Capítulo 6 - Charles

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El caso era que sencillamente ya la había embarrado, le había dicho a Amber que tenía un secreto, así que ella no me dejaría en paz hasta que se lo revelara y si lo hacía me tendría que volver a mudar a otro país y yo ya estaba harto de eso, de no poder decirle a nadie quién era en realidad.

Quería contarle la verdad a Amber, decirle que soy un vampiro, pero que no le haría daño, solo la cuidaría como lo más valioso que tengo y el tener esta condición implica que me estoy enamorando como ningún humano podría hacerlo.

No me importaba lo que mi familia creyese que si le decía a alguien la verdad, me mataría o me pondría en un laboratorio, confiaba en Amber y se lo diría. Pero, ¿Cómo? Ese era el jodido problema, no podría escribirle un poema diciendo eso, se lo tendría que decir personalmente, pero antes tenía que asegurarme de que cuando ella lo supiera no huyera de mí, que me amara aun así conociendo mi secreto.

Así que tan solo tenía una opción, decirle que la amaba y que ella también lo hiciera y luego revelarle todo, hasta el secreto más mínimo que yo tuviese.

Por lo tanto, me propuse levantarme lo más temprano posible para llegar antes que ella a Harrow, cuando estuviese allí decidiría qué hacer.

Y claro, fui el primero en llegar en toda la escuela, todo estaba desierto y extremadamente pacífico. Me dirigí al salón, me senté en mi puesto y pensé, la gran idea llegó a mi cabeza, le dibujaría un corazón en su puesto, sería anónima, ella sería lo suficientemente lista como para saber qué se trataba de mí.

Tome un lápiz de mi mochila y dibuje un corazón en su puesto, y si ella no se daba cuenta de que fui yo se lo diría o ya se me ocurriría algo.

Le diría que el corazón era una disculpa, por lo que hice de abandonarla en el descanso sin darle una explicación sólida, simplemente no quería que me preguntara más cosas porque yo sería incapaz de mentirle a ella, de ocultarle la verdad a Amber.

Me dediqué a esperar a que ella llegase, en serio había llegado temprano, espere casi una hora, hasta que vi su pequeño cuerpo entrar por la puerta, sus ojos brillantes expresaron impresión por lo temprano que había llegado.

Después su mirada se dirigió a su rayado asiento, mirándolo incrédulamente y con sus mejillas ruborizadas, no dijo palabra alguna, yo debí hacerlo.

-Lo hizo el hombre invisible, tienes muchos admiradores - dije con voz ronca por el sueño que tenía - Ah, espera al hombre invisible le dio pereza venir tan temprano.

-¿Fuiste tú? - dijo incrédula, respondí con un asentimiento de cabeza - Quiero robarle a la luna tu encanto - dijo mientras se dirigía a mí para darme un beso en la mejilla.

-Estoy seguro de que la luna envidiaría tu belleza.

El besarme ya se le estaba haciendo costumbre a ella y era tedioso para mí el esforzarse por no girar mi cabeza y darle el beso que todas las noches antes de dormir me imagino.

-Es una disculpa por haberte dejado sola ayer - le dije después de un rato tratando que me perdonase -. Es que tengo secretos y no quiero que te hagan daño.

-Dímelo - dijo suplicante.

-No puedo - dije melódico -. Y en serio es muy fácil sonrojarte Ambie.

Ella soltó una risa, sabía que quería que le dijera lo que ocultaba, pero primero debía asegurarme de que ella no se alejara cuando le dijera.

-Te perdono... - dijo Amber, pero fue interrumpida por mí al darle un beso en el lóbulo de su nariz -. Deja de sonrojarme.

-Es que te ves muy linda así - dije -. Y de casualidad ibas a decir, yo te perdono y no voy a presionarte para que me digas la verdad.

Mil coincidencias tuyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora