Capítulo 3: el final.

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Partimos rumbo a la casa de los abuelos un poquito tarde. Viajamos en silencio, solo oíamos la música, poco a poco los edificios desaparecían, las casas también, y comenzaron a verse exclusivamente árboles.

-Estaba pensando –Comenzó a decir ella. –y tal vez, podríamos...

-Si te refieres a mudarnos para que Gino esté más cerca de Virginia estás totalmente equivocada. Si quieres ve tú, pero olvídate de mí.

-¿O sea que no renunciarías a eso por mí?

-No es renuncias por ti, es renunciar por tu ex, y no pienso hacerlo y no ahora que todo va perfecto para mí. Además, ¿no te parece que renuncié a muchas cosas por ti?

-¿A qué renunciaste por mí?

-Morgan no puede quedarse a dormir en casa porque desconfías, no puedo salir cuando quiero, dejé de salir a correr a la mañana y a la tarde porque no te gustaba que llegara sudorosa ni que anduviera sola de noche, me encantaba andar por la casa en ropa interior, ahora no lo puedo hacer por Gino, año nuevo lo pasamos en casa de tus padres. Ahora me gustaría saber si renunciarías a algo por mí. –Ella quedó en silencio. –Bien, gracias. Es bueno saberlo.

-Estás mal entendiendo las cosas. Además, sabes bien lo importante que es navidad para mí y la pasamos en tu casa, abandoné mi casa para irme a vivir contigo.

-No, no la abandonaste por mí, la abandonaste porque no querías vivir con tus padres, y porque no querías que ellos te vieran mal por la muerte de tu abuela. En casa seguimos discutiendo, ya se empieza a ver la casa. –Me salí de la carretera para entrar un camino de unos cien metros, hasta la casaquinta. –Últimamente siento que soy un objeto para darle celos a Virginia, y que nunca me amaste de verdad, siento que sigues amándola profunda y alocadamente.

-No es así Madison, en serio.

-Ya no sé si vale la pena creerte y armarme una fantasía en la cabeza.

Estacionamos debajo de unos árboles, ya que la cochera estaba ocupada por tres autos. Ella directamente entró a la casa a saludar a Brianna, mamá y la abuela. Yo decidí ir detrás de la casa, dónde estaba papá, el tío Owen y el abuelo sentados observando el partido de fútbol de mis primos. Los saludé y Franco junto a Josh dejaron el juego para sentarnos a hablar.

La casa tiene una especie de living exterior, es decir, hay una parte que tiene techo, y piso de baldosas pero no tiene paredes, solo algunas columnas, en las que hay hamacas colgantes, tres para ser específica, ya que con Franco y Brianna vivíamos peleando por ellas. Desde allí se puede ver la piscina, la cual está a pocos metros.

Josh y Fran tomaron asiento frente a la mesa ratona.

-Ya vuelvo, voy a saludar al resto adentro, luego me cuentas como te va la vida de universitario Joshie.

-Trae cervezas cuando vuelvas, Mad.

Entré a la casa, primero me recibió la abuela con los brazos abiertos.

-Hola mi amor. –Me dijo llenándome de besos.

-Hola abuela. Hola tía. –La saludé con un abrazo.

-Hola Mad.

-Hola hija.

-Hola mamá.

-Así que ella es la nueva Williams, hola pequeña. –La tomé de los brazos de Carla. –Abandonaste el grupo de los primos pequeños, pasaste al grupo de los primos mayores, que tienen hijos y forman familias. –La saludé con un beso en la mejilla mientras acariciaba la mano de la pequeña que dormía.

-¿Tú no estás en este grupo también? Tienes a Gino.

-Gino es su hijo, no mío. Lo amo, sí, pero no como un hijo. –Respondí con incomodidad. –Voy a la cocina por cervezas, luego regreso.

Más de lo que pensamos llegar a ser (Más que compañeras 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora