⚜ 𝐏𝐫𝐨𝐨𝐞𝐦𝐢𝐮𝐦 ⚜

226 17 11
                                    

Lo cierto es que han pasado años desde la última vez que se le ocurrió rezar

Por supuesto, en una situación muy diferente a la que se encuentra ahora. La última vez que lo hizo se sintió culpable, verdaderamente estaba tratando a este dios benévolo y misericordioso como si no fuera más que un servicio; un favor a cambio de una oración, una oración que sólo se emplearía cuando se quisiera algo, y nunca para realmente adorar o venerar o agradecer lo que ya tenía.

Evidentemente no hace la genuflexión, no se santigua y no hay una pizca de reverencia en sus ojos cuando ve que la vela del Sagrario está encendida, signo sensible de que aquel supuesto dios estaba frente a él, con la poca vergüenza de mantenerse quieto en su jaula dorada cuando nadie le ayudó a él salir de la mazmorra de hierro, y esa es la última vez que recuerda rezar, porque de ahí en adelante comprendió lo poco que servía, si es que servía para algo en absoluto.

Laito no quiere pasar un segundo más entre toda esta farsa de madera barnizada, oro falso, manteles bordados y velas, y camina con paso ligero hacia la sacristía, la cual en un principio dijo que no iba a pisar.

⠀⠀⠀-Si tardas más de cinco minutos, te dejaré aquí sola.

⠀⠀⠀-Mierda, Laito. Qué susto.

Annelise lleva apenas unos minutos en la sacristía y ya la ha puesto patas arriba en busca de documentos, tablas de cuentas y finanzas antiguas, alguna que otra carta de amor de una Cordelia adolescente y monedas de plata y cobre de hasta seis generaciones de limosnas, ya que hace años desde que la ermita de los Sakamaki tiene un sacerdote, las sotanas están colgadas en los armarios más largos, llenas de polvo. Annelise se está manchando el borde de la falda del uniforme mientras intenta llegar a una llave bajo un armario.

⠀⠀⠀-¿Se puede saber qué haces?

⠀⠀⠀-He visto una llave bajo el armario pero no llego con el brazo. ¿Crees que...?

⠀⠀⠀-Ni en sueños meto yo la mano ahí.

Annie no le culpaba, estaba casi segura de que no había arañas, porque si lo hubiera notado, habría chillado lo suficientemente agudo como para que las vidrieras se rompieran.
Pero Annelise consiguió convencer a Laito de que moviera el armario, bajo la condición de que aplastaría lo que fuera que saliera de ahí, en caso de que fuera cualquier animal con más de cuatro patas o dos ojos demasiado juntos. Lo único que había era telarañas abandonadas en las que ya no caía ninguna mosca que pudiera servir de alimento para ningún arácnido.

⠀⠀⠀-Reiji te va a matar como te vea con la falda llena de polvo.

⠀⠀⠀-Reiji me mataría por cualquier razón.

A veces Laito cree que Annelise tiene problemas de audición, comprensión o inteligencia emocional porque su nivel de reacción a sus provocaciones es tan sumamente plano y nulo que Laito siente que está hablando con un cajero automático.

⠀⠀⠀-Intenta parecer una persona normal mientras yo pruebo la llave.

⠀⠀⠀-Es una llave pequeña, mira a ver en el cajón bajo la mesa, los armarios grandes no tienen nada.

Laito introduce la llave del revés la primera vez y la rueda en su mano después de soplar en la cerradura para limpiarla, cuando la llave encaja a la perfección dentro de la misma pero no se mueve ni a izquierda ni a derecha trata de jugar con los dientes de la llave, guiñando un ojo para ver mejor.

⠀⠀⠀-Conozco dos clases de cerraduras... Una tiene un sistema de levas que se levantan y dejan libre el mecanismo para que la llave pueda girar y se puedan abrir... Esas las he visto más en puertas grandes y más modernas...

⠀⠀⠀-¿Y las otras?

La relación de Annelise y Laito a veces era meramente informativa y transaccional, él explicaba algo y ella escuchaba y tomaba nota, y viceversa. Ayato alguna vez había comentado que era como convivir con un documental con piernas.

⠀⠀⠀-Las otras simplemente tienen un mecanismo con un botón que hay que presionar para que se pueda proceder... Los candados pequeños y simples son así... Incluso las esposas policiales son así.

⠀⠀⠀-¿Cómo sabes estas cosas?

⠀⠀⠀-Saca tus propias conclusiones. Mira, creo que si giro de este lado... ¿No era más fácil romper la mesa?

⠀⠀⠀-¿Para qué? ¿Por qué iba a romperlo?

Laito rueda los ojos y trata de abrir el cajón haciendo fuerza, los raíles están un poco oxidados.

⠀⠀⠀-Vamos, aquí ni siquiera entra Yui. ¿Tienes idea de la cantidad de pianos míos que ha roto Subaru? Nadie iba a echar de menos esta mesa.

⠀⠀⠀-Alomejor si fueras un poco más listo y no le provocaras cuando está en la habitación del piano...

⠀⠀⠀-Lo cierto es que si tengo que elegir entre el piano y mis dientes... Prefiero tener algo con lo que comer... Oye, mira esto.

Laito le cede unos papeles a Annelise pero están en un idioma que ella no sabe leer así que se los devuelve a Laito, quien simplemente se asegura de que están en el mismo orden en el que los sacó del cajón, y que dentro de este mismo no haya nada más.

⠀⠀⠀-Hay... Otra llave... Una petaca medio vacía... Un crucifijo... Un mortero y... Naftalina... ¿Porqué hay aquí naftalina si está cerrado con llave y no hay ropa?

⠀⠀⠀-¿Estás seguro de que es naftalina?

Laito le da una de las bolitas blancas a Annelise y ella rápidamente las deja en la mesa y se limpia las manos en la falda.

⠀⠀⠀-Creo que ya sé para qué sirve el mortero.

⠀⠀⠀-No estarás hablando en serio.

⠀⠀⠀-Y yo me aseguraría de si lo que hay en la petaca es alcohol o no. La naftalina puede ser venenosa para los humanos, puede induciros un coma. ¿Hay naftalina en los armarios de las sotanas? ¿O con el resto de los manteles y las telas?

Annelise mira a Laito a los ojos y sus labios se separan. Sus alientos se cortan. Laito toma la petaca de las manos de Annelise y vierte un poco de su contenido en la mesa.

⠀⠀⠀-Es sangre.

⠀⠀⠀-No te creo. Es imposible que se conserve así, parece que la extrajeron hace cinco minutos.

⠀⠀⠀-Puedo asegurarte que esto lleva aquí por lo menos veinte años.

⠀⠀⠀-¿De quién es?

Laito suspira y se muerde los labios, mantiene su brazo extendido para que ella no se acerque demasiado, no quiere arriesgarse a que esa sangre tenga cualquier enfermedad humana o sobrehumana y que ninguno de los dos la contraiga.

⠀⠀⠀-Vámonos.

Él la toma del antebrazo con firmeza y cruza el transepto hacia la salida, al cerrar la puerta detrás de Annelise, comprueba que la vela del Sagrario se ha apagado.

.
.
.
.
.

Annelise White con una cesta de frambuesas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Annelise White con una cesta de frambuesas.
Tomada por Arthur White el
1 de Mayo de 1990
Aix en Provence

𝐒𝐢𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 ⚜ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora