25. Punto y coma

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La vida puede pasar de ser un cuento de hadas a una catástrofe en cuestión de minutos, lo peor es que no se necesita de mucho para destruir esa infraestructura más rápido de lo que nos tomó construirla.

Sí, quizá algunas de las cosas que nos pasan son predecibles desde el primer instante y solo pasamos de ellas, ¿Pero no es la ignorancia la única forma de poder vivir en paz algunas veces? Tal vez no sea la mejor opción, pero a veces es la única.

El techo vuelve a convertirse en un espacio blanco hecho con concreto cuando escapo de mis pensamientos y vuelvo a la realidad.

¿Cuántos días he estado en casa? Los suficientes como para darme cuenta de que mi infraestructura fue destruida y estoy tratando de sobrevivir entre los escombros de lo que alguna vez fue.

—No quiero... —murmuro para nadie más que para mí—. Hoy no quiero intentarlo.

Porque mentiría si no admito lo mucho que he intentado salir de casa y hacer mi vida con normalidad, mi deseo de ir a clases y comer con los chicos en la cafetería, tomar tutorías con el chico que me gusta. Una ilusión que poco a poco me destruyó porque resultó que todo no era más que una escenografía manipulada y creada para mí, con el deseo de que pudiera creerla.

Pero no era real, y ahora dudo de que algo lo fuera.

Abandono mi cama y voy al baño, el reflejo en el espejo se desconoce y no sabe quién es. El día que perdí la oportunidad de hacer lo único que me apasionaba, me perdí a mí misma.

Me dirijo a la sala y tomo asiento en el sofá, en la mesa se encuentran un montón de papeles o mejor dicho, cartas que me han escrito los chicos pidiendo disculpas y prometiendo hacer cualquier cosa para que pueda regresar a la universidad.

Las leo, pero nunca contesto.

El teléfono suena y veo el nombre de Olivia brillar en la pantalla, dudo un poco pero un sentimiento de culpa se instala en mí y me responsabiliza por las veces que ha venido a casa y se queda frente a mi puerta hablando por horas y haciéndome saber que está ahí para mí.

Decido responder su llamada y hacerle saber que no debe preocuparse por mí.

—¿Eller?

—Uhm.

—¡He estado tan preocupada que por fin siento que puedo respirar!

—¿Quién es?

La voz que suena al fondo la identifico inmediatamente como proveniente de Diego y no me sorprende el saber que están juntos tan temprano en la mañana.

—Es Eller. —le hace saber Olivia con genuina emoción—. ¿Estás en casa?

—¿Acaso tengo otro lugar a donde ir? —mi broma no parece causarle gracia y solo calla—. Lo lamento, no quería que te sintieras mal por ello.

—Incluso si no quieres, creo que todos deberíamos de sentirnos un poco culpables por lo que te pasó. —admite.

—Oye, ¿Acaso seduciste al director? —bromeo y ambas reímos por poco tiempo.

—Tonta. No llegué tan lejos pero supongo que el no poder hacer nada por ti me hace sentir culpable.

—Estar a mi lado es lo único que puedes hacer por mí y no has dejado de hacerlo. —afirmo—. Así que deja de sentirte culpable por cosas que se escapan de tus manos.

—Uhm. —responde con dulzura—. Incluso en esta posición eres tú quien no deja de apoyarnos. Eller, sé que es difícil y puedes sentir que no mereces algunas cosas de las que tienes, pero ser amada es algo que te has ganado y nadie tiene el derecho de hacerte sentir que no lo mereces solo por la persona que eligió darte su corazón.

Si fuera a decir que sí [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora