Capítulo 30 - Charles

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   -Hola, Amber - trato de saludarla naturalmente, pero ella me está fulminando con la mirada desde que entré al salón.

-Hola, ¿Podemos hablar? - dice y sé que me va a hablar sobre lo de ayer.

-Ya casi va a empezar la clase - trato de evadir el tema para que a ella le moleste.

-¿Entonces puedes ir a mi casa? - me pregunta mirándome a los ojos, se me parte el corazón cuando veo que están hinchados y con ojeras, pero aun así se ve hermosa.

-Sí, claro.

Dejo mi maleta en el suelo y voy donde Heather.

-Hola - la saludo.

-Hola, Charles.

-En serio perdón por lo de ayer, necesito que ella termine conmigo y pensé que esa sería una buena estrategia, pero jugué con tus sentimientos.

-No pasa nada, en serio está bien, te entiendo.

Recuerdo el momento en que mis labios tocaron los suyos, se sentían diferentes, demasiado distintos, pero lo que más me destruye es recordar el rostro de Amber y en cómo desapareció el resto del día.

Sé que hacer lo que hago es lo mejor, prefiero ver a Amber con el corazón roto que muerta, pero a veces pienso en ir donde ella y que me valga un rábano mi tío, enfrentarlo y recuperarla.

-Intenté ser amiga de ella ayer, pero fue muy esquiva - me dice al ver que me quedo opinando.

-No creo que quiera ser tu amiga.

-No pierdo nada por intentarlo, además la cosa es que te odie a ti, no a mí.

-Sí, claro - niego con la cabeza volviendo a mi asiento.

Miro a Amber, sigue leyendo su libro. Puede que hoy me termine, sé que ese era el objetivo, pero no quiero que ella me deje.

Recuerdo la vez en que la besé y le conté mi secreto, ella es la única humana que lo sabe. Y pensar que mande todo al carajo, es frustrante.

Me giro hacia Amber y le doy un pequeño beso en los labios, ella se tensa al instante, pero no me dice nada al respecto.

-¿Estás bien? - le pregunto sin siquiera saber por qué, es evidente que está mal.

-Sí - responde con la voz más fría con la que me ha hablado.

-Te amo - digo y pensar que probablemente sea la última vez que se lo diga, ella no me responde, solo asiente y sigue leyendo.

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Caminamos todo el camino a casa de Amber con un silencio incómodo, ella ni siquiera se atrevía a mirarme y aprieta su puno a sus costados, me odiaba.

Llegamos a su casa y subimos a su habitación, me vino el recuerdo de cuando me enseñó matemáticas y gracias a ella entiendo medianamente el tema. La apariencia atrae, pero que te enseñe matemáticas sabiendo que no entenderás nada enamora.

-Oye, voy a ser sincera, te vi besando a Heather - dijo tratando de sonar fuerte, pero con la última frase su voz se rompió un poco -, ¿Por qué Charles? - lágrimas le empezaron a brotar -, ¿Por qué la besaste?, ¿Por qué actúas así conmigo?

-Yo...

-¿La besaste por qué es linda? - me quedo en silencio porque nunca pensé que le contestaría -, claro que es por eso, yo no soy ni la mitad de hermosa.

No eres la mitad, eres el doble.

-No digas eso.

-¿También les dirás estrellita y les revelarás tu secreto? - ella empieza a llorar abiertamente rompiéndome el corazón -. No quiero seguir siendo tu novia, si es que en algún momento lo fuí - dice en voz baja.

-¿Me estás terminando?

-Sí, Charles, lo estoy haciendo.

-De acuerdo - me dirijo hacia la puerta de su cuarto -. Adiós.

-Pero primero quiero una explicación - me detiene a mitad de camino - ¿Por qué?

-Porque son lindas, son populares, besan, no son unas inexpertas como tú.

-¿Jugaste conmigo todo el tiempo? - me pregunta sollozando.

-Necesitaba ganar terreno - sigo hasta salir de su habitación, ella trata de seguirme, pero se detiene, volteo a ver hacia atrás -. Adiós, estrellita.

Espero que solo sea un hasta pronto.

Mi nudo en la garganta es enorme, debo de hacer un esfuerzo descomunal por no llorar, no quiero dejarla ir. Yo la amo.

Salgo de su casa, quiero volver a entrar y decirle que todo es mentira, que la amo y jamás la lastimaría, pero sé que será inútil, dudo que me crea y no debo decírselo.

-Eres un maldito idiota - dice un chico en el porche de al lado -. Como puedes provocar lágrimas, en un rostro que te ha dado las mejores sonrisas.

-¿Y tú quién eres?

-Tu posible reemplazo, solo que no soy una idiota como tú - él sale del porche de un salto para ir a la casa de Amber. Miro en la dirección opuesta y niego con la cabeza fingiendo que no me importa a donde fue el chico, tomo mi skate y salgo lo más rápido que puedo de ese lugar.

Por el camino a casa pongo música y el destino quiere torturarme poniendo Yellow, los ojos comienzan a arder y sin pensar una pequeña lágrima sale de mi ojo izquierdo, seguido de muchas otras.

Llego a casa llorando y agradezco que mi madre no esté y mi tío esté encerrado en su habitación.

Entro a mi cuarto y veo al gato, está comiendo, ha crecido mucho y no puedo evitar recordar cuando lo encontré estaba con Amber.

Odio esto.

-Charles, tu gato daño mi labial! - entró Amely de un portazo a mi cuarto con su labial partido en la mano - ¿Qué te paso?

-Es todo, terminó conmigo - sollozo -. Amely, yo le rompí el corazón, Amber está sufriendo y todo es mi culpa.

-Tranquilo, tú sabes que es lo mejor - ella se sienta en mi cama y la abrazo, cuánto necesito un abrazo.

-¿Y si ella se enamora de ese chico? - digo en un murmuro.

¿Y si en verdad ese chico se convierte en mi reemplazo?, ¿Y si ella se olvida de mí?, ¿Y si se enamora más de él que de mí?

-Charles, mírame - miro sus ojos verdes, se parecen a los de Amber, pero no son tan brillantes y casi siempre parecen más mieles que verdes -. Estás haciendo esto para protegerla, duele, claro que lo hace, pero tienes que entender que lo que estás haciendo es porque la amas y si ella se enamora de alguien más dudo que sé difícil olvidar al primer imbécil que le partió el corazón.

-Eres excelente consolando - digo con sarcasmo.

-Pues imbécil si eres, no seré la mejor consoladora, pero sí la más sincera.

Perdóname, estrellita.

Mil coincidencias tuyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora