4. Apoyo

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—¿Qué demonios te pasó? —interrogó Ryuko

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—¿Qué demonios te pasó? —interrogó Ryuko.

—Algo llamado inspiración, señorita Hirai —se burló con cansancio sin ser consciente de lo que decía.

—¿De qué hablas?

—Nada. Solo necesitaba hablar algo con el profesor Asahi.

—¡Pasaste tres putos días sin salir ni siquiera a comer! ¿Acaso dormiste?

—No es la primera vez que me pasa.

—Estás loca —dijo mientras la empujaba por el hombro para que entrara a la casa.

La llevó hasta su habitación entre empujones y quejas de lo imprudente que era, de cómo los había preocupado a todos y lo loca que estaba. El resto de sus compañeros las observaban con preocupación, reclamaban al igual que Ryuko y la regañaban por descuidarse. Ryuko sacó unas galletas de su baúl y le dejó la caja en frente sin decir nada más.

—No tengo ape...

—Ni se te ocurra decirlo, idiota. La cena ya pasó, y esto será algo, al menos hasta mañana. Come.

La mirada de Ryuko le dejaba clarísimo que, si no comía, no saldría de ahí, y al día siguiente tendría que aguantársela dándole bocados, así que empezó a comer algunas galletas.

—Itadakimasu... —dijo antes del primer bocado para agradecer.

—¿Qué estuviste haciendo todos estos días?

—Bueno... te lo diré si sale bien. Nadie necesita enterarse de mis fracasos.

—Entonces escribiste algo.

—¿Cómo lo...?

—Dijiste que fue inspiración ¿escribiste una canción para el festival?

—Mierda...

—No le voy a decir a nadie.

—No para el festival... pero sí la voy a cantar —habló rápidamente—. Bueno, la quiero cantar, ya depende del profesor... No la pensé para eso, pero necesito cantarla por algo que prometí...

—Jangmi, cálmate.

—Lo siento... estoy agotada.

—Más te vale dormir esta noche.

—Ryuko...

—Si no lo haces voy a ir a la enfermería por poción para no soñar, así tenga que robarla.

—¿Crees que la señora Kondo me dé una poción si se lo pido?

—Solo si tienes un buen motivo.

—No sé ni cómo explicarlo.

—Solo dilo y ya. Si le das muchas vueltas te vas a enredar.

Asintió entendiendo el consejo, con el plan de dejar ese asunto hasta ahí y hablar con la señora Kondo al día siguiente, pero Ryuko la miró con cierta insistencia, dándole a entender que quería saber qué pasaba.

Arirang | MahoutokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora