𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 12: 𝑯𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓

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"El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada."

—♡—

La mano que había viajado apretando el muslo de Frank en el trayecto de venida, ahora iba enlazada con su igual llena de tatuajes. A ambos les parecía tan irreal todo aquello, solo podían verse cómplices y sonreírse como tontos enamorados.

Y es que en verdad lo estaban, profundamente.

—¿Quieres ir ya a casa? —preguntó Frank mientras esperaba que el semáforo cambiara y le diera la preferencia.

—La verdad, solo quiero ir a un lugar donde pueda besarte mucho —respondió Gerard con una sonrisa traviesa en los labios. Estaba sentado de medio lado en el asiento del copiloto, llevaba puesto su cinturón y su cabeza estaba recostada en el respaldar, viendo con atención a su compañero.

—Entonces escaparemos a un lugar bonito, ¿te parece?

—A dónde me lleves, está bien.

Frank negó y antes de poner el vehículo en marcha, alzó sus manos y besó el dorso de Gerard, sintiéndose en más confianza que nunca. Luego volvió la vista hacia el frente y tomó la pista hacia la izquierda para salir a la carretera, condujo a velocidad moderada en una sola dirección por alrededor de veinte minutos. Iban en un silencio cómodo, la música que sonaba en el auto era apenas audible y sus miradas se juntaban curiosas cada pocos minutos.

La entrevista había finalizado de manera exitosa momentos atrás y Brody no había hecho más que decirles lo lindos que se miraban juntos. Los invitó también a un lunch que había mandado a preparar von anterioridad y luego de eso los había dejado partir, con la promesa de volver pronto para una segunda entrevista.

Frank se sentía contento por eso, si bien nunca había estado en sus planes convertirse en actor de porno casero, no se arrepentía en lo absoluto porque estaba junto a Gerard. Y Gerard, solo pensaba en lo afortunado que era por tener a Frank a su lado, ahora si, en todas las formas posibles.

Frank aparcó en un mirador a unos cuantos metros de distancia de la carretera, apagó el auto y quitó las llaves. Afuera, los últimos rayos débiles de sol alumbraban las enormes colinas verdes que estaban frente a ellos. Frank los había llevado a un bonito mirador natural a las afueras de la ciudad, el cual en días de semana no era visitado más que por una que otra pareja.

—Me encanta este lugar, teníamos siglos de no venir —comentó Gerard.

—¡Lo sé! Vinimos un par de veces después de los oscuros días de la pandemia. Recuerdo tu carita soñadora al sentir el aire libre golpear tu rostro...

—Tú sabes lo horribles que fueron esos días, especialmente para mi.

—Sí nene, lo sé. Pero ahora estás mejor y la razón por la que estamos acá es totalmente distinta.

—¿A si? —preguntó juguetón y se mordió el labio de abajo.

—Sí. No te imaginas lo desesperado que estoy por besarte de nuevo.

—Frankie...

—Pero antes —le interrumpió Frank, a su vez acercó su mano a acariciar las mejillas de Gerard que se habían enrojecido—. Quiero que veamos el paisaje. El otro día escuché que la temporada de las luciérnagas ya está aquí.

—¡Nooo! ¿En serio?

Frank asintió y se enterneció ante la emoción de Gerard. El rubio fue el primero en bajar del auto pero le pidió a Gerard que esperara unos momentos a que le abriera la puerta. Antes, Frank rodeó el auto y se dirigió a la cajuela, la abrió y sacó una manta verde oscuro que estaba ahí guardada y limpia. Frank era de esas personas que le gustaba llevar un poco de todo en caso de emergencia. Gerard solía decir que era una mamá obsesiva pero siempre se terminaba sirviendo de todo lo que Frank cargaba.

❍𝐧𝐥𝐲𝐟𝐚𝐧𝐬 ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora