𝐕𝐈𝐈𝐈 ⚜

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Sus ojos siempre le habían abierto puertas al mundo.

Muchas más que su sonrisa, que sus atributos juveniles y femeninos, que su inteligencia brillante, que su voz, que la seducción que goteaba de sus labios con cada palabra... no, habían sido sus ojos.
Un gen que nadie en su familia puede evitar, nadie con el apellido White puede escapar de los ojos anillados. Y esos ojos le habían abierto las puertas a Carmen, a Aída, a Odette, a Julieta, a Clara... la ópera de París había caído a los pies de ese gen y Louisianna White lo había aprovechado más que nadie de su propia estirpe. Ha interpretado las suficientes veces a Ophelia y a Lady Macbeth para saber qué quiere cada hombre.

Pero ahora, el cabello dorado como una cascada de caramelo oro bruñido y los ojos iridiscentes a las luces de los focos ahora iban a despilfarrarse en un cabaret.

⠀⠀⠀-Bueno, cuando estabas en la Ópera te acostabas con todos tus profesores... La diferencia ahora es que vas de rojo.

⠀⠀⠀-Eres una puta, furcia, zorra, asquerosa, y barriobajera; Meredith.

Louisianna ignoró a su nueva compañera de camerino y empezó a buscar en su valija sus objetos personales para ponerlos en el espejo. Ya no volvería a ponerse sus plumas blancas en el pelo, ni a maltratar sus puntas cuando las compraba nuevas en su cajita blanca de bordes marfileños, ni a flirtear con su compañero cuando tuviera que adoptar un Arabesque y mostrar su hermoso cuello.

Sus piernas kilométricas ahora serían admiradas por babosos con mujeres e hijos muertos de hambre y no por expertos del ballet que fuesen a puntuar sus hermosos empeines. Ahora sus hombros delicados se llenarían de saliva y alcohol barato cuando se acercaran a ella por detrás a susurrarle cualquier improperio al oído mientras ella tenía que resignarse a cerrar los ojos y no apuntar con su tacón a las entrepiernas de estos hombres, si no quería que la echaran.
Sus facciones delicadas y afiladas eran demasiado suaves y clásicas para las bellezas exóticas y despampanantes que perfilaban sus labios del más intenso color de rojo en sus prietos corsés de encajes dorados y borlas negras y cuentas rojas y plumas pesadas y extensas tras el agarre de un abanico envuelto en bisutería.

⠀⠀⠀-Necesitarás otro nombre.

⠀⠀⠀-¿Perdón?

Meredith rodó los ojos a un lado y comenzó a pintarse la línea interior de sus ojos dorados como si fuera una de esas diosas egipcias que se veían en los museos británicos.

⠀⠀⠀-Que vas a necesitar otro nombre, Louisianna. No querrás que tu nombre de bailarina y actriz figure en el resto de tus documentos oficiales.

⠀⠀⠀-¿Qué mas da? A las mujeres no nos toman verdaderamente en serio. No importa si llevamos dos o siete capas de ropa. Un objeto es un objeto.

⠀⠀⠀-¿Te recuerdo que me has llamado furcia, zorra, asquerosa y barriobajera?

⠀⠀⠀-Y puta también.

⠀⠀⠀-Y puta también.

Meredith resopló con desidia y miró a Louisianna desde el reflejo del espejo, aunque Louisianna dudaba si realmente se llamaba Meredith.

⠀⠀⠀-¿Cuál es tu nombre de bailarina?

⠀⠀⠀-Meredith. Me llamo Adhara. Soy turca.

La apariencia etérea e ingenua de Louisianna White habría resultado casi desagradable en comparación con las bellezas exóticas seductoras, oscuras y atrevidas de las demás bailarinas del cabaret. La imagen de falsa inocencia que tanto se había esforzado por labrar, de nada iba a servirle ahora. Estaba completamente perdida.

Louisianna no era una persona fácil de querer. Lo tenía asumido. Se lo habían dicho muchas veces. Cuando tuvo su primer hijo muchas personas casi dudaron de que un hombre en su sano juicio se acercaría a una mujer tan maliciosa y bachillera como Lou. Pero Adhara no. Adhara había visto hasta donde llegaba la pedantería de Lou desde el momento uno, y conocía los limites que el resto apenas había llegado a vislumbrar.

Louisianna jamás imaginaría que sería ella quien vendría a visitarla a Ámsterdam cuando se enteró de que había muerto su hija.

⠀⠀⠀-¿Cómo te encuentras?

Lou no responde. Se mantiene mirando las fotografías de la cartera de su hija muerta, su hijo y su nieta.
No quiere pensar en nada, solo necesita asegurarse de que Arthur no va a entrar en crisis. No le importa cuánto tenga que presionarlo para que no se deje consumir por su propia desgracia.

⠀⠀⠀-No es lo normal que los padres entierren a sus hijos. Supongo que no me había preparado para algo así.

⠀⠀⠀-¿Tu hijo te dijo que estaba enferma?

⠀⠀⠀-Me lo mencionó el mes pasado.

Adhara frota la espalda de su antigua amiga, su mejor amiga. La que la llamó furcia, zorra, asquerosa y barriobajera y puta también el primer día que la conoció en persona. Adhara había escuchado hablar mucho de la ilustre bailarina y actriz Louisianna White y de sus facciones inocentes y de su sonrisa perlada... conocerla en persona fue cuanto menos ilustrativo.

⠀⠀⠀-¿Es esa tu nieta?

⠀⠀⠀-Sí. Esa es. Annelise.

Adhara se ríe por lo bajo y alza una ceja a su amiga, quien sonríe también y se encoje de hombros.

⠀⠀⠀-Se parece a Brooke Shields.

⠀⠀⠀-Se parece a mí.

⠀⠀⠀-Bueno... ya no tanto.

Adhara se prepara para que su vieja compañera vuelva a llamarla una estudiada retahíla de insultos muy concretos que Lou solía tener preparados para cada persona que conocía. Pero estos nunca llegaron. Han pasado cincuenta años.

⠀⠀⠀-Gracias por haber venido.

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Louisianna White posando para uno de sus profesores de ballet

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Louisianna White posando para uno de sus profesores de ballet.
No quiso decir en qué año se tomó la fotografía porque no quería que Mariè calculase su edad.
París.

𝐒𝐢𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 ⚜ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora