11. Futuro

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Con el paso de los meses, cualquier situación ajena al estudio quedó de lado

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Con el paso de los meses, cualquier situación ajena al estudio quedó de lado. Todos se levantaban muy temprano para estudiar por su cuenta en la sala, con el uniforme ya puesto para llegar rápido al desayuno y seguir estudiando mientras comían. Aprovechaban al máximo sus horas de clase o cualquier minuto del día para estudiar. La mayoría había renunciado a sus actividades extracurriculares o se habían excusado de ellas temporalmente para abrirle un espacio a sus estudios, excepto quienes tenían la posición de sempai en sus clubes.

Las clases de aparición que habían iniciado en septiembre se daban durante dos horas los fines de semana, y al ser algo que todos consideraban necesario, continuaron con ellas con normalidad.

Jangmi se había repartido el trabajo con Sakuragi de manera equitativa para no cargarla a ella con todo, y eso le había costado tiempo de estudio. Cada una había quedado a cargo de enseñarle a tres personas en total, hasta que la misma Sakuragi le propuso practicar por su cuenta para dejarle un tiempo libre adicional.

Además de prepararse para el examen, a sus responsabilidades ese año se añadió la organización completa del festival, con una pequeña ayuda de los estudiantes de quinto año.

Pese a lo demandante que resultaron ser los preparativos, el festival de ese año pasó como unas breves vacaciones para todos, despojándose de la rutina por un par de días sin ninguna novedad especial.

Jangmi y Ryuko se presentaron juntas ese año con la canción que habían preparado antes de la tragedia que destruyó al imperio. Decidieron hacerlo, en parte, por la falta de tiempo que tenían para ensayar una nueva canción y las ganas que tenían de presentarse juntas desde el momento en que empezaron a acercarse.

Pese a que sabían las fechas, la semana de examen les llegó por sorpresa a inicios del año siguiente. El día antes, Junko había tenido una crisis, y fue necesario que la llevaran a la enfermería. Regresó a la vivienda esa noche, ya más calmada y optimista sobre el examen. Todos se tomaron un té de manzanilla para calmar los nervios y dormir bien, pero en la madrugada no había una sola luz apagada en la casa.

Esos días pasaron como una lenta tortura. Los exámenes teóricos fueron en el comedor de la escuela, bajo la mirada atenta de varios supervisores del Ministerio, escrutándolos a todos en busca de un posible fraude.

Había preguntas sobre cosas que vieron desde el primer año y algunas que todavía estaban supuestas a verse ese año, y que de no ser por su estudio intensivo, seguramente no sabrían.

El mayor problema de Jangmi fue el idioma. A la mitad de la primera jornada ya se sentía mareada de leer los kanji, y en el último examen teórico del día, Defensa Contra las Artes Oscuras, las lágrimas se le salieron cuando su comprensión del japonés se fue a la mierda por la angustia.

Solo veía garabatos borrosos, así que contestó como pudo y de manera aleatoria, con ganas de que aquello terminara de una vez, y en cuanto salió del comedor, se echó a llorar en el pasillo.

Arirang | MahoutokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora