5. Oleaje

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La última semana antes de las vacaciones, Jangmi se dedicó de lleno a la traducción que le había pedido el profesor Asahi

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La última semana antes de las vacaciones, Jangmi se dedicó de lleno a la traducción que le había pedido el profesor Asahi. Aunque no les fue particularmente mal en los exámenes y muy pocos tuvieron que repetirlos, el promedio del grupo volvió a ser como antes: el peor de la escuela.

Como nueva representante, Kou había hecho un buen trabajo al repartir las tareas, pero no había conseguido llevarlos a esa meta. Los cambios en la escuela y el país en crisis desestabilizaron el impulso académico que todos habían tenido. A ratos les parecía inútil seguir con eso al no encontrar un propósito. No había muchos empleos y la inseguridad subía en ambos países. Si la escuela no fuera obligatoria, muchos ya la habrían dejado.

Ryuko estaba sentada a su lado, dándole de tanto en tanto ayudas con los kanji para que todo se entendiera. De repente vio por el rabillo del ojo como la chica se limpiaba una lágrima traviesa.

—¿Estás llorando? —preguntó sorprendida.

—Se me metió algo al ojo —se excusó, frotándose el ojo con insistencia y parpadeando varias veces después— Te quedó preciosa.

—Gracias...

—Tengo ganas de escucharla.

—Tendrás que esperar.

—¿Me vas a tener en la intriga hasta noviembre?

—El suspenso es parte del espectáculo.

—El suspenso me aburre —Ryuko puso los ojos en blanco y revisó la traducción una última vez, dando su aprobación para que la entregara.

Jangmi caminó por un rato sin saber en dónde estaba el profesor, así que le preguntó al señor Matsubara en cuanto se lo encontró en la intersección de caminos frente al palacio.

—Está metido en el teatro, como siempre.

Le agradeció con una reverencia y continuó caminando hacia allá. La geisha del tapiz la miró con alegría en cuanto entró.

El profesor Asahi estaba sentado frente a un instrumento que Jangmi no había visto antes, con unas hojas pentagramadas apoyadas en el mismo artefacto.

—Buenas tardes, profesor.

—Seon ¿Cómo va todo?

—Ya tengo la traducción que pidió —dijo alzando las hojas de papel que llevaba en su mano.

El profesor se pasó un largo rato leyéndola, completamente metido en la letra mientras ella jugaba con sus dedos de manera inquieta. Tal vez era demasiado.

Asahi levantó la vista al terminar, con notable sorpresa.

—Es para Yamada —concluyó y ella asintió—. Pensé que sería para alguien más.

—Por fortuna no tengo a quién más escribirle una canción así.

—Te aconsejo que no bases todas tus canciones en eso. Puede que no sea muy bueno.

Arirang | MahoutokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora