Capítulo 24: motocross.

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Hoy me tocaba inseminación, último intento. Y desde hace una semana, o sea desde que nacieron los bebés de Mir mi ilusión creció aún más. Teniendo en cuenta que Carla salió a comprar cosas para el cumpleaños de Gino, aproveché para comprar algo que él realmente amará y que ella no quiere que le compre.

Entré al local y pedí que me asesoraran, que necesitaba una moto de motocross para niños. Y me mostraron varios modelos, pero finalmente me decidí por una de color blanca con negro. Para que sea parecida a la mía. Si bien la mía no es de motocross, la que está en la casaquinta y le pertenece a mi padre sí. Y desde que la vio se enamoró e incluso obsesionó con una moto de esas.

En fin, no solo compré la motocicleta, sino que también le compré su casco, su conjunto y sus protecciones. Pero ahora venía el gran problema, ¿dónde ponerla durante estas semana y que ninguno de los dos la vea? Al final decidí dejarla en el garaje de mis padres, y la ropa, junto con el casco y las protecciones en el fondo de mi closet.

Finalmente el cumpleaños de Gino llegó. Me levanté temprano intentando no despertar a nadie y fui a buscar la motocicleta para dejarla en el patio trasero, en un rinconcito donde Carla no la vea. Para cuando volví a entrar a la casa ella estaba preparando el desayuno para ir a despertar a Gino, así que rápidamente fui a buscar la bolsa de regalo de mi closet y la dejé junto con la motocicleta, para volver e ir a despertarlo.

Subimos a su habitación, Carla dejó el desayuno sobre la mesita de noche y comenzó a despertarlo suavemente cantándole el feliz cumpleaños, pero él se rehusaba a abrir los ojos, por lo que me subí a su cama y comencé a saltar.

-Bájate estúpida que romperás la cama. –Él comenzó a retarme.

-Feliz cumpleaños. –Me abalancé sobre él. –Vamos afuera que tengo un regalo especial para ti.

-Feliz cumpleaños mi príncipe azul. –Carla lo llenó de besos.

-Gracias mamá. Vayan bajando, me cambio y salgo afuera.

-Bien. –Ambas nos pusimos de pie y encaramos la salida. -¿Qué le compraste?

-Ya verás.

Finalmente él bajó, y rápidamente encaró para salir afuera, por lo que nos levantamos y salimos detrás de él. Apenas vio la motocicleta comenzó a gritar.

-¡Gracias Maddie me encanta! –Me abrazó fuertemente.

-De nada enano, abre la bolsa para seguir con la sorpresa.

-¡Un casco! ¡El traje y las protecciones! ¡El mejor regalo del mundo! –Gritaba eufórico.

-Mañana a la tarde vamos a la casaquinta y te enseño a usarla.

-Cuando se rompa el cuello hablaras tú con Virginia, y después te lo rompo yo. –Definitivamente no le había gustado el hecho de que le hubiera regalado una moto a su hijo.

-¿Cómo harás para cuidar dos hijos desde la cárcel?

-¿Te hiciste el test y no me dijiste nada?

-Claro que no, todavía no puedo hacerlo, no me dará los resultados.

-Cierto.

Al día siguiente nos pasamos toda la tarde en la casaquinta los dos solos en lo que le enseñaba a andar, y aprendió, bastante rápido. Dimos varias vueltas, hasta que el sol comenzó a caer y era hora de volver a casa. Además de que ya estaba bastante frío.

Él insistía en que lleváramos la motocicleta de vuelta a casa, pero lo mejor sería dejarla en la casaquinta.

Apenas llegamos a casa nos topamos con la sorpresa de que había un árbol en el living, teníamos que adornarlo para navidad. Aunque faltaba algunos días.

Más de lo que pensamos llegar a ser (Más que compañeras 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora