𝐕𝐈𝐈 ⚜

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⠀⠀⠀-Alas, my love you do me wrong...

Los colores de las vidrieras se reflejan en los ojos de Mariè White y se extienden por su piel de alabastro. Toma aliento de nuevo una vez ha comprobado con una palmada que la acústica de la iglesia es buena.

⠀⠀⠀-To cast me off discourteously...

Una lágrima se forma en la base de sus ojos azules, traga saliva y sonríe. Jamás ha cantado esta pieza, su boca no era más que para la flauta travesera que adornaba la melodía del solista, y esta vez no es su soplo sino su propia voz la que genera el dulce tañir de la melodía inglesa. Energía pura, bruta, sin un catalizador que pudiera sintetizarla, adaptarla. Era ella.

⠀⠀⠀-For I have loved you well and long...

Un suspiro se escapa de su garganta, la lágrima ahora rueda por su cuello blanco. Cierra los ojos y sus pestañas se empapan de sal. Se prepara para ejecutar un pequeño giro desde su diafragma.

⠀⠀⠀-Delighted in your company...

Cuando comienza a cantar el estribillo su voz sale limpia y clara. Desenreda la trenza que encierra sus cabellos dorados y estos reflejan la estela etérea de la luz en sus mejillas y emborrona los contrastes de su rostro, el cuerpo de Mariè se baña en luz cálida y suave, y sus rizos caen como una cascada de hilos de seda sobre sus finos hombros desnudos.

⠀⠀⠀-Your vows, you've broken like my heart... Oh, why did you so enrapture me?...

Mariè no sabe para quien está cantando pero de pronto no puede dejar de llorar. Y sus lágrimas no se sienten de verdad, es como si alguien hubiera colocado agua cristalina detrás de sus ojos para que se derramaran hacia el más mínimo pensamiento melancólico. Mariè casi se fuerza a dejar de llorar cuando la canción deja de cantar al amor y comienza a tornarse laberíntica. Su conciencia se desconecta de su mente y Mariè se siente líquida, camaleónica, inestable, vulnerable.

⠀⠀⠀-Me llamo Mariè White tengo diecinueve años, nací en París.

Su conciencia no vuelve y Mariè se asusta. Necesita sentarse en uno de los bancos, el silencio de la iglesia se torna oscuro, un grito desgarrador habría sido suficiente para calmarla en ese silencio venenoso y asfixiante, siente que su voz no se escapa de su garganta, su sangre se reemplaza por aire y su piel se derrite en motas de polvo.
Las lágrimas de alegría ahora le queman el rostro. Sus propios nervios pulsan de dolor y siente el tuétano de sus huesos arder. No recuerda su propio rostro.

⠀⠀⠀-Me llamo Mariè White, tengo diecinueve años, nací en París. Nací en París. Nací en París. Nací en París. Nací en París... Me llamo...

No se llama Mariè White. White es el apellido que ella le ha robado a un catedrático de matemáticas y a su sobrina. No sabe si nació en París. Fue recogida en París, pero no había nada que indicara su lugar de nacimiento en los archivos del orfanato.
Mariè no sabe si tiene diecinueve años. Probablemente ni siquiera los cumpla el 11 de marzo.

Se marea cuando su cabeza da tantas vueltas que necesita apoyar su mano contra la pared encalada de la iglesia y comprueba que no hay diferencia entre su piel y la cal que descascarilla y agrieta los muros de la iglesia. Para cuando Laito llega a arrodillarse frente a ella, no puede dejar de temblar y de llorar, pero su expresión es la de alguien completamente ajeno a las señales y sensaciones de su propio cuerpo. Por un momento todos los factores que hacían de Mariè ella misma desaparecen y su realidad se rompe con ella. Una cáscara vacía descansa su barbilla contra la palma de Laito cuando con la otra marca el teléfono de su hermana.
Por un momento los componentes básicos de Mariè desaparecen, los pilares que sustentan su persona se desmoronan.

Sus ojos vuelven a brillar cuando escucha la voz de su hermana más allá de la línea telefónica.
Mariè tiembla como una lechuza en una red.
Annelise suena sombría cuando se dirige a Laito y le obliga a jurar que no va a moverla de ahí ni a tratar de hacerla reaccionar hasta que ella misma no llegue.

Lo próximo que siente son los brazos de Annelise alrededor de su cintura, y el latir irregular de su corazón enfermo contra su mejilla. Las lágrimas de Mariè vuelven a ser calientes.

⠀⠀⠀-No me despedí de ella.

Los brazos de su hermana se vuelven más reconfortantes y fuertes a su alrededor. Siente que aún tiene cinco años.

⠀⠀⠀-Yo tampoco.

⠀⠀⠀-¿Crees que...?

⠀⠀⠀-No.

⠀⠀⠀-¿Cómo lo sabes?

⠀⠀⠀-Lo sé.

Los llantos de Mariè se escuchan en la reverberación de la iglesia, la acústica lúgubre y sombría envuelve a las vírgenes que lloran con lágrimas de sangre y corazones espinados.

Louisianna White murió ayer.

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Mariè y Annelise White perdidas en Viena

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Mariè y Annelise White perdidas en Viena. Annie no ha dormido ni desayunado y Mariè tiene que llevarla de la mano, porque se pierde.
Fotografiadas por Laito Sakamaki
El 24 de Enero de 2012
Viena, Austria.

𝐒𝐢𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 ⚜ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora