EL ABRAZO

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Lena colocaba su saco mientras la madrugada caía de lleno en Ciudad Nacional, abrochaba la ultima prenda en aquel lujoso hotel, tomó sus pertenencias y se puso de pie.

Andrew- No tienes que irte, puedes quedarte conmigo esta noche.

Lena- Sabes perfectamente que yo no me quedo.

Andrew- Hoy puede ser la excepción, podemos hablar, aunque sea un momento.

Lena- Tampoco hablo.

Andrew- Cuándo voy a verte?

Lena- No lo sé, te avisaré cuando pueda.

Andrew- Me gustaría invitarte a cenar.

Lena- A ver, creo que siempre hemos hablado sobre lo que sucede aquí, nosotros no salimos, no hablamos, no nos relacionamos de ninguna otra manera que no sea sexual.

Andrew- Si pero, podemos intentarlo ahora, tú me agradas y yo creo que también te agrado.

Lena- Suficiente, debo irme.

Andrew- Espera Lena, esta bien, no volveré a presionar con esto, lo lamento.

Lena- Eso tenlo por seguro.

La morena salió del hotel, el frío de la madrugada le caló en las mejillas, subió a su auto y le ordenó al chofer que la llevara a su casa, el camino a casa fue tranquilo, no esperaba otra cosa mas que llegar, tomar un baño y meterse a la cama.

En cuestión de minutos llegaron, bajó del auto y le ordenó a su chofer retirarse, le dio el día libre ya que era tarde y a pesar de ser una Luthor siempre fue muy consciente con sus empleados, se despidió de él agradeciéndole su discreción, subió a su piso, entró a su departamento, se dirigió a su baño en donde tomó una ducha rápida, se cepilló los dientes, se puso pijama y entro a la cama.

Tomó su celular que había estado ignorando desde que salió del bar, y visualizó cientos de mensajes de su amiga.

Conversación Lena y Yenn

Yenn. Maldita perra, me abandonaste.
Yenn- Contéstame hija de la gran puta.
Yenn. No puedo creer lo que me hiciste, yo que te he querido como una hija.
Yenn. Mínimo dime que estas bien, voy a patearte el culo cuando te vea.
Yenn. Vine a casa y no estas, a dónde te fuiste Luthor?
Yenn. Te estuve esperando un rato y no llegaste, solo espero que estés triunfando y no en alguna cárcel.
Yenn. Me iré a casa, cuando puedas contéstame, te quiero!
Lena. Ya duérmete, estoy bien!! Dramática!
Yenn. Maldita, estaba con el alma en un hilo, a punto estaba de hablarle a tu madre.
Lena. No digas tonterías, solo salí a despejarme.
Yenn. Me alegra, me cuentas al rato, me la debes maldita.
Lena. Estamos a mano, tu empezaste.
Yenn. Te odio! No pienso dejarte participar en mis fantasías mas eróticas el día de hoy.
Lena. Tonta!
Yenn. Tu lugar lo ocupará Supergirl, con esos brazotes y...
Lena. Ya cállate.
Yenn. No puedes seguir negando que Supergirl es bella, a todos nos gusta.
Lena. A mi no!
Yenn. No te creo.
Lena. Ya déjame en paz.
Yenn. Esta bien, descansa enana, te quiero!
Lena. Supongo que yo también.
Yenn. Gracias por acompañarme.
Lena. Ya duérmete.
Yenn. Ok, te veo al rato perra.

Fin de la conversación

Lena no pudo evitar sonreír antes las ocurrencias de su amiga, Yenn siempre sacaba lo mejor de ella y las personas que la rodeaban, cerró sus ojos y el sueño la atrapó.

Una hora mas tarde Kara estaba sentada en el sofá, no podía dormir, no podía dejar de pensar en la morena, el sonido del corazón de Lena estaba latiendo de forma regular a pesar de que luchó contra sus impulsos de volar hasta donde estaba no había podido evitarlo, encontrándose en el cielo sobre aquel hotel lujoso, ella se preguntaba por qué Lena estaba en ese lugar, quizá para ella era mas fácil ir a dormir a ese lugar que ir a su casa, pero no era lógico ya que estaba mas cerca su casa que el hotel, al menos mas cerca del bar en el que estuvieron, se sintió mal por invadir la privacidad de Lena sobre todo desde hace unos días en donde descubrió el lugar donde vivía, miles de pensamientos inundaron a Kara, estuvo volando por unos minutos, hasta que a lo lejos vio salir a la menor de los Luthor, en compañía de su chofer, la super heroína se fue a su casa, se sentó en donde ahora estaba, al principio creyó que estaba enferma que una especie de Kryptonita la había afectado, jamas se había sentido como ahora, estaba siendo imprudente y estaba pareciendo un psicópata, espiando a Lena, se asustó ante aquel pensamiento, ella no quería dañar a Lena, solo deseaba verla, escucharla reír o incluso verla molesta, era algo que no podía entender, en el bar se dio cuenta que Lena le gustaba, pero eso ella ya lo sabia, solo que no quería admitirlo, pero puede gustarte una persona y no sentirte como ella en estos momentos, una tonta añorando la atención de la morena, tenia miles de preguntas, tomó su celular y le escribió un mensaje a la única persona con la que podía hablar de lo que sea.

EL OTRO LADO DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora