23. No subestimes mis sentimientos

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—Chicos... ¿Cuánto ha pasado desde que están así?

El susurro de Eric no pasa desapercibido por mí aunque lo ignoro por completo y mantengo mis ojos fijos en la nada.

—Una semana, aproximadamente. —asegura Berthie.

Tanto ellos como Olivia y Jay desvían su atención de mí hacia el chico sentado en la mesa del frente que no despega sus ojos de mi rostro rogando por un poco de atención. Diego, quien se mantiene a su lado, niega lentamente dando a entender que la situación está igual de ambas partes.

Yo me niego a hablar con él y él no tiene la valentía para encararme y decir lo que desea decir.

Así se han mantenido las cosas esta semana.

Los murmullos fueron cesados y aunque me hace estar en paz, me niego a saber quién o cómo hizo para lograr que nadie volviera a mencionar el tema. Cansada de la indirecta insistencia de mis amigos, me pongo de pie y salgo del lugar sin dar aviso alguno.

Sin saber el motivo, mis pies me llevan hasta las gradas del campo de fútbol y tomo asiento lo más lejos posible del césped. La brisa me envuelve en un cálido abrazo y la soledad me hace caer en un estado depresivo que estuve tratando de evitar toda la semana.

El móvil en mi bolsillo empieza a sonar y lo retiro despreocupadamente

A ver de quién se trata en la pantalla dudo un poco si es correcto responder pero aún así lo hago. Aprieto el móvil contra mi oreja pero soy incapaz de hablar primero.

—Eller, cariño. ¿Estás ahí?

La dulzura en su voz hace que mis ojos se llenen de lágrimas porque mi corazón anhela poder lanzarme entre sus brazos.

—Uhm.

Es lo único que puedo responder debido a lo entrecortada que se mantiene mi voz para no dejar salir las lágrimas.

Siendo mi madre, no es difícil para ella darse cuenta de lo mal que pueden estar yendo las cosas en mi vida.

—¿Está siendo difícil para ti, Eller?

No puedo soportar más y solo lloro, lloro con fuerza y sin responder nada más porque en mi llanto dejo salir todo aquello que he estado guardando estos días.

—Está bien, cariño. —habla con suavidad desde el otro lado de la línea—. Está bien no estarlo de vez en cuando.

—Lo siento... —logro decir entre los sollozos.

—¿Qué tipo de madre sería si tuviera que perdonarte por sentir como lo haría cualquier ser humano? Si te sientes triste no lo guardes para ti, incluso el dolor es un sentimiento válido.

Vuelvo a llorar fuertemente ignorando el lugar donde estoy mientras mi madre permite que desahogue mi dolor sin juzgarme por ello.

♡♡♡

Reviso mi rostro en el espejo nuevamente y aunque mi rostro sigue un poco hinchado, se encuentra mejor que hace una hora. Seco mis manos y doy una larga respiración antes de salir al baño. Mi intención es ir a casa pero me detengo abruptamente cuando mi brazo es tomado desde atrás haciéndome girar.

Cubro mi boca con sorpresa al ver su rostro golpeado y la sangre que se derrama desde la comisura de sus labios.

—¿Qué te p-

—Ven conmigo.

Habla sin dejarme terminar e intenta arrastrarme lejos del lugar pero es imposible cuando mi otro brazo es tomado también con fuerza, por otra persona. No entiendo lo que sucede al ver que Diego, quien impide que Berthie me lleve con él, también está golpeado.

Si fuera a decir que sí [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora