𝐗 ⚜

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-Por favor, déjame en paz.

Los hombros de Ryu se tensan, una bailarina de cristal de Marie yace en el suelo hecha añicos. Sus ojos vidriosos inspeccionan la nueva forma que ha tomado su preciado objeto. Nunca volverá a ser como antes. Ahora está rota. Las piernas partidas en tres pedazos, el cristal desmigajado en cuñas de punzantes ante las que Marie se agacha.

-Te vas a cortar. Espera, iré a por una escoba.

-No. No hagas nada, de verdad. No traigas una escoba.

Había algo horrendo en barrer el cristal en vez de tomarlo con las manos. A Marie no le importaba cortarse, pero lo último que quería era arrastrar su preciosa bailarina por el suelo con una escoba como si no fuera más que un vaso. La tristeza que la invade ahora no es fruto de su frustración o de su nostalgia al perder algo valioso. Es de la vergüenza que siente cuando se da cuenta de que la bailarina no le importa más allá de que ahora tiene un motivo legítimo para enfadarse con Ryu.

-Marie, te vas a...

-¿¡Es que no eres capaz de hacer una sola maldita cosa bien!?

Ryu mentiría si no admitiese que le sorprende verla así. Por una simple bailarina. Un simple pedazo de cristal que probablemente se habría encontrado por la calle. Ryu sabía su historia, Akira le había contado lo que Annelise se había esforzado por esconder. Y ahora ella tenía las mejillas rojas y los ojos vidriosos por una baratija que bien podría haber robado cuando era pequeña. O al menos eso fue lo que la cabeza de Ryu dedujo en esa situación. Quizá se habría compadecido de ella si no le hubiera gritado.
A Ryu no le gustaba que le gritasen. Como a nadie.

-Marie...

-No es una pregunta retórica. No es una de tus malditas cuestiones filosóficas. No, es una pregunta certera y concreta. ¿Sabes hacer una sola maldita cosa bien? No me mires así.

-Estás siendo irracional por un trasto. ¿Te das cuenta? Estás roja. Te vas a cortar y querrás luego atribuir la culpa a mí.

Un jadeo se escapa de su boca en una risa sarcástica. La lee demasiado bien. ¿Por qué puede leerla tan condenadamente bien? ¿Quién se ha creído que es? ¿Acaso sabe nada de lo que está diciendo? ¿Dice lo que dice con una causa detrás o simplemente está hablando como un mecanismo para llenar el silencio y defenderse? Está decidida. No sabe cuál es su punto débil, no lo sabe, no lo ha averiguado y hoy lo va a hacer aunque le cueste la maldita existencia. Quizá antes tenía demasiada niebla ante los ojos azules como para detectar la herida en la que echar sal, los ojos de Marie se enfocan esta vez en él como el olfato de un tiburón a la sangre.

-¿Es uno de tus talentos? Echar a perder cualquier cosa que le importe a los demás. ¿Eres así con todo?

-Marie...

-No sirves para nada. ¿Me oyes? Para nada. No eres nadie sin Akira, espero que seas consciente de eso.

La respiración de Ryu empieza a temblar. Ni siquiera ahora en un momento que se supone que es frágil para ella, se refleja ninguna emoción más allá de la furia y el desdén que siempre gotean de las pestañas de Marie y que nadie parece notar. Un sentimiento de rechazo repta por la garganta de Ryu pero no por ello va a desmedirse contra ella.

Ella es humana, ella es humana, ella es humana, ella es humana, es humana, humana, no tiene poderes, no tiene poderes, no tiene cómo defenderse si pierdes el control.

Ya está.

-Mira.

La bailarina se postra sobre la palma del joven y Ryu ni siquiera le presta atención a los hilos de magia que sueldan el vidrio de nuevo en una sola pieza, mira los ojos de Marie buscando algún tipo de reacción y se encuentra con lo que temía. La bailarina era un catalizador. Un medio. Una excusa. El problema de Marie es él. Y ella se encarga de confirmarlo de vuelta.

𝐒𝐢𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 ⚜ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora