Capítulo 33: postpartos.

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Desde que comencé el tratamiento le temí al postparto, sobre todo cuando me enteré que serían gemelos. Indagué mucho, y trabajé mucho la mente para mantenerme lo más tranquila posible ante esta nueva experiencia. También traté de adaptar la casa a las necesidades que pueda tener, para facilitarme las cosas si me tocaba quedarme sola con los bebés.

Finalmente llegó mi momento de transitarlo, no fue lo más agradable del mundo, tenía dolores, estaba irritada, pero tengo una gran red de apoyo que me ayudó muchísimo, sobre todo para poder dormir.

Con lo que se refiere a mi recuperación, la faja es incómoda, produce un poco de dolor, pero también ayudó mucho a desinflamar mi vientre. Los primeros diez días intentaba no moverme demasiado, y no hacer fuerzas, ya que estaba algo traumada con que se me abriera la cicatriz. También se me comenzó a caer el cabello bastante durante los primeros meses. Sin dudas el cambio que más me pone feliz ahora, a diez meses de mi cesárea es que las manchas esas oscuras y feas que se me habían formado principalmente en las axilas y cuello están desapareciendo por completo. Sin contar que el mismo día del parto bajé ocho kilos, hasta ahora bajé los otros diez que había aumentado, pero aun así mi cuerpo todavía está en proceso de parecerse al de antes.

Todavía recuerdo lo tortuoso que fue la primera semana de los bebés en casa, no se adaptaban a la casa, por ende no podíamos descansar, o mejor dicho, no siempre que ellos dormían yo también podía hacerlo. Por lo que comencé a usar otras técnicas para descansar, como escuchar música, o concentrarme en mi respiración y así descansar. O aprovechaba para hacerme masajes con aceite de rosa mosqueta para recuperar los tejidos dañados durante la cirugía. También practiqué estiramientos y masajes para así recuperar la fuerza de mi suelo pélvico. Y durante las primeras semanas tomé demasiado té de tilo y de valeriana, para calmar un poco mis nervios.

Sin dudas fue un buen postparto. Tanto yo como los bebés y supongo que Marilyn y John también lo disfrutaron.

Con respecto a los bebés, no tengo mucho para decir, son agotadores, pero sin dudas son lo mejor que me pasó en la vida. Aprendo muchísimo de ellos, no solo el desarrollar la paciencia, sino a sobrevivir con pocas horas de sueño, minimizar el cansancio por salir a pasear por el parque. Por jugar con aquellos juguetes que hacen ruidos molestos, por leerles, por darles de comer. Pero verlos sonreír demuestra que realmente vale la pena todo tipo de esfuerzo.

Todavía recuerdo la primera vez que ellos hicieron que yo y John riéramos desenfrenadamente. Marilyn tenía a ambos, uno sobre cada pierna. Minutos antes había sido la primera vez que John le cambió los pañales, claramente se los colocó mal, a ambos. Y ellos en simultáneo defecaron sobre ella. Haciendo que esta grite desenfrenadamente, nos grite por reírnos a carcajadas.

Esa no fue la primera vez uno de ellos hizo sus necesidades sobre nosotros, Mark una vez le orinó el rostro a John y Borja defecó sobre mi brazo.

Últimamente los estoy notando tristes, bueno, tristes no. Celosos. Ellos aman a Madison y Carla, aman los paseos hacia su casa, el jugar con Gino. Pero ahora que está Maxine, no les agrada para nada su presencia, creo que sienten que perdieron su importancia.

Madison

Tomé una siesta con Maxine sobre mi pecho, este era el comienzo de todo, el comienzo de nuestra nueva vida.

Unos golpecitos en la puerta me despertaron, segundos después, Carla, junto con Stella, David y Enzo entraron. Carla la tomó en brazos por primera vez a su hija, y luego de unos veinte minutos Stella la tomó, David no se animaba. La atención no se centró solo en mi hija, sino que me preguntaron sobre cómo me sentía, cómo había sido el parto y si necesitaba algo. Y lo que más necesitaba eran las toallitas refrigerantes que tenía en mi bolso, ya que durante el parto me desgarré, algo normal en los partos, por suerte no tuvieron que recurrir a la episiotomía. De lo contrario tendría un dolor aún mayor.

Más de lo que pensamos llegar a ser (Más que compañeras 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora