19 años para el establecimiento del nuevo gobierno mágico del país —resumió Sunhee.

—¿Cuándo? —preguntó su padre.

—En dos días. Deben ir hasta Pyongyang.

—Menos mal ya no necesitamos ese maldito permiso de aparición... —agradeció Dalson

Dalmi le dio un fuerte codazo, viendo a su hija decaída. La chica se levantó en silencio sin haber tocado su plato unos minutos más tarde, y caminó hasta su habitación, cerrando con lentitud la puerta tras de sí.

Arirang | MahoutokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora