Capítulo 9: ¿Embarazada?

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Con Charlotte estamos durmiendo poco, pero nuestro nuevo estilo de vida nos encanta, amamos la familia que creamos, es algo que en lo personal, me llena el alma de felicidad. Ambos nos dicen mamá a las dos y adoran a Zach, están todo el tiempo juntos, y eso se está viendo en las notas de él, están bajando, pero mientras esté aprobado, no me importa si es un diez o un siete.

Char estaba terminado de planificar unas clases, mientras tanto, yo miraba caricaturas con los niños, en lo que Zach volvía de casa de sus amigos. Aunque siento que nos oculta algo.

En eso suena el timbre, Martha abre y escuchamos a Miranda entrar.

-Hola Tayl, hola mis chiquitos preciosos. –Los saludó con un beso en la frente. –Char, ¿en su oficina?

-Sí, ya le digo que baje.

-La escuché entrar, voy en camino. –Gritó desde la punta de la escalera. Tomó asiento luego de saludarla.

-¿Saben qué le pasó a Madison? La busqué para que me ayudara con el test de embarazo.

-Se desmayó luego de encontrar a Félix con Forbes en el baño besándose, al parecer tenían una relación hace más de un año. Expulsaron a ambos, claramente. –Ambas abrieron los ojos de asombro, después de lo que les conté.

-No lo puedo creer. ¿Ella sabe sobre el intento de embarazo?

-Sí, ella me ayudaba con las inyecciones ya que ustedes no se animaban y John menos, él solo dejó el esperma y se preocupa por cómo me siento.

-Entiendo, ¿pero no te lo hiciste todavía?

-No, pero lo compré antes de venir.

-No se habla más, ve al baño, estás con nosotras. –Dijo Charlotte poniéndose de pie.

-Y luego nos cuentas como te fue con tu familia.

-Bueno, se los cuento ahora. Mi idea era solamente ver a mi abuela y yaya, pero estaban mis padres, y resulta que tengo otro hermano pequeño y sobrinos. Mi padre quiso hacer las paces, pero no sé si es lo más indicado. Pero prometí volver, y llamar seguido a mi abuela, yaya y tía yaya. Tienen mi nuevo número, así que seguramente me llamarán. Para John fue fuerte, se enteró que su abuela fue diagnosticada con Alzheimer recientemente. Y bueno, ellos siempre fueron muy cercanos.

-Pobre Van Klein, me imagino lo mal que se debe sentir.

-La verdad sí. Su abuela es una mujer hermosa por dentro y por fuera, no se merece este diagnóstico.

Ella tomó un vaso de agua, y minutos después entró al baño. Esos cinco minutos fueron eternos, para las tres. Trataba de mantenerme tranquila y atenta a mis pequeños, mientras veía a Char cruzar los dedos con los ojos cerrados pidiéndole a algo o a alguien que salga positivo.

Y ella salió de allí, con los ojos llorosos. Negó con la cabeza.

-No le podré dar la noticia como regalo de navidad. –Al escucharla quebrarse mientras lo decía, fuimos a abrazarla fuertemente.

-Dicen que el positivo, en la mayoría de los casos viene en el tercer intento o luego, no pierdas las esperanzas.

-Lo sé, solo que. –Hizo una pausa para limpiar sus lágrimas. –Que ahora yo también lo quiero. Tendré que avisarle a John que todavía no será padre. Además de que es un tratamiento carísimo.

-Lo lamento mucho, en serio.

-Si es por cuestiones monetarias yo te doy el dinero, Mir. –Dijo Char.

-No Char, está bien.

Carla

Madison se desmayó y cayó en mis brazos. Hubo unos segundos de silencio, antes de que volvieran su vista a Félix y comenzaran a gritarle.

Más de lo que pensamos llegar a ser (Más que compañeras 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora