Esto se volvió una rutina las últimas dos semanas, mirarme el vientre cada vez que estoy frente a un espejo. Literalmente es lo primero que hago al despertarme y lo último que hago antes de dormir. Los cambios son menores, apenas se nota un pequeño bulto.
Este fin de semana fuimos los tres a Greenfield a contarle la noticia a la familia de John y a mi abuela, yaya y tía yaya. Por su parte luego de enterarnos, Marilyn video llamó a sus familiares y les contó la noticia. De nuestro ambiente laboral solo lo saben Charlotte, Taylor y Madison. Nuestra idea es contarles mañana, ya que esta tarde tengo turno con el obstetra.
Dos de la tarde. Sentada en una fría sala de espera con Marilyn a mi lado, ambas con una bola de nervios en nuestro interior, pero acariciándonos las manos intentando consolarnos. A nuestro alrededor, parejas heterosexuales en las que las mujeres tienen niveles de embarazo más altos que el mío.
-Grey, Miranda. –Dijo el doctor Thompson, alertándome que era mi turno. –hola chicas, ¿cómo están? ¿Tú eres Marilyn, su pareja?
-Así es doctor.
-Gusto en conocerte, recuéstate Miranda.
Él introdujo el transductor en mi vagina.
-Mira, eso es el saco, pero hay un pequeño detalle. –Ambas lo miramos con preocupación.
-¿Hay algo malo con el bebé doctor?
-No, perece que ambos están sanos, todavía son muy pequeños. Escuchemos sus latidos.
-¿A-ambos? ¿Son dos?
-Así es, son gemelos, felicidades. –Miré a Marilyn, y quería matarla allí mismo.
Al salir de la consulta estuve gritándole y llorando todo el viaje. Mientras tanto ella reía, porque tiene razón, ella no tiene la culpa de que el embarazo sea doble, pero a la vez un embarazo gemelar trae varias responsabilidades y cuidados que no tenía en mente, por lo que le grito por impulsarme a tomar esta decisión, aunque sé que no tiene nada que ver en esto.
Madison
Necesito alguien
Que me emparche un poco
Y que limpie mi cabeza
Que cocine guisos de madre
Postres de abuela y torres de caramelo
Que ponga tachuelas en mis zapatos
Para que me acuerde que voy caminando
Y que cuelgue mi mente de una soga
Hasta que se seque de problemas
Y me lleve
Y que esté en mi cama
Viernes y domingo
Para estar en su alma todos los demás
Días de mi vida
Que me quiera cuando estoy
Cuando me voy, cuando me fui
Y que sepa servir el té, besarme después
Y echar a reír
Y que conozca las palabras
Que jamás le voy a decir
Y que no le importe mi ropa
Si total me voy a desvestir
Para amarla –Cantaba bajito en el balcón, para así no despertar a nadie.
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Más de lo que pensamos llegar a ser (Más que compañeras 2)
Romancesegunda parte de más que compañeras. Dos años desde la caótica boda, todos están aprendiendo a amoldarse a las pruebas que les da la vida. ¿Encontrarán la calma después de la tormenta? ¿O están atrapados en una tormenta eterna? ...