𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 20: 𝑱𝒖𝒆𝒈𝒐𝒔

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En cada exhalación Frank sentía como su polla se hinchaba, centímetro a centímetro, desde la base hasta la punta. Quería reírse de él mismo por lo ridículamente rápido que se había puesto cachondo; solo bastó con que Gerard lo tomara de las muñecas para atarlo a la silla de su escritorio.

Habían pasado un par de días desde la grabación del gangbang y si bien, la mente de Frank no podía borrarse el recuerdo de su Gerard dominante, el ámbito sexual entre ellos estaba relajado. Dormían desnudos en la misma cama y era más que suficiente con abrazarse para sentirse completos.

Habían hablado mucho de lo que habían hecho y de lo iban a hacer en un futuro próximo. Tener sexo con otras personas y luego vender ese contenido era algo muy delicado, sin embargo, ambos habían estado de acuerdo con ello. Por supuesto antes de la grabación se habían encontrado en un café con Henry y Orlando, unos tipos muy geniales; se habían hecho un test de covid, pruebas de ITS, firmaron un pequeño acuerdo de confidencialidad y señalaron como primer requisito, el uso obligatorio de preservativos. Todo había sido previamente consensuado y no iban a negar lo agusto que se sintieron ambos, antes, durante y después.

Ese día, al salir de la grabación, Frank había conducido a casa y de camino le compró su comida favorita a Gerard para la cena. Antes de dormir habían tenido la última charla con respecto al tema. Hablaron casi por dos horas sobre lo que habían sentido, cada uno desde sus propias expectativas y sentimientos, y al final, los dos concordaron que aquello solo había sido un video de trabajo, que no iban a repetir más porque era de aquellas cosas que solo se hacían una vez en la vida.

Y con esa declaración habían dado por cerrado ese asunto. No obstante, estaban conscientes que habían ganado un par de amigos.

Quizás esos días de abstinencia habían sido los causantes de que los hormonas de Gerard se revolucionaran al ver a Frank con la polla medio dura en la mano. O tal vez había sido lo espontáneo del momento. Quien sabe, lo que menos le importaba era encontrar explicaciones.

Sin más preámbulos, después de atar a Frank, Gerard se desnudó frente a él y con un sensual baile se sentó en su regazo. Se restregó sobre la polla dura de Frank mientras movía las caderas de un lado a otro.

—¿Te gusta así, bebé?

—Si, pero necesito más —murmuró Frank inclinándose hacia delante para besarle la espalda. Gerard se alejó.

—No, no, no —musitó girando el rostro hacia atrás y movió su dedo índice en señal negativa—. Los niños traviesos son castigados…

—Mierda.

—Quizás sea clemente contigo si me dices que estabas haciendo —dijo improvisando. Le daba curiosidad pero no quería meterse en la privacidad de Frank, aún así, de sus labios habían salido esas palabras y ya no podía retractarse.

—Nada… —susurró mientras Gerard le tomaba la polla y se sentaba sobre ella.

El misionero invertido era de sus jodidas posiciones favoritas y estar atado solo lo mejoraba. No podía explicar la excitación mezclada con emoción que corría por su pecho.

—¿Seguro? —preguntó sacándose la polla.

—G-gee…

—Sabes que hacer, cariño —exclamó pasándose la punta hinchada y sensible de Iero sobre su entrada.

—De acuerdo. Y-yo me masturbé… —apenas las palabras salieron de sus labios, Gerard volvió a atrapar su polla.

—Continúa —ordenó con la respiración acelerada. Estaba comenzando a saltar muy lento, dándole oportunidad al rubio de ordenar sus ideas.

❍𝐧𝐥𝐲𝐟𝐚𝐧𝐬 ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora