𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 27: 𝑻𝒆𝒂𝒎 𝑽𝒆𝒓𝒔𝒂́𝒕𝒊𝒍𝒆𝒔

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El sol estaba en su punto más alto para cuando el letrero de Bienvenidos a Maine se alzó ante ellos. Frank iba manejando mientras Gerard veía por la ventana aquellos paisajes tan llamativos, era la primera vez que estaba ahí.

Una vuelta en una curva hacia la derecha y un par de kilómetros más los llevaron directamente hasta la casa de Frank. Era un lugar por demás hermoso, como una pequeña finca rodeada de robustos y preciosos árboles cuyos follajes se enlazaban unos a otros, y la casa de dos pisos estaba al centro, un poco más distinta de lo que Frank recordaba. Tenía enredaderas florales sobre las paredes y el color madera brillaba, denotando cuidado.

—Es una casa muy hermosa, Frankie —dijo Gerard viendo todo maravillado.

—Deb la ha cuidado mucho. No era así cuando me fui de aquí —mencionó Iero y suspiró, una bonita sonrisa estaba en sus labios—. ¿Estás listo para que hagamos esto?

—Por supuesto.

Frank tocó varias veces la bocina del auto a propósito, fuerte y escandaloso. Luego bajaron y se tomaron de las manos, caminaron muy lentamente hasta estar enfrente al porche de la casa y cuando la puerta al fin fue abierta, Frank apretó la mano de Gerard.

—No puede ser —dijo una mujer, les miraba boquiabierta y unos segundos después del estupor corrió hasta lanzarse sobre Frank—. Frankie, Dios, te extrañé tanto. ¡No puedo creer que estés aquí!

—Hola, Deb. Yo también te extrañé —respondió mientras la abrazaba con su brazo libre. No había querido soltar la mano de Gerard.

—Y tú, estás mucho más lindo que la última vez que te vi —dijo haciendo mención a la vez anterior que había estado de visita en el departamento. Se giró para abrazar a Gerard—. Que bueno verte, Gee.

—Lo mismo digo, Deb. El cabello rojo te queda perfecto.

—¡Ay, Gee! ¡Gracias! —agradeció—. Entremos a casa, tenemos mucho de qué hablar —dijo y alzó repetidamente las cejas señalando las manos unidas.

—Tendremos mucho tiempo, nos quedaremos contigo unos cuantos días —comentó Frank después de sonreír cómplice con Gerard.

Entraron a la casa con un alegre parloteo pero fue innegable para Frank sentir un suave apretón en el pecho. Los cuadros con las fotos, los muebles, incluso cada pared tenía un recuerdo de su vida ahí, pero como le había dicho a Gee, ahora era un recuerdo.

Debbie preparó café mientras el almuerzo terminaba de estar. Se sentaron en una pequeña terraza que estaba contiguo a la cocina y comenzaron a platicar de todo tipo de cosas hasta que llegó el momento que Gerard estaba temiendo. Frank estaba muy tranquilo y decidido a contarle a su hermana pero sabía que muy en el fondo a Gee seguía preocupándose por ese asunto.

—¿Y cómo les ha ido en el trabajo? La última vez que nos vimos las cosas no estaban yendo tan bien —dijo Deb.

—De hecho, nuestra situación empeoró un poco más.

—¿Qué?

—Pero ahora estamos mejor —intervino Gerard.

—¿Cómo?

—Estamos trabajando con nuestro Onlyfans —dijo Frank sin tapujos y Ge contuvo la respiración todo el tiempo que duró el silencio. Debbie los miraba a ambos y al final sonrió.

—¿Me estás jodiendo, Frankie?

—Nope, tenemos unos cuantos meses y nos está yendo super bien. De alguna manera hicimos este viaje para ver a nuestras familias y contarles lo que hacemos con nuestras vidas.

—Wow, nunca lo hubiese imaginado. Entonces, quiere decir que ustedes dos, ¿están juntos? —preguntó y su mirada llena de picardía volvió.

Frank le dirigió una mirada a Gerard y fue él quien asintió y terminó contando un poco de la historia puesto que para su sorpresa, Debbie se mostró muy interesada en saber sobre ellos, sus sentimientos y su experiencia. Frank lo escuchaba hablar y su corazón no podía con todo el amor que sentía por ese ser humano tan maravilloso.

❍𝐧𝐥𝐲𝐟𝐚𝐧𝐬 ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora