Capítulo 37 - Amber

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En los últimos días, no se me ha apetecido salir, lástima que tenga que ir a Harrow, no quiero ir y saber qué está Charles con una linda chica, prefiero quedarme en mi casa y leer un buen libro mientras Lander me manda notas a través de la soga que está en nuestras ventanas.

Antes detestaba los fines de semana porque no podía ir a Harrow, por ende no podía ver a Charles, pero ahora los amo. Bueno, admito que han empezado a gustarme los fines de semana porque estoy con Lander todo el día.

Noto que la cuerda se agita a mis espaldas, lo que significa un mensaje nuevo, es un artefacto de comunicación muy anticuado, pero no puedo negar que es divertido. Tomo la canasta del lazo y leo el mensaje.

¿Puedo ir a tu casa?

Lander

De acuerdo.

Amber

Me asomo por la ventana y puedo verlo salir disparado de su porche para dirigirse a mi puerta, en menos de lo esperado está en mi habitación.

-Hola, linda - me saluda, si me llama linda y debo de admitir que me gusta que lo haga.

-Hola, Lander.

-Debes ponerme un apodo, yo te llamo linda, tú debes llamarme de alguna manera.

-Feo, es un buen apodo.

-Otro apodo.

-Raro - niega con la cabeza -. Psicólogo.

-Podrías llamarme esposo.

-Ni creas que lo haré, emo.

-¿Por qué?

-Siempre vistes de negro, el negro es un color triste.

-El negro no es triste, los colores brillantes me deprimen, el negro es poético, ¿Cómo te imaginas a un poeta?, ¿En chaqueta amarilla? Probablemente no.

-De acuerdo no te llamaré emo, ¿Qué tal Landie belle? El otro día me dijiste que sabias hablar italiano.

-Suena muy meloso, pero viniendo de ti me encanta y también te llamare Ambie belle.

-Hola, Landie belle.

- Oye, vine porque quería tu opinión de una ecuación, no sé si está correcta.

-¿Cuál es?

-Tienes una hoja o algo.

Busco en uno de los cajones hasta dar con un pequeño cuadernillo algo rayado, se lo doy con un lápiz. Él toma los implementos y empezó a escribir, pero no me dejó ver.

-Déjame ver - le reprocho.

-Espera la termino de escribir.

Él termina de escribir y me la da con timidez, como si fuese a confesar su travesura, me la dio sonrojado, se veía muy lindo así

Él termina de escribir y me la da con timidez, como si fuese a confesar su travesura, me la dio sonrojado, se veía muy lindo así

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Yo también me sonrojo al verla, pero reviso que la fórmula esté bien desarrollada.

-La fórmula está bien.

-¿Y el mensaje?

-Lander, ya te dije que tengo miedo.

-¿Puedo romper el lápiz? - su pregunta me toma por sorpresa.

-Sí, supongo.

-Mira, supongamos que este lápiz es tu corazón, de forma simbólica. Charles llegó y lo rompió a la mitad - rompe el lápiz a la mitad sin mucho esfuerzo -, y es muy fácil de romper. La decepción de tu enfermedad volvió a romper la mitad que ya habían roto - vuelve a romper una parte más pequeña -, esta vez no fue tan sencillo como la primera vez. Pero supongamos que llego yo y te rompo el corazón - trata de romper una parte muy pequeña -. Es difícil.

-Es decir que la tendrás difícil tratando de romperme.

-Sí, además no lo haría.

-Charles dijo lo mismo.

-Yo no soy Charles.

Se acerca hacia mí, va a besarme, esta vez ya no me siento confundida, sino emocionada, él se acerca hasta que sus labios están sobre los míos y comienza a besarme tiernamente, seguirle el ritmo es fácil.

Me beso, y aunque yo sabía que lo nuestro probablemente no tenía futuro, correspondí a ese beso como si de verdad nos fuéramos a querer para algo más que solo un momento.

-Eres demasiado hermosa.

-No lo soy.

-Yo no opino lo mismo.

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Mil coincidencias tuyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora