10. Orden de alejamiento

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—¿Dónde se habrá metido hoy?

Mi reloj marca más 6 de la tarde y no entiendo el motivo por el cuál un chico tan responsable como Michael, no ha venido a la biblioteca para nuestra sesión de tutoría. Reviso mi teléfono y mi ceño se frunce al descubrir que no ha leído ninguno de los mensajes que le envié desde la mañana.

Resoplo y recuesto mi cabeza contra la mesa hasta que el golpe seco producido por unos libros al golpear la superficie, me ponen alerta. Elevo mi rostro y veo a un Michael totalmente distinto.

Su semblante serio no lo visita y esta vez su cara parece no saber qué gesto tomar. No dice absolutamente nada y solo comienza a sacar los materiales y entregármelos.

—Michael, ¿Estás bien?

—Uhm. —ni siquiera me mira—. ¿Por qué no lo estaría?

Su pregunta se responde sola cuando en lugar de tomar asiento a mi lado como de costumbre, se sienta frente a mí manteniendo una sana distancia.

—¡Oye! ¿Por qué actúas como si tuviéramos una orden de alejamiento?

Su rostro se ilumina.

—No había pensado en ello, ¿Podemos actuar como si tuviéramos una?

—¡No!

Mi grito llama la atención de algunas personas en la biblioteca, Michael se disculpa con ellos y yo suspiro con cansancio.

—Entonces, ¿Cómo si fuéramos parientes lejanos?

—Tú, pequeño d... Ahhh. —corto mi oración antes de insultarlo—. Si vas a actuar como un psicópata al menos mírame a la cara, ¿Por qué sigues mirando la madera?

—Tienes razón.

Me alivio por unos segundos hasta que lo veo buscar en el interior de su mochila y sacar unos lentes de sol, se inclina hacia mí con nada de delicadeza y coloca los lentes en mi rostro.

—¡¿Desde cuándo eres tan insoportable?! 

Me ignora completamente y revisa otra vez el interior de su mochila para esta vez sacar una gorra y otros lentes, colocándose ambos.

Mi expresión incrédula parece no alertarlo y solo asiente con satisfacción.

—Vamos a empezar.

♡♡♡

—¿Realmente hizo eso?

Olivia luce sorprendida al escuchar la historia de lo que hizo Michael el día de ayer. Ambas caminamos por los pasillos de la biblioteca mientras buscamos los libros pedidos por el maestro. Nuestra conversación continúa hasta que llegamos al último pasillo y nuestro paso es detenido por dos cuerpos que avanzan en dirección contraria.

—Oh, están aquí. —Diego regala una sonrisa junto a su frase.

Nuestros ojos viajan hacia la persona a su lado y el cómo agacha la cabeza con frenetismo mientras intenta pasar desapercibido.

—Oye, ¿Qué le pasa a tu amigo? 

La pregunta de Olivia hace que Diego mire al chico a su lado y la forma en que actúa.

—No tengo la menor idea. —lo señala—. Está así desde que le dije que estaban aquí y que fuéramos a saludar.

Michael eleva su rostro y mira a su amigo con ira.

—No es como que tengas que compartir todo lo que pase. —su respuesta hace que mi atención caiga sobre él.

—Wow... ¿Entonces sí puedes mirar a los ojos a otras personas? Pensé que te había dado tortícolis de tanto agachar el cuello.

Si fuera a decir que sí [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora