𝐗𝐈𝐈 ⚜

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⠀⠀⠀Una gota de cera cae en la herida de su mano.

La cabellera de tirabuzones rubios se desparrama por la mesa y Marie bosteza por quinta vez esa noche. ¿Qué hora es? Ni siquiera tiene cómo medir el tiempo más allá de un despertador rústico que ha diseñado con unos clavos encajados en el tronco de una vela.
Así se lo había explicado a su hermana cuando insistió en comprarle un despertador.

⠀⠀⠀"-Cuando la vela consume la cera, los clavos se caen al plato del candil y hacen ruido."

Alcibíades llevaba picoteando el cristal de su ventana toda la noche en busca de algo de carroña. Se había subido al hombro de Marie y había ahuecado sus alas contra su cabeza. Cada vez que ella o el ave escuchaban un ruido, ambos cuellos se giraban a la vez para comprobar la nada. Cuando dos o tres toques llaman a su puerta, Marie rápidamente identifica el patrón y sabe quién es.
La persona que está llamando sabe que la puerta está abierta.
Alcibíades no pierde ni una pluma en el pelo de Marie cuando esta se gira y se levanta de la silla.

⠀⠀⠀-Entra, Akira, está abierto.

El semblante de su amiga es el de alguien que ha presenciado una quema de brujas. La trenza blanca se ha deshecho y apenas se sostiene y está pálida. Akira siempre fue pálida, pero el blanco lechoso y rosado de su albinismo no era el gris titanio frío que mostraban sus facciones suaves ahora. Lleva puesto un cárdigan verde oscuro y una camiseta vieja de un grupo de rock que ya nadie recuerda durante los sesenta. Tiene los brazos cruzados y una profunda mirada de desvelo. Akira siempre las regañaba a ella y a su hermana por no comer ni dormir a veces.
Akira parece un fantasma en su habitación. Sus ojos son lentos cuando se enfocan en ella.

⠀⠀⠀-¿Le ha bajado la fiebre?

Akira la mira a los ojos. Trató de preguntar aquello dulcemente, pero Marie sabía que no. No quería martirizar a Akira porque ella solo era el mensajero. La mirada de la bruja es la de alguien que no quiere dar una noticia horrible. Pero Marie trata de mantener la calma tanto que casi parece que no le importa.

⠀⠀⠀-Solo necesita comer. En cuanto su temperatura se estabilice estará bien. No te preocupes.

⠀⠀⠀-No lo sé, Marie.

⠀⠀⠀-Siéntate. ¿Cuánto tiempo llevas haciendo guardia?

⠀⠀⠀-Tres noches.

Eso era mentira, probablemente. Akira nunca iba a confesar que se había quedado toda la última semana peleándose con Laito por cosas tan nimias como la temperatura del agua en el paño de la frente, el tipo de comida, el suero, el ambiente, el ruido y cada cosa que pudiera alterar el estado frágil en el que se encuentra su hermana.

⠀⠀⠀-¿Está despierta?

⠀⠀⠀-Está jugando a las cartas con Ryu y con Laito... Creo que ha perdido todas las bazas. Deberías ir a verla.

⠀⠀⠀-¿Y Arthur?

⠀⠀⠀-Le he dicho que se acueste. Pero creo que no se ha dormido... No le culpo pero... Si no dormís...

Akira solía recordar a los demás su condición humana, ella no necesitaba dormir pero como todo ser con vida necesitaba descansar. Akira no iba a morir como Marie si no dormía, pero sí podía volverse loca. Además Marie no podía negarle nada a Akira ahora. Parecía tan triste. Tan apagada. Marie se siente como si estuviera viendo arder un árbol milenario en silencio sin que nadie se diera cuenta.

Marie no necesita forzar dulzura cuando Akira respira tan despacio y tan silenciosamente.
Akira la mira como un mártir con la corona de espinas goteando en su rostro. Sus ojos están vidriosos pero no lloran.

⠀⠀⠀-Marie, ve a verla, no para de preguntar por tí.

⠀⠀⠀-Mi hermana se volverá a dormir en cualquier momento. No está sola.

⠀⠀⠀-¿Quieres que les diga a Ryu y a Laito que se vayan?

Marie agita las manos en el aire y niega con la cabeza. Probablemente Ryu y Laito estén tratando a su hermana mejor de lo que ella podría hacerlo, exhausta y muerta de hambre. Además no necesita llegar a la habitación de su hermana a ver cómo uno le rehúye la mirada y el otro trata de analizar cada uno de sus movimientos en busca de un hilo suelto.
Akira es probablemente la única persona con la que se siente a salvo.

Tiene la sensación de que no debería preguntar por Ruki. Lleva sin verle mucho tiempo, y la última vez que los escuchó hablar por teléfono Akira no volvió a la casa de campo de los White en muchas horas y volvió oliendo a humo y a lluvia.

⠀⠀⠀-Marie... Yo no quiero que nada le ocurra a tu hermana. Entiendo que no estéis de acuerdo con...

Marie no suele dar abrazos genuinos. Realmente no suele hacer casi nada de manera genuina. Está tan acostumbrada a leer a las personas y saber lo que cada una quiere de ella en cada momento que las respuestas humanas le salen prácticamente mecánicas. Pero esta vez separa levemente los brazos para pedirle permiso a Akira para abrazarla.

Ella la miró como si fuera ridícula por pedir permiso y apoyó su frente en el hombro de Marie. La trenza de Akira terminó de deshacerse en una maraña de suaves mechones blancos desordenados sobre el viejo cárdigan.

⠀⠀⠀-No te preocupes. No te preocupes. No sé lo que ha pasado pero... Pero yo sé que no quieres nada que perjudique a mi hermana. Y Arthur también lo sabe. No sois extraños en nuestra casa.

Marie se encuentra a sí misma pensando las palabras que va a decirle a Akira. Esta vez sus palabras no son mecánicas y fruto de un afán por ganarse la confianza de Akira. Solo quiere que ella esté bien. Las manos de Akira están frías sobre sus hombros. Ella le frota la nuca con el pulgar suavemente y Akira no dice nada.

Ni siquiera está llorando o respirando fuerte, o temblando, o si quiera dando indicios de que tiene vida.
Se ve rota. Entumecida y apagada. De nuevo apagada. Su muerte es silenciosa. No hay nada más doloroso que una muerte silenciosa. Una de las ramas del árbol milenario cae en llamas llevándose un pedazo del tronco consigo.

⠀⠀⠀-¿Por qué no duermes un poco?

⠀⠀⠀-No voy a poder dormir.

⠀⠀⠀-No hace falta que le hagas compañía al cascarrabias de Arthur, si no puede dormir, no es tu problema.

Akira sonríe contra su palma por la pequeña broma y Marie respira aliviada cuando ve que sus ojos verdes aún se acuerdan de cómo brillar.

⠀⠀⠀-Al menos túmbate. No pasa nada si no te duermes. Pero te vendrá bien descansar la vista.

Alcibíades se coloca en el cabecero de la cama de Marie como hacía cuando ella dormía, y cierra sus ojillos arrugados entre el montón de plumas blancas y cremosas que se arremolinan en el rostro acorazonado de la lechuza. Su vuelo silencioso no perturba la tranquilidad de la habitación o el crepitar de la chimenea vela. Marie enciende la calefacción y entorna las cortinas para colocar otra vela y quitar los clavos de la cera para que no despertasen a Akira.

No habían pasado cinco minutos de aquello cuando Akira se quedó completamente en silencio durante la hora y media siguiente. Las risas de Annie y Ryu y las quejas de Laito se oían enterradas en los muros, pero no lo suficiente como para despertarla.

Cuando Marie enciende otra vela porque se queda sin luz, las nubes más allá de la ventana avecinan tormenta.

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Continuación al capítulo
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The Crush Book.
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𝐒𝐢𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐥𝐢𝐧𝐞 ⚜ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora